Entrevista a Josep Maria Boixareu Vilaplana

Entrevista a Josep Maria Boixareu Vilaplana

julio 6, 2021 Desactivado Por inQualitas
Josep Maria Boixareu Vilaplana
Presidente de MARCOMBO Ediciones Técnicas
Los editores hemos sido los pioneros de la internacionalización empresarial en toda América, incluidos los EE. UU.

Josep Maria Boixareu Vilaplana es doctor ingeniero industrial por la ETSEIB (perteneciente ahora a la Universitat Politècnica de Catalunya); diplomado en Ingeniería Nuclear, Cátedra Fernando Tallada de la misma Escola Tècnica Superior d’Enginyeria Industrial de Barcelona; y PADE (Programa de Alta Dirección de Empresas) por el IESE.
Presidente de la editorial MARCOMBO, S.L., dedicada a la edición de libros técnicos y científicos, desde hace más 75 años; empresa propietaria de la Librería Hispano Americana de Barcelona y de Bits&Books, espacio de creación y formación del ámbito
maker. Impulsor de les revistas: Mundo Electrónico, Actualidad Electrónica, Productrónica y CQ-Radio Amateur. Le han sido concedidos numerosos reconocimientos en el ámbito académico y editorial. Ha sido vicepresidente de la Asociación Española de Prensa Técnica y Profesional; vicepresidente del I Consell Social de la Universitat Politècnica de Catalunya y presidente de su Comissió de Coordinació y Planificació durante 12 años; consejero de la Asociación Nacional de Industrias Electrónicas-ANIEL; miembro del Patronat de l´Institut Català de Tecnologia-ICT y vicepresidente del Gremio de Editores de Catalunya. Es autor de numerosas ponencias, artículos y conferencias sobre temas muy diversos, especialmente: edición y sector editorial, prensa técnica, innovación tecnológica, educación, economía y divulgación científica y cultural. Así como también de trabajos literarios en prosa y verso en los que vuelca sus idees, recuerdos y vivencias como padre, ciudadano y editor.

 

Nos conocemos desde el año 1974, en que entré a colaborar en Boixareu Editores como director de la revista Mundo Electrónico. A lo largo de los 14 años que permanecí en la empresa, me permitiste introducirme también en el mundo de la edición de libros en Marcombo. Ciertamente  han sido 14 años muy fructíferos para mí. Pero tú, desde pequeño, has estado vinculado al mundo editorial, acompañando los veranos a tu padre Josep Mª Boixareu Ginesta, pero en cambio estudiaste Ingeniería industrial, y al terminar la carrera te fuiste a trabajar a una empresa metalmecánica…Por lo visto, esa crisis de “independencia” duró poco ¿no?

Esos seis años de “independencia” no fueron una crisis sino una época de formación teórica en el IESE y práctica en una empresa siderometalúrgica. Jo sabía que iba para editor y la idea me entusiasmaba, pero los conocimientos de Ingeniería industrial no los consideraba suficientes para dirigir una empresa. Se me presentó la oportunidad de trabajar en el IESE como asistente de investigación y no la desaproveché, de lo cual no me arrepiento como no me arrepiento de haber trabajado de gerente en una empresa propiedad de bancos con el reto de ponerla en rentabilidad, como así ocurrió. De esta forma llegué a Marcombo mejor preparado y aún joven.

 

El año pasado, 2020, Marcombo cumplió 75 años. ¿Cuáles fueron sus orígenes, y qué significa el nombre Mar-com-bo?

Fueron tres amigos que se habían encontrado en Valladolid durante la Guerra civil y que, una vez regresados a Barcelona el año 1939, empezaron a proyectar negocios alrededor de la radio, precursora de la electrónica. Fue en 1945 cuando cuajó el proyecto definitivo de Marcombo que debe su nombre a las primeras letras de los apellidos de sus fundadores: Marín, Comas i Boixareu. Boixareu, mi padre, llevó desde el primer momento la dirección ejecutiva y diaria de la empresa.

 

Tengo entendido que durante esos 75 años la editorial —de la que actualmente eres el presidente—, ha editado 3.748 títulos de libros diferentes, entre propios y traducciones, particularmente los relacionados con las TIC. Hay muchos profesionales y directivos que aprendieron electrónica o informática con los libros Marcombo…

El primer libro publicado fue Memento Radio que trataba sobre las válvulas, unas maravillas que en aquellos momentos eran el componente esencial de aquellos aparatos que permitían la recepción de las ondas que transmitían la voz. Marcombo fue siguiendo la evolución de aquella tecnología, que más adelante se denominó electrónica. Ésta fue evolucionando con los semiconductores, circuitos integrados, telecomunicaciones, informática, telemática. La editorial fue penetrando en nuevas tecnologías afines como son la automática, robótica, todas las TIC, hasta lo más moderno en inteligencia artificial. Marcombo ha ido siguiendo editorialmente esta evolución, en algunos casos avanzándose a la misma, de manera que profesores, estudiantes, técnicos y directivos de las empresas de estos sectores podían y pueden estar al día con nuestros libros, tanto en España como en Latinoamérica. A lo largo de estos 75 años también nos hemos diversificado en otras líneas editoriales como la dirección de empresas o la divulgación científica.

