El Llibre Blanc de la Transició (LLBT) en el Documento sobre “Abastament d’Energia i Aigua“ recomienda, entre otras medidas: “formar un equip directiu que asumeixi les funcions politiques i tècniques que garanteixin el funcionament correcte del sistema energètic“. Creo que esta recomendación debería ponerse ya en marcha con independencia del timing que tenga el proceso hacia la consecución de la independencia de Catalunya.
¿Además del marco regulatorio, en qué aspectos creen que habría que actuar este posible nuevo estado?
Primero, si les parece, podemos centrarnos el apartado clave de la generación física de la energía en el propio país independiente o en su importación del exterior. ¿Qué semejanzas y diferencias se darían con el modelo actual, “dependiente” del Estado español?A.T.: Admitiendo nuestra preocupante dependencia exterior (95 % en términos de energía primaria), cabe decir que disponemos de unas infraestructuras, tanto de transformación (producción para el uso final), como de transporte, como de distribución ampliamente suficientes para dar servicio de calidad y cantidad en el medio plazo sin necesidad de realizar nuevas instalaciones.
Por tanto, deberíamos adoptar inicialmente el marco regulatorio actual y ponernos a adoptar un calendario progresivo de su modificación para que, teniendo en cuenta la calidad de nuestros equipos de generación y sus costes, podamos disponer lo antes posible nuestros propios mercados de electricidad, gas y derivados del petróleo.
Rápidamente el coste de la energía eléctrica se podrá reducir entre un 25 y un 30 %, y no me cabe duda de que, cuando se hayan realizado las auditorías energéticas de costes que preconiza el LLBT, esta reducción será más elevada, lo que convertirá al sistema eléctrico catalán en uno de los más competitivos de la UE27.
Catalunya es mucho más nuclear que España y tiene mucha menos energía en el sistema denominado Régimen Especia, que tiene reconocida una retribución por Kwh. vertido a la red mucho más alto que los sistemas liberalizados.
J.I.: En primer lugar Catalunya no dispone de los órganos administrativos suficientemente dotados y preparados para liderar un proceso de este tipo, por lo que se debería empezar por crearlos.
Es fundamental establecer los procedimientos operativos y de gestión de los sistemas de gas, petróleo y electricidad, que son realmente complejos, especialmente en un sistema liberalizado. Previamente habría que decidir las líneas básicas del modelo a implementar, o sea el marco regulatorio y, posteriormente, una empresa consultora podría desarrollarlos.
La opción más sencilla sería inicialmente mantener el modelo regulatorio español vigente para posteriormente hacerlo evolucionar.
Para empezar a funcionar como infraestructuras separadas es preciso disponer de elementos de medición en frontera, así como los correspondientes protocolos de medición, facturación y pago.
Deberían construirse aquellas infraestructuras que sean necesarias como estaciones de medición, dispatching, etc.
Las diferencias con el modelo regulatorio del Estado español, así como la planificación energética dependería de la decisión política del Govern y del Parlament, así como si se quiere o no cumplir los criterios y objetivos que marca la Unión Europea, ya que parece claro que, al menos inicialmente, Catalunya quedaría fuera de dicha Unión.
Aunque las diversas opciones políticas influirían en la decisión de política energética, opino que deberían mantenerse los criterios de la Unión Europea con el fin de facilitar su posterior integración. También opino que dada la integración en infraestructuras y mercados, tendría sentido una integración como la del Mercado Ibérico Eléctrico (España y Portugal), tal como lo está estableciendo la U.E. al considerar la península ibérica como unidad energética, tanto a efectos de infraestructuras como de mercado.
A nivel de formación de precios, fomento de energías renovables y eficiencia energética, podrían introducirse mejoras importantes en el caso que el equilibrio económico lo permita.
Centrémonos ahora en el coste. Es evidente que, quieran o no, los ciudadanos de este territorio concreto arrastran también un déficit tarifario. ¿Habría que repartir la deuda y cómo podría repartirse de manera equitativa?
