Entrevista a Joan J. Guinovart
septiembre 24, 2010Joan Josep Guinovart Cirera
Joan Josep Guinovart Cirera es licenciado en Farmacia y Ciencias Químicas y doctor en Farmacia por la Universidad de Barcelona, de la que es catedrático. Preside la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) y dirige el Institut de Recerca Biomèdica (IRB) de Barcelona. Su especialidad es la Bioquímica Clínica y los Análisis Clínicos, y su actividad investigadora se centra en el metabolismo del glucógeno (un hidrato de carbono que se encuentra en varias partes del cuerpo), con especial énfasis en el estudio de sus alteraciones en la diabetes y en enfermedades neurodegenerativas y también en nuevos agentes antidiabéticos.
Los Presupuestos Generales del Estado para el 2011 se reducirán un 7,9% respecto a los actuales y la partida destinada a la investigación sufre un nuevo recorte ¿Cuál es la postura del Ministerio de Ciencia e Innovación?
El año pasado nos dijeron que no se reduciría, luego sí. Las cosas se dicen de una manera que son verdad de una forma y de otra no. Para los anteriores presupuestos se dijo que sólo se bajaría la inversión un 3%, pero se hace un maquillaje de las cifras generales. Dentro de los presupuestos hay una parte de dinero directamente útil para la investigación, que es el dinero de las subvenciones, y luego hay una parte de dinero que es en forma de créditos. Aumentando los créditos puedes hacer que la suma baje poco aunque haya disminuido la parte de subvenciones, éste es el truco que hicieron el año pasado. El impacto sobre la investigación básica, que vive de subvenciones y muy poco de los créditos, fue muy grande. Además, estos créditos no los quiere nadie y luego el presupuesto no se ejecuta al completo. El Ministerio no nos dice nada, juegan a crear una opinión pública, a que la gente no se altere.
¿Qué peligros conlleva esta nueva reducción y cómo les ha afectado el recorte de este año?
Ha afectado más a unos sitios que a otros, pero particularmente a los organismos públicos de investigación que dependen del Ministerio, más específicamente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Lo que han hecho estos centros es vivir del remanente que podían tener del año pasado, reducir muchísimo las inversiones, reducir la compra de equipos, reducir las reparaciones, las sustituciones, las renovaciones… Y esto se puede hacer durante un año, pero si se alarga en el tiempo, el daño que haces es muy grande. No se trata de una cosa que puedas dejar y volver a recuperar, la investigación es una carrera y no se puede dejar de correr.
Este nuevo tijeretazo viene en el contexto de la nueva Ley de la Ciencia. ¿Cómo ven el enunciado de la ley? ¿La comunidad científica española se siente a gusto en el marco legal que se plantea?
Encontramos la nueva ley poco ambiciosa y excesivamente funcionarial. Continúa basando la carrera científica en funcionarios. En España se han hecho unos experimentos muy interesantes que son la creación de unos centros de investigación basados en un modelo competitivo no funcionarial, como el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en Madrid, como los Centros de Investigación de Catalunya (CERCA), también algunos en el País Vasco o los Centros de Investigación Cooperativa (CIC). Estos han demostrado sobre el terreno que son mucho más competitivos y que consiguen mucho más dinero europeo. Pese a que estos nuevos centros han demostrado que son mucho más eficaces que los clásicos, la ley escoge el modelo antiguo, es una paradoja. El problema del funcionario es que si no es eficaz, no hay manera de buscarle otra ocupación, tiene el derecho a seguir manteniéndose en su puesto de trabajo, y eso no es el estímulo que necesita el sistema científico.
¿Hacia qué modelo de investigación nos dirigimos?
La ciencia moderna cada vez vale más dinero y sin dinero no puedes hacer buena investigación. Pero no es suficiente, hace falta también una profunda reorganización del sistema. España tenía unos deberes por hacer, el primero era modificar el sistema financiero, ya lo están haciendo. También se está reformando el mercado laboral. Si tenemos en cuenta que nuestro futuro depende de crear una economía basada en el conocimiento, ahora toca hacer la reforma del sistema general del conocimiento, que son los centros de enseñanza superior y los centros de investigación. Tenemos que poner más dinero, pero también gastarlo de una manera más eficiente. Y uno de los problemas del sistema público de investigación es el exceso de funcionarios. También el sistema de gobierno de las universidades, que dificulta la toma de decisiones para hacerlas más competitivas. Además los centros de investigación tendrían que introducir criterios empresariales. La nueva ley de la Ciencia es tímida y no conseguirá hacer esta reforma.
¿Encuentra diferencias entre los modelos de investigación catalán y español y el de los países europeos más avanzados?
