Entrevista a Joan Cavallé

Entrevista a Joan Cavallé

julio 16, 2020 Desactivado Por inQualitas
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Joan Cavallé
CEO de Caixa d’Enginyers – Grupo Caja Ingenieros
La resiliencia es una característica específica y diferencial de las Cooperativas de Crédito, un modelo de negocio que supone alrededor del 20% del mercado bancario europeo
Joan Cavallé Miranda es Director General de Caja de Ingenieros desde 2006 y miembro del Comité Ejecutivo de EACB – Asociación Europea de Bancos Cooperativos. El pasado 2019, fue reconocido por parte del Col•legi d’Economistes de Catalunya como mejor economista de empresa 2019, por su trayectoria al frente de la Entidad.

¿Puede resumirnos en pocas líneas los hitos históricos más significativos de Caixa d’Enginyers y también del Grupo Caja Ingenieros?

La Entidad se fundó 1967 y, desde siempre, se ha apoyado en sus valores fundacionales para consolidar la base de su crecimiento y el modelo de banca cooperativa.

En 2011, la Entidad constituyó la Fundación Caja de Ingenieros con el fin de vehicular sus actividades de responsabilidad social corporativa.

En 2017, Caja de Ingenieros celebró su 50 aniversario, consolidándose en el ámbito de las cooperativas de crédito en el mercado europeo y manteniéndonos fieles a nuestro modelo de banca responsable, siempre al lado de los socios.

Pero sin duda, a título personal, considero como uno de los hitos más relevantes el hecho de haber superado la crisis financiera de 2008, consiguiendo mantener el crecimiento sostenido a lo largo de aquellos complicados años para el sector. Y lo hicimos gracias a nuestro compromiso con los socios e impulsados por una forma de actuar responsable.

Y por último, en 2019 lanzamos el fondo de inversión CdE ODS Impact, ISR, FI, el primer fondo de una gestora nacional donde los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y su medición determinan la política de inversión del fondo, todo un hito en nuestro camino por consolidarnos como referentes en finanzas para la sostenibilidad.

Actualmente, y con el objetivo de estar al lado de nuestros socios cuando más nos necesitan, hemos implantado numerosas medidas para hacer frente a la COVID-19 y sus consecuencias. Entre las que están la ampliación de plazos sin intereses de las tarjetas de crédito o la moratoria hipotecaria. Asimismo, la Fundación Caja de Ingenieros ha realizado una campaña de captación de fondos para Cruz Roja a través de la cual se ha proporcionado material de protección a los voluntarios que estaban al lado de los colectivos más vulnerables durante la pandemia.

Apreciamos dos características distintivas: la primera, la semilla inicial del colectivo de ingenieros, y también de los profesionales altamente cualificados; y la segunda el carácter de cooperativa de crédito. Si le parece empezamos por esta última. ¿En competencia con los grandes bancos españoles esta cualidad es un hándicap o una ventaja?

Nosotros consideramos que la diversidad de modelos de negocio en el sector financiero es positiva para la sociedad y para la economía. La diversidad aporta un valor innegable a la estabilidad financiera porque modelos de negocio diferenciados mitigan los riesgos, ya que los objetivos de gestión de las entidades con modelos de negocio diferentes también asumen riesgos diferenciados. En este sentido las cooperativas de crédito aportamos nuestros valores intrínsecos de responsabilidad, proximidad y de compromiso social, fieles a nuestro origen de base social.

En las cooperativas de crédito, cuya regulación financiera es idéntica a la de los otros modelos de negocio bancarios, la consecución de beneficios no es el fin último de la actividad sino que es un medio para reforzar la solidez de las entidades, al objeto de perseverar en la mejora constante de la atención las necesidades de los socios de las entidades que, como decía, es el núcleo y la razón de ser de las cooperativas.

Además, las entidades cooperativas de crédito tenemos un gran arraigo en los territorios e impactamos directamente en el desarrollo social de las regiones donde trabajamos. Nuestro vínculo con el socio se basa en la proximidad física y emocional, en relaciones sólidas y estables que se construyen de manera duradera, basadas en la confianza mutua y en el conocimiento de sus necesidades.