A.T.: En la mesa de negociación Catalunya, en este capítulo, deberá proponer el análisis histórico de los factores que año a año han ido engrosando este enorme agujero negro de 30.000 M€. Y se deberá evaluar, una vez determinada la cuantía en que Catalunya puede haber generado el déficit, o sea el importe que los abonados catalanes han soportado. El resultado de este análisis que proponemos demostrará, como ya sucede en el tema del tan traído y llevado déficit fiscal de Catalunya, que España debería devolver dinero a Catalunya, en vez de que, como es presumible, nos quiera imponer una cuota equivalente a la cuota de mercado de nuestra demanda.
Debo aclarar, abundando en afirmación sobre el abaratamiento del coste de la energía en Catalunya expresado en mi respuesta anterior, que el sistema eléctrico catalán estructuralmente no generará déficit tarifario y entonces se podrían suprimir o reducir notablemente los impuestos y tasas con que el Gobierno de España, grava el consumo y/o la generación de la energía eléctrica.
J.I.: La deuda consecuencia del déficit tarifario eléctrico habría que repartirla y, al igual que la deuda del Estado, sería como uno de los temas más espinosos. Es lógico pensar que en la negociación del reparto de estas dos deudas, deberían tener un cierto paralelismo los criterios adoptados. Repartir por población, o por renta, o por consumo eléctrico. Otras vías, como son retroceder en el tiempo para ver dónde y cómo se han generado estos déficits, creo que no tienen ninguna posibilidad de pacto.
En todo caso parece que, también en este ámbito, habría que ir a una separación “pactada”. Pero ¿cómo podría ser el escenario en una independencia energética “no pactada”?
J.I.: Teniendo en cuenta la gran cantidad de interrelaciones que un país como Catalunya tiene con el resto de España y del mundo, me es difícil imaginar que se pueda plantear esa opción. Pero es verdad que hoy dicha opción se plantea por buena parte del grupo independentista.
En su primera pregunta y en relación al sistema eléctrico ya he indicado que si te vas, lógicamente te vas de todos los organismos comunes y, por tanto, las centrales de generación no podrían participar en la subasta diaria que determina qué producirán las centrales en cada momento y a qué precio; y el dispatching de Red Eléctrica de España de acuerdo con el resultado de la subasta ordena qué centrales deben operar. A su vez, las comercializadoras compran al “pool”, y en este caso, ¿a quién comprarían? Montar un sistema alternativo no es tarea fácil.
En cuanto a gas natural, las empresas que tienen los contratos de aprovisionamiento son las comercializadoras. Es de suponer que continuarían aprovisionando mientras tuvieran asegurados los ingresos y los intercambios con el resto de España. En relación al petróleo, probablemente todo continuaría igual.
Los dispatching de ENAGAS y CLH dudo que en esa situación continuasen operando con las instalaciones de Catalunya, con lo que podrían producirse distorsiones operativas y pérdida de nivel de seguridad.
A.T.: En el campo de la energía , Catalunya dispondrá de una posición mucho más potente y robusta que el Estado español: El simple hecho de la creación de un nuevo sistema eléctrico catalán haría pasar al resto de España y Portugal de isla energética a países que superarían ampliamente el 15 % de capacidad de interconexión eléctrica que trata de imponer Bruselas, y que en principio, en base a un acuerdo que se está gestando, exigiría una enorme inversión de no menos de 5.000 M€ en nuevas interconexiones entre España y Francia.
Sin pacto, España “se comería enterito” el déficit tarifario. Si el Estado español impusiera cortapisas tanto a ENUSA ( proveedor de combustible nuclear) como a ENRESA (tratamiento y almacenamiento de residuos nucleares), Catalunya encontraría rápidamente empresas competitivas que las sustituirían.
Volvamos al escenario más razonable, el de una separación pactada. ¿Cómo se va hacia esa posible independencia energética? ¿Pueden esbozarnos las etapas de la transición de un modelo a otro y de una red eléctrica concreta a la otra?
A.T.: El LLBT ha expresado claramente que no son necesarios dos entes (Operador de mercado y Operador de Sistema). El Operador del Sistema puede hacer las mismas funciones siempre que sea un Operador Independiente.
La integración inicial o no en la UE27 puede marcar caminos diferenciados en la etapa de transición. El nuevo marco regulatorio, salvo las modificaciones de las disposiciones tributarias y de tasas, deberá iniciar su modificación una vez concluida la auditoría de costes de las distintas tecnologías.
