La innovación como eje del crecimiento económico

La innovación como eje del crecimiento económico

enero 24, 2016 Desactivado Por inQualitas
Pepe Molero
Pepe Molero
Presidente de FEI – Foro de Empresas Innovadoras
La innovación necesita una fuerte estructura industrial para poderse desarrollar adecuadamente

José Molero Zayas es doctor en Economía por la Universidad Complutense de Madrid, catedrático de Economía Aplicada en la UCM y profesor de Economía Industrial, Economía Española y Economía de la Innovación. Dirige en la misma universidad el Grupo de Investigación en Economía y Política de la Innovación del Instituto de Estudios de la Innovación y es vicepresidente del Team of Specialists in Innnovation and Competitive Policies (TOS-ICP) de la Comisión Económica para Europa de la ONU, miembro del Patronato del Parque Científico de Madrid y coordinador de la Comisión de Presupuestos de I+D+i de la Confederación de Sociedad Científicas de España (COSCE). Ha realizado estancias de investigación en universidades del Reino Unido, Italia, China, Méjico y Portugal y ha sido colaborador y consultor de organismos españoles e internacionales, entre ellos: MINECO, MINER, CDTI, Comunidad de Madrid, Junta de Andalucía, Gobierno de Canarias, Comunidad de Castilla la Mancha, Club Español de la Energía, Programa EUREKA, Comisión Europea, Secretaría General Iberoamericana, CEPAL y European Institute of Technology and Innovation. Es autor de más de cien libros y capítulos en editoriales de gran prestigio y ha publicado más de 120 artículos en revistas nacionales e internacionales de primera línea.