¿Además de al colectivo de ingenieros cuáles son sus principales usuarios y a qué tipo de clientes sirven o se dirigen preferentemente?

Inicialmente la entidad se creó con la finalidad de dar un servicio financiero a este colectivo, pero poco a poco extendimos nuestro alcance a otros colectivos profesionales y también a empresas. Ahora, con una dimensión más nacional, llegamos a todas las capas sociales: banca retail, banca personal, particulares, empresas e instituciones. Creo que los socios de las cooperativas buscan en nuestro modelo una relación que va más allá del servicio meramente mercantil y se basa en un alineamiento de valores compartidos.

Caja de Ingenieros forma parte de la Asociación Europea de Bancos Cooperativos, ¿qué supone esto para la Entidad? ¿Qué implantación tiene la banca cooperativa en Europa?

 Pertenecer a la EACB  —que cuenta, además de todas las Entidades Europeas con representación de la Banca cooperativa japonesa, de Canadá, Corea del Sur y Suiza—
es muy significativo. En escala europea, con 2.800 entidades y 209 millones de socios, compartimos los valores de democracia, solidaridad, responsabilidad y compromiso por mejorar en la medida de lo posible nuestro entorno y la sociedad. Nos permite tener una visión más global y unir fuerzas para desempeñar mejor nuestra función financiera, impulsar la cohesión social y responsabilidad, contribuir a la estabilidad financiera y al desarrollo de las economías locales y la sociedad.

En cuanto a su implantación, la banca cooperativa es un actor clave en la economía europea puesto que supone alrededor del 20% del mercado bancario europeo, siendo destacable su relevancia en países como Francia, Holanda, Alemania o Austria por destacar países en los que las entidades cooperativas ocupan espacios de liderazgo en sus cuotas de mercado nacionales. En España el sector sigue creciendo y se sitúa alrededor del 8%.

Después del práctico desmantelamiento del sistema de cajas territoriales en el Estado español, ¿cree que las cajas sectoriales están en el nivel de la media europea? ¿Cómo compiten en la calidad de los servicios que prestan a los profesionales, los particulares y las empresas?

Como saben, el sistema español de Cajas de Ahorro no pudo sobrevivir a la pasada crisis económica, y las pocas Cajas que lo hicieron han sido obligadas por la Unión Europea a convertirse en Bancos.

Las cooperativas de crédito, y, particularmente Caja de Ingenieros, no han sucumbido a la crisis por nuestra política de riesgos. La podría definir como una política muy prudente y que tiene como objetivo apoyar a los socios en sus proyectos profesionales, y para ello nuestro criterio y asesoramiento en las operaciones de crédito se basa en un análisis de viabilidad y razonabilidad de los proyectos, colaborando directamente con el socio en el mismo. Una característica específica y diferencial del modelo de negocio de las Cooperativas de Crédito es la resiliencia y ello se puso de manifiesto durante la crisis financiera, puesto que ninguna cooperativa de crédito tuvo que ser rescatada con recursos públicos.

Otro elemento muy destacable es una orientación de gestión focalizado en el medio y largo plazo y en la cobertura de las necesidades de los socios, por lo cual la visión estratégica de gestión va más allá de los avatares del corto plazo.

Finalmente indicar que en los servicios financieros no todo es cuestión de dimensión, sino que la especialización en determinados segmentos de negocio otorga unos espacios de competitividad.

En lo que se refiere a nuestro tejido empresarial, desde el punto de vista técnico y de mejora de la competitividad, ¿cuáles son los fallos o puntos débiles que ustedes detectan más a menudo en nuestras empresas, especialmente entre las microempresas y las pymes?