El sistema de investigación que ha puesto en marcha Cataluña es competitivo, lo ha demostrado y ha despertado la admiración de los amigos y la envidia de los enemigos. Hay una serie de centros capaces de atraer gente de todo el mundo, algunos tienen un 40 o 50% de personal no español. El Centro de Investigación en Economía Internacional (CREI) ha tenido el porcentaje más alto de investigadores que han conseguido dinero del Consejo Europeo de Investigación para sus proyectos. Gracias a estos centros, y a los investigadores de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA), si Cataluña fuese un país independiente, sería de los más exitosos a la hora de competir por estas ayudas europeas, comparable sólo con Suiza. Esto se ha conseguido a base de crear clústeres de conocimiento con unas armas que hasta ahora les daban posibilidades de ganar. Son centros ágiles, flexibles, con espíritu empresarial, un enorme sentido de la responsabilidad, tienen que justificar lo que hacen, y tienen capacidad para echar a aquellos que no lo hacen bien… Esto ha despertado la confianza de investigadores extranjeros que han creído que este era un buen sitio para venir a hacer su carrera.
Entonces, ¿están funcionando adecuadamente nuestros centros de investigación?
Este modelo funciona, pero es joven, todavía no está consolidado y se verá influenciado por los mensajes que vayamos dando. Si la atmósfera es como estaba siendo hasta ahora, se apuesta por la ciencia y la investigación, con condiciones que permitan competir con el resto del mundo y con mejores condiciones que las de los países de nuestro entorno, la gente vendrá. Pero si recortamos en investigación, la gente buscará otros destinos.
En una entrevista reciente al Dr. Rafael Foguet nos remarcaba los cuatro ámbitos que condicionan la I+D en un país: la universidad, la empresa, la administración pública y la sociedad en general. ¿Nos puede hacer una valoración de la relación de los investigadores con estos ámbitos?
La universidad tiene un sistema de organización que es más adecuado para la docencia que para la investigación. Desde el punto de vista cuantitativo es muy importante porque forma talento, pero cualitativamente se está quedando atrás. Los centros de investigación son menos y con menos gente, pero representan un modelo más capaz para la investigación. Ahora bien, sin la universidad no serían funcionales, la complementan y marcan el camino para la excelencia en la investigación. El sistema español de empresas no se ha beneficiado aún de la universidad, y quizá la universidad y los centros de investigación no han sido capaces de hacerles entender que aquello que hacen es para las empresas. La sociedad tendría que ser consciente de que su futuro depende del éxito del sistema de educación superior y de la investigación, el futuro de estado del bienestar depende de la economía del conocimiento. Y la Administración tiene que determinar si en un momento de crisis es prioritario invertir en investigación, y si lo creen, tienen que actuar en consecuencia.
¿Cómo debe ser nuestra universidad y cómo deben actuar nuestras empresas para crear equipos de investigadores líderes? ¿Todavía sufrimos una “fuga de cerebros”?
Para crear líderes tienes que identificar a los mejores, les tienes que dar medios y libertad y rodearlos de gente que sea mejor que ellos. La fuga de cerebros se había equilibrado. Déjeme matizar que migrar es normal, unos vienen y otros van, es bueno, es parte del juego y además ven otras realidades. El problema es cuando la situación está desequilibrada. Una de las consecuencias más perversas de esta atmósfera de incertidumbre sobre las ayudas a la investigación es que la gente se altere y el desequilibrio se haga más grande.
Es obvio que no podemos ser buenos en todo, pero hay algunos campos de especialización en los que sí podemos competir a nivel global ¿En qué tipo de proyectos, con garantías de éxito, trabajan ahora los científicos de nuestro país? ¿Qué retos tienen?
Hay áreas en las que somos competitivos, una es la biomedicina, un campo que se ha desarrollado muy particularmente en Cataluña. Está habiendo un verdadero puente con las empresas, se están creando compañías de biotecnología, se están beneficiando empresas farmacéuticas… Sobre una base de hospitales y de universidades del siglo pasado, se crearon unos centros de investigación y nuevas infraestructuras que están generando una nueva área que es una de las promesas del país, la biotecnología. Pero ¿por qué Cataluña se ha convertido en una potencia biotecnológica? Una cosa clave han sido los hospitales, como el Clínic, que pasaron de ser centros puramente asistenciales a ser centros de investigación. En las universidades también se crearon una serie de departamentos, como bioquímica, biología celular o genética, que también tuvieron un nivel bastante alto.
A veces la sociedad no valora como es debido el trabajo de nuestros investigadores. En la tramitación de los presupuestos del 2010 ustedes se quejaron y compararon la financiación de una parte de su actividad con el precio de unos pocos Cristiano Ronaldos. Este tipo de polémicas suelen a ayudar en la concienciación de la gente. Cuenten con nuestra revista digital para esta tarea, pero ¿qué podemos hacer los medios, los líderes de opinión y los colectivos de personas formadas para prestigiar y divulgar su trabajo?
Vuestra tarea es fundamental para que nuestro trabajo llegue a la sociedad y puedan entender que lo que hacemos es para ellos, y puede ser muy bueno para su vida. La gente tiene que saber que los beneficios de los que disfruta —como una buena universidad, unos buenos hospitales o unos buenos centros de investigación— son beneficios muy grandes, y no los tendrían si no fuera por este sistema del conocimiento. Necesitamos también, por supuesto, expertos en comunicación.
Rubén Urdiales