La “epidemia” de alergias que padecemos no es debida a una sola causa sino a varios factores
¿Desde un punto de vista general estadístico, a nivel mundial y en su ámbito territorial de trabajo, con qué cifras trabajan? ¿Cuál es el porcentaje de población alérgica y qué tipo de alergias destacan?
Disponemos de datos de la Organización Mundial de la Salud y de las principales sociedades científicas de Alergología. Las enfermedades alérgicas se sitúan entre las seis enfermedades no contagiosas más frecuentes del mundo, con una afectación del 20% de la población mundial, mayor en los países desarrollados. En los niños la situación es peor ya que es una de las enfermedades crónicas más comunes en la infancia. En nuestro medio una de cada cuatro personas padece algún trastorno alérgico. Las tres enfermedades alérgicas más comunes son la rinitis (afecta al 21%, de promedio, de la población española), el asma (del 1 al 5% según la zona geográfica), el eczema (en un 4% de los niños) y la alergia a alimentos (entre el 3 y el 5% en niños, y alrededor del 2% en adultos).
¿Puede explicarnos de manera sencilla en qué consiste una alergia y cuál es su origen y sus causas?
Una alergia es una disfunción del sistema inmunológico por el que el organismo identifica como nociva una sustancia que a priori no lo es; o dicho de otra forma, es una pérdida de la tolerancia inmunológica. El sistema inmunológico, que se encuentra disperso en todo el cuerpo, tiene la función de identificar lo propio y lo ajeno al organismo. Para lo ajeno puede crear tolerancia (es decir, lo admite sin rechazarlo, sin ello no sería posible tomar alimentos o llevar a término un embarazo) o rechazo: es cuando decimos que las defensas del organismo rechazan un enemigo potencial o cierto (desde bacterias, virus o parásitos hasta células cancerígenas).
La reacción alérgica o de hipersensibilidad produce un proceso inflamatorio que provoca diversos síntomas según los órganos afectados, según la vía de entrada al cuerpo de la sustancia alérgica (por contacto, ingesta, inhalación, inyección, etc.). La causa de esta disfunción se conoce de forma parcial. Sabemos que depende de factores propios del individuo (algunos de ellos de tipo hereditario) y de otros externos (de tipo ambiental), de manera que a lo largo de la vida se puede desarrollar la enfermedad alérgica.
Celebración del dia mundial de la alergia en el Parlament de Catalunya
¿Alergias y alérgicos los ha habido siempre, verdad? ¿Pero hay un momento o una época en que crece esta afectación sobre la población? ¿Cuáles serían las causas a grandes rasgos de esta incidencia social?
La descripción de algunas enfermedades alérgicas, como el asma, se remonta al antiguo Egipto y a la época clásica. Pero es a partir del siglo XIX cuando se describió la “fiebre del heno”, lo que actualmente conocemos como rinoconjuntivitis alérgica. Este hecho tiene que ver con una aparición progresiva de nuevos casos que se acelera a lo largo del siglo XX hasta llegar a la situación de “epidemia” actual.
Es probable que el proceso de industrialización y de urbanización (de la población y del territorio) haya tenido una incidencia directa en este proceso. Actualmente consideramos que el llamado estilo de vida occidental conlleva unos hábitos perjudiciales (tabaquismo, sedentarismo, obesidad, cambio en los patrones alimentarios…) que facilitan, entre otras, las enfermedades alérgicas. El aislamiento térmico de los edificios con su ventilación forzada, la contaminación ambiental y el efecto invernadero en las ciudades favorecen las alergias a los ácaros, hongos y pólenes. Finalmente la teoría de la higiene propone que el exceso de la misma facilita la aparición de alergias.
Vamos a centrarnos en las causas principales, empecemos si le parece por los factores ambientales que inciden en el conjunto de la población. ¿Los urbanitas, habitantes de áreas industriales y zonas de agricultura intensiva tienen más propensión a padecer esta enfermedad o disfunción?
Es un hecho que los habitantes urbanos tienen mayor prevalencia de alergias que los rurales: esto tiene que ver con la contaminación y la manera cómo se exponen al polen. Por ejemplo la contaminación derivada de los tubos de escape de motores diesel es una causa relevante de modificación del polen hacia una mayor alergenicidad, además de alterar la mucosa respiratoria. Además influye el tipo de vivienda y la exposición a endotoxinas bacterianas a través de los animales de granja, este último hecho es el argumento más potente que tiene actualmente la teoría de la higiene.
La agricultura intensiva puede provocar trastornos por la exposición a pesticidas aunque estos se relacionan con enfermedades respiratorias distintas a las alérgicas. Sí sabemos que los pesticidas aumentan la alergenicidad de la fruta, pero eso afectaría más al consumidor final que al productor.
Aspecto del Matí Al·lergològic de Manresa, una de las muchas actividades de formación continuada que organiza la SCAIC
¿En qué forma incide la alimentación y los productos químicos que ingerimos? Parece que nuestro modelo socioeconómico de producción de alimentos, que se está imponiendo en la mayor parte del mundo mediante la deforestación de las selvas tropicales, nos lleva a una mayor urbanización y actividad industrial que a su vez aumenta la presión sobre el ecosistema planetario…
No está claro de qué forma el cambio hacia una alimentación menos sana (en nuestro caso, más alejada de la dieta mediterránea) influye en la aparición de alergias, pero es uno de los motivos que se deduce de los estudios epidemiológicos. Un posible efecto puede ser la modificación del microbioma intestinal: la desaparición de las bacterias “buenas” que pueblan nuestro tubo digestivo tiene un efecto directo sobre el sistema inmune.