Tengo que decir que las empresas y las pymes de nuestro país han mejorado su estructura financiera de forma muy intensa en los últimos años habiendo reducido sus niveles de deuda de forma sustancial. Nuestro país destaca por la presencia mayoritaria de pymes en la mayoría de sectores y porque gozan de un nivel de internacionalización que es destacable. Creo que más allá de la dimensión, que puede ser un hándicap en determinados contextos, las pymes deberían mitigar el riesgo de pérdida de competitividad a través de potenciar la cooperación como medio para avanzar hacia una economía basada en el concepto de plataforma.

Con la crisis económica de 2008, el sector financiero pasó al primer plano y aparecieron nuevas preocupaciones entre los usuarios. En el terreno ético, ¿cuáles son a su juicio los defectos que habría que corregir? ¿La percepción que la sociedad tiene del sistema crediticio y de su funcionamiento es la correcta?

La crisis de 2008, fue denominada crisis financiera por su origen en el sistema financiero y en los países más desarrollados. Es evidente que las hipotecas subprime alimentaron esquemas de estructuración financiera que contenían notables deficiencias y sobretodo pusieron de manifiesto un problema de orden moral que recayó sobre el sector financiero.

El resultado de ello fue la actuación decidida de las autoridades a nivel global para mejorar la estructura del sector actuando en los ámbitos de la solvencia, la gobernanza, el control de riesgos y la transparencia. Es evidente que la crisis financiera supuso un trigger de reforma del sector bancario radical y que le permite en la actualidad afrontar la recuperación económica derivada de covid19 de la mano de las Autoridades Públicas.

De hecho, ante la actual situación generada por la COVID-19, el sistema bancario juega un papel clave, ya que las diferentes iniciativas del Estado o del BCE solo pueden tener éxito si la banca ofrece soluciones. Y en buena medida la banca ha entendido que debe ir más allá, escuchando a la sociedad, a las empresas y a los particulares, poniendo a su alcance medidas que les ayuden a afrontar la agudeza de la crisis y encaminar la recuperación.

Ahora hay una mayor percepción en el sector de la importancia de ser transparentes. En nuestro caso, siempre hemos tenido claro que el socio tiene que saber lo que compra, sus beneficios y sus riesgos. Además, las reglas del pasado no sirven. Cada acción, cada precio, cada comisión, tiene que poder ser explicada y entendida por los socios.

Por otro lado, el consumidor tiene necesidades diferentes, y no se puede ofrecer cualquier producto a los socios. Hay que segmentar muy bien para entender quién puede acceder a cada producto y ofrecérselo a la persona adecuada.

También es clave la responsabilidad. Las entidades financieras tienen que ser un modelo de responsabilidad social tanto a nivel de sostenibilidad (consumo de agua, papel, etc.) como a nivel de la priorización de sus inversiones (dirigidas a sectores que impulsen el desarrollo social y la sostenibilidad). Debemos tener un grado de preocupación social alto ante el incremento de las desigualdades.

Estoy convencido de que la actual crisis generada por la COVID-19 supondrá un replanteamiento de la escala de valores que permitirá avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa.

¿Cuál prevé que será la evolución de los tipos de intereses en el corto y medio plazo? ¿Y cuál será la evolución de la banca española y de la economía española y europea ante la actual crisis generada por la COVID-19?

Como saben, llevamos varios años con tipos de interés en cero o negativos, circunstancia que es negativa porque nos da una perspectiva de desconfianza hacia el futuro. La crisis del Covid19 nos ha hecho transitar de una economía en estancamiento secular a una recesión extraordinaria y por ello, y con la necesidad de financiar la ingente inyección de dinero en las economías, no prevemos en el corto y medio plazo cambios significativos.

La banca española se encuentra en una mejor posición que con la crisis financiera de 2008; sin embargo, si bien la posición es más confortable que entonces, el sector se enfrenta a tres retos importantes: apoyar a la economía real a través del crédito como consecuencia de la Covid19, avanzar hacia un modelo de servicio más digital y amortizar el legacy del modelo de intermediación anterior, y generar una cuenta de resultados que permita cuando menos financiar el esfuerzo de transformación del modelo agencial. Es evidente que estos retos son las oportunidades y será relevante contar con el apoyo de reguladores y supervisores para abordarlos con éxito.