J.I.: En parte, en mi respuesta a la pregunta nº 3 me he referido a esto. Las empresas energéticas REPSOL, ENDESA, REE, ENAGAS, CLH, etc. deberían constituir empresas filiales de ámbito catalán, las cuales deberían poder compartir, o asegurar, los suministros de petróleo y gas natural. Acordar que durante un período determinado los dispatching de ENAGAS, REE y CLH continuarían controlando y regulando sus instalaciones de Catalunya. Posteriormente construir las infraestructuras necesarias.
Debería establecerse un sistema de liquidación de ingresos y costes del sistema eléctrico catalán y acordarse igualmente cómo se operaría el sistema de gas en cuanto a balance y liquidación de aprovisionamiento, consumo y costes de cada comercializadora.
Posteriormente se programaría el traspaso a la gestión desde Catalunya y se podría empezar a modificar aquellos aspectos que se crea conveniente.
Catalunya no dispone de almacenamientos de gas natural, debería contratarse dicho servicio a empresas españolas.
La energía nuclear es muy importante en Catalunya. Debería constituirse con urgencia el correspondiente organismo de control, equivalente al Consejo de Seguridad Nuclear.
Debería resolverse el almacenamiento de los residuos nucleares, tanto de baja y media actividad (hay uno ubicado en Andalucía) y el de alta actividad, que no hace mucho Catalunya rechazó y que se está construyendo en Guadalajara.
Situémonos ahora, si les parece, al final del proceso. ¿Habría una diferencia significativa con la situación actual en cuanto a la eficiencia energética?
J.I.: En una visión de conjunto, los sistemas más integrados son más seguros y eficientes, pero al tratarse de infraestructuras interconectadas no creo que se presentasen variaciones significativas. En cuanto a medidas dirigidas a la mejora de la eficiencia energética, es posible introducir diversas medidas, pero considero que es necesario disponer de capacidad financiera para apoyar estos proyectos concretos. Lo que no está claro es que en una Catalunya independiente se disponga, durante los primeros años como mínimo, de financiación suficiente.
A.T.: Es la asignatura pendiente de nuestro país. El progresivo encarecimiento de la factura eléctrica ha provocado que casi todos nos planteemos como reducirla. El abaratamiento de los costes asociados a la energía puede abrir la posibilidad de que quien gobierne en una posible Catalunya Independiente disponga de medios para ayudar los programas de eficiencia energética.
Ayudará, sin duda, la obligación de la certificación energética. Me pregunto: ¿Cuántas personas antes de comprar y/o alquilar una vivienda tienen en cuenta en sus cálculos si se trata de una vivienda eficientemente energética o si es una derrochadora de energía? Una vivienda se compra con la perspectiva de que puede ser para toda la vida y si se alquila normalmente es para mucho tiempo. Y también: ¿Alguien compra un coche sin saber si gastará tres o veinte litros por Km. recorrido? Y un coche tiene una vida real de un máximo de 8/10 años. Sin comentarios.
¿Y en cuanto al precio que tienen que pagar particulares y empresas?
A.T.: Ya he comentado que el sistema eléctrico catalán comportaría un importante abaratamiento de la factura eléctrica. España como consecuencia de una serie de errores garrafales en política energética se halla inmersa en un modelo económicamente insostenible y lo estamos pagando los consumidores, tanto domésticos como industriales. Tenemos una energía eléctrica entre las más caras de la UE27.
Catalunya estaría entre los precios más bajos y, por tanto, el plus de competitividad permitirá sin duda incrementar el volumen de nuestras exportaciones, abaratar los servicios y que el consumidor, que ahora ya se mira la factura eléctrica porque escuece en su bolsillo, cada dos meses pueda abastecer sus necesidades a unos precios asequibles.
J.I.: En los productos petrolíferos creo que no se producirían variaciones, más allá de las que se introdujeran en la fiscalidad.
En gas natural, al ser prácticamente todo el suministro de importación, podrían producirse algunas variaciones en función del gas descargado en Barcelona, en relación al resto de España. Pero si se actúa como un único sistema, no se producirían variaciones sensibles. Los peajes de transporte disminuirían.