La modificación del medio natural contribuye, entre otras cosas, a la aparición de una vegetación cultivada o espontánea monótona, con un marcado aumento de hierbas que producen alergia. Eso contribuye a un aumento del polen atmosférico alergénico.
¿El cambio climático incide, pues, en un posible aumento de las alergias a nivel general? ¿Y en nuestro ámbito geográfico del sur de Europa?
El aumento del CO2 atmosférico y de las temperaturas contribuyen a un aumento del polen. Es la respuesta fisiológica de las plantas. Hay mayor cantidad de polen y durante más tiempo, debido a estaciones cálidas más prolongadas. Es habitual detectar en los últimos años en los estudios palinológicos estas floraciones extemporáneas y en las consultas se observa cómo los alérgicos al polen tienen síntomas durante más semanas al año.
En nuestro ámbito existe un riesgo futuro derivado de la invasión de especies vegetales propias de otros climas: ya ha sucedido en el valle del Ródano con la ambrosía, una hierba que es la principal causa de alergia respiratoria en Estados Unidos.
Cada año la SCAIC convoca a los medios de prensa para dar a conocer avances científicos
Otro aspecto que parece fundamental es el modo de vida. En este caso nos centraremos especialmente en el que es habitual en nuestros emprendedores y profesionales. ¿El estrés, por ejemplo, es un factor alergénico?
La influencia del estrés es muy clara en el funcionamiento del sistema inmune: podríamos decir que el sistema nervioso es un modulador de las defensas. Sabemos que el estrés facilita la aparición de reacciones alérgicas y que es un agravante en la evolución de enfermedades como el asma, el eczema y la urticaria. Por lo tanto la reducción o el control del nivel de estrés serán beneficiosos.
Los estudios de poblaciones muestran que la epidemia de alergia se inició por los países y las clases sociales ricas y avanzó progresivamente a las clases medias y finalmente a las naciones y poblaciones desfavorecidas. La progresión continúa actualmente siguiendo este patrón y es posible que condiciones como el estrés sean una causa.
El público al que va dirigida esta revista, por su ubicación (preferentemente en entornos urbanos) y por su actividad cotidiana, parece que tiene una predisposición a generar alergias, ¿qué consejos les daría?
Los consejos son muy parecidos a los que se dan para prevenir otras enfermedades habituales para este grupo de profesionales: hacer una dieta equilibrada y variada, cuidando el consumo habitual de frutas y hortalizas frescas; evitar el tabaco; controlar el peso; realizar una actividad física rutinaria (evitar el sedentarismo) y mantener controlado el estrés. Y si es posible permitir una ventilación o aireación externa del lugar de trabajo.
Taller formativo para padres de niños alérgicos, organizado por la asociación de pacientes Immunitas Vera y en el que la SCAIC también ha colaborado
Hasta ahora especialistas en enfermedades cardiovasculares, psicólogos e incluso los psiquiatras han tenido una presencia continuada en los debates sobre la salud de directivos y ejecutivos. ¿Piensa que también ha llegado la hora de los alergólogos? ¿En qué aspectos podría ser útil su participación?
Es muy importante la concienciación de los directivos sobre este problema, ya que ellos toman decisiones que pueden tener consecuencias directas sobre los trabajadores de las empresas y sobre los consumidores de los productos finales.
Un punto concreto es el diseño de los edificios, tanto de viviendas como de trabajo, que no está teniendo en cuenta los factores agravantes y predisponentes a causar alergias. La orientación geográfica, la ventilación natural, la climatización, la reducción de productos químicos usados en la construcción, aislamiento y acabados son factores que hay que acompasar con la sostenibilidad y la huella ecológica. En este campo y en el de las exposiciones ocupacionales el papel de los alergólogos es importante.
Al final resulta que muchos de los cambios que hay que promover son coincidentes con los que son necesarios para luchar contra el cambio climático y la reducción de la contaminación ambiental.
Aparte de un cambio de cultura y de modo de vida, que siempre será un proceso lento, ¿qué se puede hacer a corto y medio plazo por parte de los profesionales, entidades médicas como la que usted dirige y entidades profesionales de directivos y profesionales liberales para ayudar en los posible a este colectivo con una exposición alta a contraer la enfermedad?
Las sociedades científicas como la Societat Catalana d’Al·lèrgia tienen asumido el deber de transmitir los conocimientos científicos que se obtienen la investigación, para que beneficien a todos. Por ello realizamos campañas de concienciación y colaboramos con las asociaciones de pacientes y las autoridades sanitarias, aunque hay que reconocer que muchos esfuerzos se centran en el tratamiento y pocos en la prevención. Existe una preocupación sobre cómo detener esta epidemia de alergias pero uno de los problemas que afrontamos es que no tenemos identificada una única causa ya que parece tratarse de un problema multifactorial: ello dificulta tomar decisiones y dar normas precisas. Por supuesto es necesario seguir investigando y para ello la obtención de recursos es imprescindible: a corto plazo, la colaboración con la investigación epidemiológica y clínica podría ser una actuación muy útil.
Redacción Barcelona