En cuanto a la economía española y europea, es imposible establecer previsiones porque los factores que condicionan esta crisis económica son sanitarios. Tenemos una certeza y es que la crisis sanitaria acabará con la vacuna, pero no sabemos ni cuándo estará disponible ni si habrá recaídas. Yo pienso que después de la inyección extraordinaria de recursos públicos es posible que tengamos una cierta recuperación relativamente fuerte, pero también vemos que la destrucción empresarial y de puestos de trabajo será también muy lesiva y por ello pienso que el perfil de salida de la crisis podría parecerse más a una doble o triple V.

¿En el entorno VICA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) en el que nos movemos, las “Fintech” serán las sucesoras de los bancos y cajas? Y la pregunta que inquieta a medio mundo: ¿las FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google) acabaran llevando el negocio financiero al pozo sin fondo de los oligopolios descontrolados?

Las Fintech no creo que lleguen a ser una alternativa a los bancos tradicionales de forma generalizada, y en cambio considero que hacen una aportación de valor al sector porque introducen una mirada diferente de hacer finanzas. Por ello, tanto para este tipo de empresas como para las entidades financieras, las alianzas son opciones de gran valor. Muchas somos las entidades bancarias que hemos cerrado acuerdos con fintechs, en nuestro caso, con Bizum y Apple Pay. Sin duda, son una oportunidad para llegar a un público más amplio y también más joven, y sobre todo para ofrecer mayores y mejores servicios adaptados a los cambios sociales. Como decía al principio, se trata de buscar el equilibrio entre la estabilidad que pueden ofrecer las entidades financieras, y la capacidad de adaptación a los cambios de las fintechs.

Otro tema son las grandes tecnológicas y su poder global. Creo que su acceso al sector financiero sería bienvenido, como cualquier otro tipo de empresa, porque la competencia nos hace a todos mejores. En cualquier caso creo relevante que su acceso a los servicios financieros debería basarse en el cumplimiento de los mismos requerimientos regulatorios que nos aplican a las Entidades financieras. Mismos riesgos = mismas normas y quiero destacar que a fecha de hoy estas compañías no han dado el paso.

Parece evidente que nuestro futuro económico ha de basarse en sectores de alta intensidad tecnológica o de conocimiento. ¿En Cataluña y en España se está generando un tejido empresarial con futuro, desde la iniciativa privada y con el apoyo suficiente de las administraciones públicas? ¿Podría señalar algunos aspectos a mejorar en este ámbito de la economía en el que los ingenieros y técnicos tienen un claro protagonismo?

Nosotros creemos que el futuro económico no tiene que basarse en lo que hagan los otros, sino en reconocer los puntos fuertes que se tienen y potenciarlos e identificar los puntos débiles para corregirlos. Un punto débil de nuestro país es la educación y la formación. La mayor externalidad positiva que cualquier país debería potenciar es el conocimiento en una población culta. Esto asegura el futuro de las nuevas generaciones y creo que debería tomarse consciencia de la relevancia de la educación como estrategia de futuro. Tenemos retos sectoriales, tecnológicos, de competitividad, económicos o de sostenibilidad, por ejemplo, y en la medida que mejoremos el talento de la población seremos más capaces de superarlos.

Me consta que se está haciendo un gran esfuerzo por parte de las administraciones para potenciar el desarrollo tecnológico y la investigación, pero, no cabe duda, que tenemos que hacer más. Nuestra economía precisa de más ingenieros hombres pero todavía más ingenieros mujeres. Es lamentable que año tras año el número de estudiantes que acceden a estas carreras no se incrementa sino todo lo contrario. Los/as ingenieros/as, son un perfil profesional que aportan una contribución sustancial al desarrollo del país y de nuestra economía y es lamentable que muchos de ellos/as muy bien formados tengan que ir a trabajar fuera de nuestro país cuando además nuestro país ha financiado su formación. Una paradoja que debería revertirse.

 

                                                                           Redacción Barcelona