Competitividad de las empresas e internacionalización

Competitividad de las empresas e internacionalización

diciembre 18, 2012 Desactivado Por inQualitas
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Antonio Ocaña
Presidente de la Cámara Intercontinental de Comercio
«Estamos obligados a ser más competitivos para acceder a los mercados internacionales»
Licenciado en Ciencias de la Información, máster en Formación de Profesores en Administración de Empresas y con estudios de Sociología, ha desarrollado buena parte de su carrera profesional en los medios de comunicación y en la asesoría empresarial en las áreas de marketing y comunicación. Ha sido profesor de Comunicación en la Escuela Superior de Negocios y es coautor de varios estudios sobre la formación en sectores relacionados con el Comercio Exterior (Puertos y Agencias de Aduanas) y la cooperación internacional, financiados, entre otros organismos, por el Fondo Social Europeo.

 

¿Qué es la Cámara Intercontinental de Comercio? ¿Cuándo surge la idea de fundar esta institución?
La Cámara Intercontinental de Comercio (CIC) es una asociación que quiere aglutinar a empresas que han tomado la decisión de internacionalizar sus productos o sus servicios, pero que por motivos muy diversos necesitan apoyo técnico y profesional externo. La Cámara realiza un acompañamiento desde los primeros pasos hasta la introducción en el país de destino.
Tenemos la suerte de haber reunido a un equipo de profesionales con una larga experiencia en los ámbitos empresarial y del comercio exterior, expertos en aduanas, logística, transporte de mercancías, marketing, legislación internacional… En este sentido, podemos cubrir, si es necesario, la totalidad del proceso en una operación de importación/exportación de cualquier empresa, optimizando al máximo los recursos.
La creación de la Cámara Intercontinental no surge en realidad de una sola idea o de un momento de inspiración, sino de la convergencia de dos iniciativas que se habían puesto en marcha separadamente —una más consolidada que la otra y con objetivos diferenciados— pero que encajaban perfectamente en un único proyecto. Por un lado, partíamos de una experiencia cameral centrada en Latinoamérica, y por otro, de una iniciativa privada para el asesoramiento a las empresas que querían internacionalizarse. Todo ello en un contexto de crisis económica profunda, en el que para muchas de esas empresas salir fuera era y sigue siendo la única posibilidad de plantearse seriamente su continuidad. Al encajar las piezas de ambas iniciativas que dieron lugar a la CIC, nos dimos cuenta de que la totalidad resultante era más que la suma de las partes.
¿Qué trayectoria han seguido hasta la fecha?
Durante el primer año de existencia nos hemos volcado en consolidar la presencia de la CIC en determinadas regiones, especialmente en Latinoamérica, donde se está registrando un crecimiento económico muy importante. La CIC no surge con el objetivo de ser una herramienta bidireccional, sino con la voluntad de interactuar en red, por la que circule información substancial, debidamente filtrada, sobre nichos de mercado, inversiones, productos, etc., entre los distintos puntos donde tenemos presencia.
¿Qué tipo de servicios son los que las empresas más valoran de entre todos los que ofrecen?
Fundamentalmente dos. Por un lado, la labor que realizan nuestros delegados y colaboradores en el exterior, buscando posibilidades para sus productos y la labor de comercialización que pueden llevar a cabo si se da el caso, seleccionando aquellos mercados en los que hay mayores posibilidades de éxito. Es una decisión que deben tomar finalmente las empresas, pero nosotros podemos disponer de la información necesaria como para ofrecerles elementos de valoración. Una empresa, por ejemplo, puede decirnos que quiere importar su producto a Colombia, pero es probable que, con la información que la CIC recaba, aconseje que el destino sea mejor Brasil, o a la inversa.
Por otro lado, valoran el hecho de que realizamos una labor de acompañamiento en todo o parte del proceso que necesiten, por eso ponemos nuestro empeño en optimizar los costes en estas operaciones, que no siempre son sencillas, ya que se necesita un conocimiento muy profundo de procedimientos aduaneros, logística internacional, seguros sobre mercancías y valores….