 

 

Posteriormente, fuiste cofundador y presidente de Boixareu Editores, para la edición de revistas técnicas. Decenas, quizá cientos de miles de revistas ilustrando y formando por España e Iberoamérica, en donde Boixareu y Marcombo son conocidísimos. Los Boixareu siempre habéis tenido vocación iberoamericana…

La fundación de Boixareu Editores fue concebida como una empresa aparte de Marcombo, pero con lazos estrechos de todo tipo. El objeto social fue la edición y difusión de publicaciones periódicas. Tanto en España como en Iberoamérica, Marcombo y Boixareu eran nombres conocidos y de prestigio entre académicos, profesionales y radioaficionados. Este hecho ayudó a la introducción de las revistas y al cabo de poco tiempo éstas, con su presencia periódica en el mercado, reforzaron la difusión de los libros de Marcombo. La vocación iberoamericana la inició mi padre, Josep Maria Boixareu Ginesta. Él, como muchos editores españoles, creía que el futuro de nuestros libros pasaba por Iberoamérica y con esta idea emprendió la aventura americana, porque en aquella época de principios de los sesenta del siglo XX, viajar e intentar hacer negocios en América era una verdadera aventura en todos los sentidos. Mi padre, además de llevar libros, fue un enamorado de Iberoamérica. Los editores hemos sido los pioneros de la internacionalización empresarial en toda América, incluidos los EE.UU. Más tarde nos siguieron otros, sobre todo las grandes empresas de servicios.

 

Recuerdo que siendo yo director de Mundo Electrónico, nuestra revista llegó a distribuir alrededor de 50.000 ejemplares mensuales en 53 países, con hasta 350 páginas. Los investigadores de empresas y profesores de universidad hacían cola para publicar sus trabajos en ME… ¿Cómo recuerdas aquellos tiempos y los hitos que alcanzamos?

Cierto, aunque ahora parezca una quimera fue una realidad a la que tu contribuiste dando el empuje definitivo a la revista, elevaste el nivel a base de contactar con profesores universitarios y técnicos de las empresas de electrónica. Ni entonces ni ahora llegué a comprender como absorbía tantos ejemplares de Mundo Electrónico, el mercado iberoamericano especialmente. El problema de la distribución de revistas era —y supongo que sigue siendo— tanto allí como en España, las devoluciones. Tenías que aceptar los invendidos y esto te desilusionaba rebajando las expectativas. Con el nivel técnico adquirido por la revista como por sus altos índices de ventas, controlados por la OJD, la hacían muy atractiva para publicar por parte de profesores e investigadores, ya que con ello obtenían créditos para oposiciones y promociones laborales. Eran tiempos de satisfacciones para todos y empujaban el crecimiento del grupo editorial en todos los ámbitos.

 

Luego creasteis los premios Mundo Electrónico, los premios Tribuna del Inventor-Innovador, los premios Actualidad Electrónica y los premios CQ-Radioamateur. Sin duda, hay muchos profesionales agradecidos a Boixareu Editores. ¿Tienes o tenéis en la familia el sentimiento de que se os ha reconocido debidamente toda esta ingente labor?

Los premios Mundo Electrónico y todos los que le siguieron fueron un gran éxito que contribuyó al arraigo y al prestigio de las revistas y de toda la actividad editorial. Los celebrábamos en Barcelona y Madrid, Mundo Electrónico y Actualidad Electrónica respectivamente. El resultado se medía más en prestigio o indirectamente que en el balance coste/rendimiento directo. Creo que sí, que se nos reconoció el esfuerzo, aunque lo más importante para nosotros fue la satisfacción de haber prestado un buen servicio al mundo de la industria y al de la universidad.

 

¿Te atreverías a resumir los mayores éxitos editoriales de Marcombo, tanto libros como revistas y colecciones en fascículos semanales?

Es difícil de precisar, o bien sería demasiado prolífico, ya que estoy satisfecho de la inmensa mayoría de libros que se ha publicado y sigue publicando Marcombo y del éxito de todas las revistas, cada una en su especialidad. En cuanto a libros es verdad que no se acierta en todos y que unos títulos de éxito te permiten publicar otros de más nivel o de gran especialidad. Creo que en las revistas acertamos en todas durante largo tiempo, pero limitado; los hábitos del mercado cambiaron.