¿Se atrevería a hacer un diagnóstico de la en I+D+i en España, de la pública y la privada?
En mi opinión en estos momentos, la innovación en nuestro país tiene luces y sombras. Hasta hace tres años el diagnóstico es que España, desde los años 80 había tenido una mejora sustancial, pero este crecimiento era insuficiente respecto a los países que mejor lo hacen en este tema. Pasamos de invertir menos del 1% del PIB a un 1,4% en 2010, una mejora sustancial, pero lejos de la media de los países de la UE que invierten en promedio el 2% y muy lejos de los más activos que alcanzan cerca del 3%. Durante estos años habíamos mantenido un crecimiento lento pero constante, e íbamos aproximándonos poco a poco a los países de nuestro entorno. Con la llegada de la crisis hemos empeorado por primera vez. En los últimos tres años todos los indicadores que miden el esfuerzo en I+D+i con respecto al PIB han caído de forma continua. El balance es que debido a la crisis no hemos mantenido la senda de crecimiento que se había conseguido las últimas décadas. Con respecto a cuál es la actual situación en la empresa privada o en sector público, la situación de la investigación y la ciencia se mantiene mejor en el sector público que en la empresa privada. La caída de la inversión se debe no sólo a que la Administración ha reducido sus presupuestos para investigación e innovación, sino que también las empresas se han visto obligadas a reducir sus inversiones.
¿En qué sectores somos buenos o hemos mejorado y en cuáles es necesario aplicar un esfuerzo mucho mayor?
El problema es cómo medimos “lo bueno”, pues no es posible hacerlo sólo a partir de datos particulares de algunas empresas. Tenemos que aplicar índices de especialización tecnológica a partir de datos del conjunto de actores innovadores. Con este tipo de índices llegamos a determinar la existencia de 4 tipos de sectores, si combinamos su dinamismo mundial y la ventaja o desventaja revelada por los datos españoles. El caso más positivo sería aquel tipo de sectores muy dinámicos tecnológicamente en el mundo y donde España muestra fortalezas tecnológicas; aquí tendríamos casos como algunos vinculados a la maquinaria, algunos otros pertenecientes al sector químico o el energético. Por el contrario, hay casos de sectores que son muy dinámicos internacionalmente y donde en conjunto nuestra economía no presenta ventajas; sería el caso de una buena parte de las tecnologías de la información, partes de la química y maquinaria, etc.
Otros sectores que tecnológicamente son menos dinámicos en el mundo, pero en los que nuestro país tiene claras ventajas tecnológicas serían, por ejemplo, varios de los que habitualmente conocemos como “industrias tradicionales”, como la agroindustria en donde en España se han hecho grandes esfuerzos en innovación.
¿El sistema público de subvenciones y el privado de patrocinios están siendo operativos? ¿Y la aportación de los business angels, es realmente efectiva de cara a las starts ups que se van creando? ¿Hay que pensar en nuevas estrategias?
Los patrocinios privados casi no existen, no tenemos una ley de mecenazgo que ayude. Otra cuestión es cuánto aportan las empresas privadas directamente a la innovación; en nuestro país el porcentaje de aportación de fondos para la innovación desde la empresa está claramente por debajo de lo que es habitual en los países desarrollados. Mientras que las empresas españolas aportan menos del 50% del total de fondos que financian la I+D, en otros países ese porcentaje es superior al 60%. Hay otro factor a tener en cuenta: una parte importante de los fondos de las empresas –entorno al 40%– proceden de filiales de empresas multinacionales localizadas en nuestro país. Esto supone que lo aportado exclusivamente por empresas de capital nacional es escaso.
En cuanto a la parte pública, hasta 2009 tuvimos un crecimiento de los presupuestos de dedicados a la I+D+i, pero con la crisis se ha producido una caída tremenda: mientras que en 2008 el presupuesto para I+D eran más de unos 9.000 millones de euros, actualmente se superan escasamente los 6.000 millones.
¿En qué consisten a grandes rasgos las propuestas del FEI-Foro de Empresas Innovadoras?
En el mundo de hoy competir, crear riqueza se hace sobre la base del conocimiento por eso la innovación es esencial. No hay que innovar por innovar, sino para competir mejor y para vivir mejor. A partir de esta base hay que tener en cuenta otra idea más y es que la innovación necesita una fuerte estructura industrial para poderse desarrollar adecuadamente. Está demostrado que sin un sector industrial potente y competitivo, el papel de la innovación se resiente muy significativamente pues no se alcanza el dinamismo y la repercusión para la economía que sí se produce cuando la industria está integrada. De ahí se deriva nuestra clara propuesta en favor de una política de industria estrechamente vinculada a las políticas de innovación.
Pero cuando hablamos de la industria no nos referimos solo a sectores como la biotecnología, las tecnologías de la información y las comunicaciones o la industria aeroespacial que son muy importantes, pero donde España no tiene sus fortalezas industriales. Por el contrario, es muy importante no olvidar los sectores que recientemente los hemos denominado “maduros” y que se recogen en el libro que hace poco ha publicado el Foro de Empresas Innovadoras titulado La innovación industrial, clave para la economía española. Análisis de cinco sectores maduros, que son fundamentales en nuestra base industrial actual, en los que tenemos empresas, mano de obra cualificada y tecnologías competitivas. No podemos hacer política de innovación olvidando esos sectores; este es otro de nuestros mensajes como FEI.
Por sus estudios, análisis e informes, por los espacios de confluencia que facilitan, etc. ¿podríamos calificar el FEI como un think tank sobre innovación?
Efectivamente podríamos calificarnos como un think tank y queremos que de nuestras reflexiones y nuestro trabajo salgan orientaciones y propuestas para la mejora de la situación de la innovación en España. Consideramos muy importante mejorar la consideración social y política de lo que representa la innovación para un país desarrollado.
¿Nuestras grandes empresas y algunas de las grandes multinacionales tecnológicas instaladas en España están concienciadas sobre nuestros déficits y colaboran con el FEI y con otras entidades con objetivos parecidos?
Varias de ellas extraordinariamente significativas son miembros del Fei. Además de algunas de estas grandes compañías en el Foro hay otras de menor tamaño; esto lo consideramos fundamental. Sin embargo, este tipo de empresas, extraordinariamente importante desde el punto de vista cualitativo, no tiene una correspondencia “cuantitativa” en el sentido de que el número de grandes empresas comprometidas con la innovación es todavía muy mejorable y es fundamental por la capacidad de arrastre que esas empresas tienen sobre el tejido productivo.
¿Piensa que quienes dirigen el sector público –comenzando por la administración central y las universidades y acabando en la administración municipal más cercana al ciudadano– están suficientemente concienciados sobre la necesidad de generar e impulsar una verdadera sociedad innovadora?
Rotundamente no, pero en ningún plano ni en Administración Central, ni en las CCAA, ni en las universidades, aunque hay como no, maravillosas excepciones que todos conocemos en todos los ámbitos. A nuestro juicio, este es el gran problema del país, que no hay un convencimiento real de que la I+D+i es estratégica para el desarrollo eficiente, armónico y sostenible de nuestro país.
¿Cuál es el grado de percepción social hacia su labor y el de las entidades como el FEI? ¿La española es una sociedad innovadora o es más bien tradicional y poco propicia al cambio?
Hay que tener en cuenta que somos una institución joven y pequeña, por lo que si hablamos de la percepción en un sentido muy amplio todavía no es comparable con el de otras instituciones con muchos más recursos y que llevan mucho más tiempo. Sin embargo, vamos calando en la sociedad, yo diría que en la sociedad en general y sobre todo en los círculos que trabajan en la innovación, somos cada vez más conocidos y reconocidos. Creemos sinceramente que ya se nos aprecia como un organismo independiente con una alta calidad de sus miembros y un compromiso sin matices con la innovación.
¿Cómo puede ayudar la innovación a superar la crisis económica y la deuda soberana que amenaza con paralizar aún más nuestras inversiones públicas en I+D+i?
No es tanto cómo puede ayudar sino que nos va a ayudar a salir de la crisis “de otra manera”. A mi juicio, no se puede salir de la crisis a base de bajar salarios y empobrecer el país, de esta forma se sale mal porque la renta de los españoles y con ella su bienestar serán más pequeños. La innovación permitirá, si se la toma en serio, salir con otro tipo de empresas, de industrias, de productos que al ser de mayor valor añadido, generan un sistema más robusto y más competitivo que generaría más tecnología, más productividad y mayores niveles de renta para el país.
La deuda sólo dejará de ser un problema cuando la economía crezca mucho y regularmente. También aquí, de una forma indirecta, la innovación puede ayudar a medio y largo en la medida que genere una dinámica económica más potente que genere más ingresos.
Redacción Madrid