¿Con qué tipología de empresas han trabajado hasta el momento? ¿Cuál es su cliente más habitual?
Trabajamos normalmente con empresas medianas, con una cierta capacidad de dar respuesta al reto de internacionalizarse. Colaboramos también con alguna empresa de mayor tamaño, ya internacionalizada, que necesita externalizar una parte de su actividad, especialmente para llegar a mercados donde no les resulta tan rentable dedicar recursos internos. Las empresas con las que colaboramos no son únicamente españolas, son empresas de Perú, Brasil, Bolivia, Chile, El Salvador, etc.
¿Con qué estructura internacional (delegaciones o representantes) cuentan en este momento? ¿Cuáles son los planes de crecimiento para los próximos años?
En estos momentos, tenemos consolidadas las Delegaciones que cubren el Norte de Europa, con sede en Finlandia; Estados Unidos, con sede en Washington; Mercosur y Comunidad Andina, con sedes en Brasil, Chile, Bolivia, Perú y Colombia; y en Centroamérica, con sede en El Salvador; cada una de estas delegaciones regionales tienen corresponsales y colaboradores que cubren otros tantos países, especialmente en Iberoamérica. Por ejemplo en Brasil, disponemos de dos delegados con una importante red de colaboradores que se activan en el momento en que se precisa de su intervención. Tenemos también colaboradores que cubren África del Norte e Indonesia.
Para los próximos años, como no podía ser de otra forma, tenemos planes para una mayor internacionalización, con el fin de poder ampliar nuestros servicios a las empresas asociadas. No queremos que nos suceda lo de «en casa del herrero, cuchara de palo».
¿Qué evolución cree que va a experimentar en los próximos años el comercio internacional y la inversión extranjera, tanto de España hacia el resto del mundo como al revés?
Lamentablemente, todo indica que la crisis económica en España todavía no ha tocado fondo. Para 2013, la OCDE prevé que la tasa de crecimiento caerá hasta el 1,4%, lo que provocará un aumento del paro hasta casi el 27% y una disminución del gasto privado, que también caerá un 2,3%. Un panorama muy poco alentador para las inversiones y eso se refleja también en algunos informes internacionales sobre los países que acumulan mayores riesgos. Sin embargo, hay datos que nos permiten intuir una salida que muy probablemente empezaremos a ver en 2014, siempre y cuando seamos capaces de dar un verdadero impulso a las exportaciones y de generar la suficiente confianza en los mercados internacionales, no sólo en la economía sino también en la política. Creo que necesitamos una importante dosis de consenso político y social para salir a flote lo antes posible. La inversión extranjera sigue estando ahí, no se ha retirado, pero sigue a la espera de que generemos mayor potencial de oportunidades, y tenemos que dárselas, porque tenemos capacidad para ello. Respecto a la inversión española en el exterior, está claro que también se ha desacelerado. Estamos obligados a ser más competitivos para acceder a los mercados internacionales. La crisis nos está exigiendo definitivamente que miremos al exterior, y aunque sea en estas circunstancias tan duras es un paso que las empresas tienen que dar.
¿En qué medida cree que instituciones como la Cámara Intercontinental pueden ser una herramienta útil para la internacionalización de la pyme?
La internacionalización de la pyme ha sido históricamente una asignatura pendiente. Para las pequeñas y medianas empresas salir a los mercados exteriores es una decisión crítica, porque la capacidad de respuesta ante cualquier tropiezo es limitada. Por tanto, cualquier iniciativa, no sólo de apoyo gubernamental, que ayude a disminuir riesgos favorecerá su internacionalización. En el caso de la CIC, la alta especialización en la gestión de las operaciones en los mercados externos aumenta las garantías de éxito. Se trata de que no sólo las industrias de alto contenido tecnológico puedan tener acceso a otros mercados. Más del 90 por ciento de las empresas españolas son pymes, así que por ellas evidentemente debe pasar cualquier iniciativa que intente dar salida a la crisis.

Abel Sierra