 

Pero tu actividad no sólo se ha circunscrito al mundo editorial. Sin olvidarte del negocio familiar has colaborado con el Institut Català de Tecnologia (ICT), con la Cámara de Comercio de Barcelona, y como consejero de la Asociación Nacional de Industrias Electrónicas (ANIEL), etc. ¿Qué experiencia humana y profesional tienes de esas colaboraciones?

Creo que estas son actividades que todo empresario y profesional debería llevar a cabo. Con ellas ofreces a estos colectivos tu experiencia y recibes la de los compañeros, alumnos o colegas. Yo me he sentido muy enriquecido y honrado de formar parte de estas instituciones, en las que tuve la suerte de tratar con personas del máximo relieve empresarial y social.

 

Por tu visión del mundo empresarial y el de las Nuevas Tecnologías, fuiste nombrado vicepresidente del Consejo Social de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC). ¿Cómo ves el futuro de las universidades españolas? ¿Realmente estamos formando a los especialistas que la empresa necesita? ¿A qué crees que se debe el elevadísimo paro juvenil?

Esta etapa de doce años fue para mí una de las más enriquecedoras, a parte de mi actividad como editor. La universidad es una institución nuclear e importantísima para el desarrollo humano, económico y social de cualquier país; es la continuación de la escuela para los que la eligen y representa una puerta, no la única, para entrar en la vida profesional y social. Con motivo de esta representación he conocido bastantes universidades españolas, sus rectores, profesores y miembros de los Consejos Sociales. De esto hace más de veinte años y las cosas pueden haber cambiado mucho, espero que para bien. Los Consejos Sociales se crearon precisamente para promover un mayor conocimiento y colaboración mutua entre la sociedad y la universidad; una de sus facetas es la tan reivindicada colaboración universidad-empresa. La universidad no solamente tiene que formar especialistas, sino, ante todo, personas capaces de liderar el camino hacia el bienestar económico y social de la sociedad desde la empresa o cualquier tipo de institución/organización pública o privada. Yo tuve la gran suerte de colaborar estrechamente con un gran empresario y humanista que fue Pere Duran Farell, que me honró con su confianza. Hacen falta hombres y mujeres como él. El lamentable y elevado paro juvenil tiene diversas causas que cada experto debería juzgar en su área. Yo me atrevo con una de ellas: la escasa formación dual, que permite al estudiante de cualquier nivel compaginar sus estudios con el trabajo en la empresa o donde sea. El ejemplo alemán es bien claro y así les va.

 

Eres miembro del Consell Assessor de l’Institut de Tecnoètica de Barcelona. ¿Qué problemas vislumbras entre la tecnología y la ética?

Fui miembro de ese Consejo. Para una persona de más de ochenta años como yo la visión actual sobre esta supuesta dualidad puede ser un poco sesgada, o sea que tan sólo daré mi opinión global. La tecnología y su avance acelerado serán éticos mientras estén al servicio de la persona y de la sociedad. Cuando contribuyen a su destrucción o degeneración dejan de serlo. Habría numerosos ejemplos para ambos casos que están a la vista de todos. Humanismo y tecnología, si queremos, no son incompatibles. Algo muy concreto: hay que destruir todas las armas y no fabricar nuevas; hay que avanzar en educación, sanidad y cultura.

 

¿Y tu experiencia como exportador de libros a Iberoamérica, como la valoras, como ves el futuro de nuestra colaboración?

Como editor creo que ya me he expresado, es un futuro que nunca se alcanza. Tenemos una lengua de comunicación en común que hemos de aprovechar desde ambos lados del Atlántico y no solamente en el campo editorial y cultural. La lengua compartida favorece los negocios de todo tipo. Cualquier empresario o profesional que se precie debe saber inglés. El español lo dominamos todos los españoles e hispanoamericanos.

 

¿Y sobre el libro electrónico? ¿Y la edición electrónica? Yo te he visto ojear y hasta oler, con gran placer, el papel de un libro recién impreso… ¿Eso se está acabando?

No, esto no se acaba, por lo menos en el futuro que los actuales humanos podamos otear. Yo, a finales de los años ochenta y noventa del siglo XX, había afirmado en algunos foros que en el año 2000 la mayoría de los libros serían en formato y soporte electrónico; me equivoqué porque no ha sido así. Hubo un primer fogonazo que ha ido situándose, lo cual no significa que la edición en distintos soportes del papel no vaya evolucionando, pero estoy seguro de que muchos más como yo seguiremos olfateando el papel. Convivirán todos los soportes; algunos, ahora inimaginables.

 

 

A los editores y libreros os van saliendo competidores. ¿Cómo ves el presente del sector? Además, como editor de libros y revistas has ayudado a la creación y al crecimiento de instituciones relacionadas como la patronal Asociación Española de Prensa Técnica y la profesional Asociación Iberoamericana de Periodistas Especializados y Técnicos (AIPET). ¿En qué punto se hallan?

