Presencia de la mujer en la dirección de las pymes

Presencia de la mujer en la dirección de las pymes

octubre 29, 2015 Desactivado Por inQualitas
Sandra Menéndez
Sandra Mª Menéndez Suárez es licenciada en Educación y máster en Dirección y Gestión de Recursos Humanos. Tiene una experiencia de más de 25 años en formación, gestión y dirección de equipos de trabajo, tanto a nivel nacional como internacional. Desde hace nueve años es Socia-Directora de MRC International Training donde desarrolla su actividad como Coach Ejecutivo, entrenadora de liderazgo para equipos directivos y consultora de dirección y gestión de recursos humanos, para diferentes empresas españolas y extranjeras. Es especialista en Inteligencia Emocional y está certificada para uso, aplicación e interpretación de EQi2.0, uno de los más potentes test de inteligencia emocional existentes en la actualidad, del que MRC es representante oficial para España.

Las mujeres directivas

La dirección de las empresas y de los equipos de trabajo viene desde hace tiempo planteando un «estilo» diferente de trabajo. Se ha pasado del «ordeno y mando» o «porque soy el jefe» a establecer una relación de empatía, de acercamiento y querer entender a los trabajadores para ayudarles a dar lo mejor de sí mismos. Algunos apuntan a que este estilo es el aporte de la presencia de las mujeres en los equipos de dirección. ¿Es así? ¿Existe un estilo femenino de dirección? ¿Son mejores jefas las mujeres o los hombres? Tratemos de averiguarlo juntos.

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¿Quién dirige mejor?

Durante mi trayectoria profesional he tenido la oportunidad de convivir con muchos directores y con algunas pocas directoras, tanto dependiendo de ellos como compartiendo diferentes aspectos de gestión. Lo cierto es que la pregunta ¿quién dirige mejor? me la he planteado yo misma muchas veces, y también he notado esta inquietud en numerosas ocasiones, tanto por parte de los propios directivos como del personal colaborador más directo.

Aunque históricamente el mundo de la dirección empresarial en nuestro país es territorio masculino, como entrenadora de equipos directivos en diferentes empresas he podido constatar que las mujeres también han demostrado gran capacidad de dirección, toma de decisiones y gestión exitosa de equipos de trabajo para la consecución de objetivos empresariales. Es muy cierto que aún seguimos siendo minoría, pero diversos estudios realizados por consultoras independientes (1), corroboran un cambio de tendencia según el cual, aunque lentamente, la mujer directiva se sigue abriendo camino para formar parte de estos equipos. Además del impulso que está dando la Unión Europea para fomentar la diversidad de género en los comités de dirección de las empresas.

Podríamos pensar entonces que por la experiencia acumulada en el mundo directivo, ¿deberían seguir siendo los hombres quienes dirijan o por capacidad, deberíamos ceder el paso a las mujeres?

Retomamos la pregunta ¿dirigimos entonces mejor las mujeres que los hombres?

Y Usted ¿Qué opina?

Cada vez que me plantean esta cuestión pienso: ¿de verdad tengo que elegir? Cada sexo tiene sus propias características y en todas las relaciones aportamos cosas diferentes, entonces en un tema tan trascendental como es la dirección ¿por qué hemos de limitar a un sexo u a otro la posibilidad de dirigir?, ¿por qué no utilizar la gama de características más positivas de unos y otros para gestionar equipos y obtener los mejores resultados utilizando lo mejor que tenemos cada uno?

Una de los ejercicios que solemos usar en los entrenamientos de MRC International Training para directivos es invitarles a que pregunten a cada uno de los colaboradores de sus equipos de trabajo ¿qué esperan de ellos como jefes? Os podéis imaginar los comentarios… ¡y las caras!. Os enumero algunas de las respuestas más habituales:

  • Es una pregunta muy incómoda
  • Mis colaboradores no van a ser sinceros
  • Tenemos mucho trabajo como para pensar en esto ahora
  • Vamos a tener la fiesta en paz, aquí se viene a trabajar

Afortunadamente, algunos son valientes y sí se atreven a preguntar… porque están dispuestos a escuchar y a mejorar.

En la siguiente sesión cuando regresan con sus respuestas, cada participante cuenta las experiencias vividas, los cambios que van experimentando en cada una de las relaciones que mantienen con el equipo e inclusive el incremento de resultados obtenidos. Con esta información podemos empezar a sacar conclusiones.