Supongo que te refieres a internet y a las redes sociales que controlan grandes multinacionales ejerciendo competencia desleal no tan sólo a editores y libreros sino también a las arcas públicas de los estados donde operan y no pagan sus impuestos. Hasta ahora, editores y libreros hemos sabido afrontar estos retos y adaptarnos a los cambios tecnológicos como lo hemos hecho en otras áreas de la actividad empresarial. Desde que me jubilé me he desvinculado de las actividades corporativas sectoriales pero sigo la evolución tecnológica, no tanto desde el punto de vista técnico-científico pero sí desde el social que conlleva. No creo que el desafío que  tenemos delante sea más fuerte que cuando se inventó la imprenta, el teléfono o la televisión.

 

Siempre digo que Boixareu Editores fue una auténtica Universidad de Periodismo Técnico. De ahí salimos varios que, posteriormente hemos tenido cargos de relevancia. Recuerdo a Pedro García Cuartango, que llegó a ser subdirector del periódico El Mundo. Y de Julio González, que dirigió ANIEL, fue director general de Electrónica del Ministerio de Industria y presidió la multinacional norteamericana ATT en España…Eso tiene que darte satisfacciones.

Naturalmente que me satisface mucho, pero creo que el ambiente de “Universidad de Periodismo Técnico” lo creasteis vosotros mismos, los profesionales del periodismo, en Boixareu Editores. El editor lanzó las revistas, eligió a sus responsables, procuró por su supervivencia y alentó sobre la marcha unas líneas editoriales basadas en la profesionalidad, la ética y la libertad de expresión.

 

Durante más de 20 años fuiste vicepresidente del Gremi d´Editors de Catalunya. ¿Fueron los años dorados de las editoriales? También has sido 14 años miembro de la directiva de la Federación de Gremios de Editores de España, y presidente del Comité de Nuevas Tecnologías. ¿Qué recuerdos tienes de ese mandato?  Igualmente has sido cofundador, vicepresidente y tesorero del Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO). ¿Realmente funciona y es útil para los autores y editores?

El Gremi d’Editors de Catalunya fue durante muchos años, unos treinta, como mi tercera casa, después de mi hogar familiar y de Marcombo. No sé si fueron los años dorados de las editoriales, esto sería muy difícil de precisar porque problemas no faltaron, tanto a nivel de las empresas como del gremio que hubo de ir adaptándose al cambiante entorno socioeconómico y político. Recuerdo que los cambios fiscales y financieros derivados de la entrada de España en el entonces Mercado Común Europeo coincidieron con la crisis latinoamericana del llamado “efecto tequila”. Las empresas catalanas, especialmente exportadoras, fueron las más perjudicadas. Algo parecido ocurrió en la Federación que era la institución del sector responsable de los contactos con el gobierno y las instituciones internacionales. En lo referente a las nuevas tecnologías, mi misión era la de estar informado de su evolución y pasar esta información al Gremio y a la Federación. Sí, fui cofundador de CEDRO en representación del Gremi de Catalunya. La gestación no fue fácil. Debíamos estudiar los distintos sistemas de gestión de derechos de reproducción en distintos países y poner en marcha el que más se adecuara al mundo de los autores, editores y traductores españoles. Funcionó y funciona muy bien, a satisfacción de estos colectivos, aunque los cambios obligados por la legislación europea hayan mermado su capacidad de repartir derechos secundarios entre los titulares.

 

Hace unos pocos años, has cedido la dirección de Marcombo a tu hijo Jeroni. ¿Qué proyectos tenéis como editorial? ¿Hacia dónde pensáis evolucionar? Finalmente, en tu refugio casa-masía de Llerona dedicas tu tiempo a escribir libros y poemas. ¿Qué esperas de ellos? ¿Para quién escribes?

No son tan pocos años, me jubilé en 2005. Jeroni le ha dado un nuevo empujón a Marcombo; él es quien hace las propuestas de futuro y el Consejo de Administración las refrenda, porque él vive la realidad de la evolución tecnológica, editorial y empresarial. Esta evolución la marcan los tiempos. Jeroni es la tercera generación Boixareu dirigiendo Marcombo, tiene una buena formación como economista, ha demostrado su valía y sabrá afrontar el futuro. Por mi parte, en mi casa de Llerona me dedico a escribir sobre cualquier cosa, la escritura me mantiene vivo, el campo pone el mejor marco con el aire y la naturaleza. En principio, escribo para mí mismo, pero como llevo sangre de editor me gusta publicar artículos y libros, preferentemente sobre papel, pero también en otros soportes.

 

José Mompín Poblet

Más información:

www.marcombo.com