Siempre esperamos algo de cada cosa que hacemos. Es decir, tenemos unas expectativas, vamos al cine y esperamos que la película sea buena, vamos al restaurante y esperamos que nos atiendan bien, vamos a casa cansados después de un largo día de trabajo y esperamos que nuestra pareja haya preparado la cena… Eso sí, no lo decimos ni llegamos con un cartel que diga «atiéndame bien», damos por hecho o presuponemos que esto debe ser así y como dice el dicho “a buen entendedor, pocas palabras”. Ahora bien, ¿qué sucede cuando esas expectativas no son satisfechas? Nos molestamos, nos decepcionamos, discutimos o en algún momento adoptamos una actitud de indiferencia y «pasamos».

La mayoría de las relaciones personales y profesionales están basadas en que esas expectativas se satisfagan o no y si se cumple la segunda opción, desencadenan entonces una serie de malestares y problemas en la comunicación que influyen en el día a día y que minan esas relaciones en el medio y largo plazo. Si no me cree, pregúntese ¿cuantas personas ha visto usted que van a trabajar enfadados o disgustados cuando empiezan a trabajar en una empresa o nada mas al empezar su día laboral? Como una vez me decía un alto cargo del sector bancario: “el problema no es motivar, lo importante es no desmotivar”. Si nuestras expectativas están satisfechas, no tengo que perder el tiempo en enfados, ni análisis innecesarios que me llevan a desgastar mi energía y a no usarla en aquello que realmente me hace sentir bien, sino que también me hace ser más productivo.

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Las características que se esperan del directivo son siempre de tipo personal

Toda esta explicación nos lleva al punto de partida: Si no te atreves a preguntar a tu equipo, empieza por preguntarte a ti mismo/a: ¿Qué esperas tú de tu jefe? Trata de ser sincero y evalúa qué tipo de respuestas has obtenido. ¿acaso son en su mayoría respuestas de tipo personal?, es decir:

  • Esperas que te escuchen
  • Te ayuden
  • Te comuniquen objetivos claros
  • Te valoren
  • Te reconozcan tus méritos, etc.

¿Sorprendido? Llevo haciendo esta pregunta muchos años a directivos de diferentes empresas, sectores y países y sorprendentemente la respuesta sigue siendo la misma, las características que se esperan del jefe son siempre de tipo personal, bueno solo una no es de tipo personal y es que: “me suban el sueldo”. Pero creerme que el resto de las respuestas son siempre de tipo personal y esto significa que cada uno de nosotros utilice su inteligencia emocional.

Entonces ¿es importante el hecho de que sea un hombre o una mujer quién dirige?, Mi respuesta es que no, lo que realmente importa es que sea persona, que sea capaz de cubrir esas expectativas que se han generado y eso no está diferenciado con el sexo. Hay mujeres y hombres que utilizan su inteligencia emocional: se relacionan estupendamente, alcanzan resultados excepcionales individualmente y grupalmente, preguntan y escuchan y se preocupan por las personas de sus equipos, así que dejemos de escudarnos en que si somos de un sexo u otro y preocupémonos más por ser personas que utilizan sus habilidades emocionales, para entender y relacionarnos mejor con el resto.

Cuando la persona, indiferentemente de la relación que tenga con otros se sienta tratada y valorada como persona, es entonces cuando realmente se puede obtener lo mejor de él/ella, y el directivo(a) puede gestionar y dirigir desde una relación sana y constructiva que le ayuda a desarrollarse y a desarrollar al otro.

Cuando trabajo con los otros utilizando mis habilidades emocionales, preocupándome por ser persona y entender al otro como persona, consigo ser un CRACK del liderazgo, porque consigo incrementar:

  • Creatividad
  • Rendimiento
  • Actitud
  • Compromiso
  • K€= Rentabilidad

En resumen, diría que todo directivo, sea hombre o mujer debe ser un desarrollador de personas que facilite el camino para que cada uno de los integrantes de su equipo sea capaz de sacar lo mejor de sí mismo.

Esté a disposición de su equipo y demuestre:

  • Actitud Proactiva
  • Capacidad de escucha activa
  • Capacidad de empatizar con sus colaboradores directos, entendiendo lo que realmente sus equipos de trabajo requieren
  • Delegación efectiva de los trabajos a realizar, permitiendo que sus equipos se impliquen y liberen el mayor talento posible
  • Capacidad de crear un entorno de excelencia, para potenciar la mejora continua y la creatividad para la realización de los trabajos
  • Capacidad de Motivación, consiguiendo el mayor compromiso posible de todos y cada uno de los componentes de sus equipos
  • Gestión de los objetivos mediante reuniones de seguimiento y control efectivas, dando feedback motivador o de mejora, manteniendo la cohesión de los equipos de trabajo para alcanzar las metas previstas

¿Estáis conmigo entonces en que tanto hombres como mujeres tenemos y podemos potenciar estas cualidades, para ser realmente exitosos en nuestro reto de ser grandes directivos/as?


Estudios consultados:
Grant Thornton
PWC


Más información:
www.mrctraining.com