En el suministro eléctrico disminuiría el coste, fundamentalmente por la menor proporción de energía renovable ubicada en Catalunya y también los peajes de transporte, dado que nuestra red de transporte es muy limitada. Por otro lado, en Catalunya deberíamos asumir el elevadísimo coste de la interconexión con Francia en corriente continua.
Además del aseguramiento del suministro eléctrico, en el campo de la energía hay otros aspectos a tener en cuenta. Por ejemplo, ¿en cuanto al modelo energético, en una Cataluña independiente tendrían más oportunidades las energías renovables y hasta qué punto se dependería de la energía nuclear?
J.I.: Evidentemente Catalunya tendría más capacidad para decidir su mix energético, pero nuevamente nos encontramos con que a pesar de dejar de formar parte de la Unión Europea, probablemente se decidiría cumplir los objetivos que fija dicho organismo.
Para 2030 el objetivo de la U.E. es que el 27% de la energía final sea generada por energías renovables. En Catalunya actualmente estamos alrededor del 9%, por lo que considero que el objetivo de la U.E. es muy difícil y costoso de alcanzar. Si se quiere cumplir dicho objetivo, la electricidad aumentaría de coste y tendería a igualarse con el resto de España.
La energía nuclear representa casi el 50 % de la energía producida en Catalunya. Su futuro dependería de la decisión del Parlament y en Catalunya hay voces que piden su cierre. Personalmente opino que, dado el elevado coste de su inversión, no podemos permitirnos el lujo de prescindir de Ascó y Vandellós.
A.T.: Todo sistema eléctrico debe reunir tres factores.
1.- Asegurar un suministro de calidad eléctrica: Mas o menos España y Catalunya son equiparables aunque Catalunya está mejor interconectada.
2.- Ser económicamente sostenible: España es insostenible, Cataluña en cambio es sostenible y por ello tendrá costes mucho más bajos.
3.- Ser medioambientalmente sostenible: El índice de emisiones de CO2 de Catalunya es mucho más bajo que el de España, del orden de la tercera parte de Alemania, Reino Unido, Italia , EEUU y del promedio del mundo.
El hecho de que podemos tener cubierta nuestra demanda de energía eléctrica por unos 10 años sin necesidad de nuevos medios de producción, y de que dispongamos de un bajo tanto por ciento de renovables, nos puede permitir que en una Catalunya independiente se realice un crecimiento de instalaciones de estas tecnologías, basado en muchas pequeñas instalaciones que se basan en la generación para el autoconsumo y en el mejor aprovechamiento de la red de distribución, tanto de baja como de media tensión.
¿Hay aspectos relevantes de la cuestión que nos hayamos dejado o que les gustaría exponer? ¿O pueden resumirnos su punto de vista general sobre esta problemática?
A.T.: Para apuntar otros aspectos a considerar y, sobre todo, resumiendo la cuestión, creo que una Catalunya Independiente puede ser un líder en las nuevas tecnologías de las smart grids y en el uso racional de la energía. Y que además dispone de una posición geoestratégica excelente entre España-Portugal y Europa, por su capacidad de interconexión eléctrica, por las eficientes y potentes instalaciones de regasificación del puerto de Barcelona, porque el Midcat se va a desarrollar ahora y también porque Europa necesita disminuir su dependencia respecto a Rusia.
J.I.: Ante todo deseo felicitarles por su iniciativa de promover un debate argumentado sobre la situación de Catalunya en el supuesto de convertirse en un estado independiente, en un momento en que este tema centra la actuación y el debate político. Creo que hay demasiada propaganda y poco debate, por lo que su iniciativa merece mi sincero aplauso.
De todas formas, pienso que la hipótesis de una Catalunya independiente a corto plazo no tiene ninguna posibilidad, por lo que considero que el debate es más académico que práctico. Si se quiere alcanzar por la vía del pacto, es evidente que el Gobierno de España no lo aceptará y la eventual Declaración Unilateral de Independencia tendría las horas contadas, ya que es fácil pensar que el Tribunal Constitucional la anularía de inmediato, y después ¿qué? ¿Insumisión? Sin independencia y con conflictividad permanente no me parece el panorama más deseable. Creo que el error está en considerar que alcanzar la independencia depende exclusivamente de nosotros, los catalanes.
En relación al tema energético, una consideración básica es que su evolución no puede separarse del resto de aspectos legales y económicos, como es la disponibilidad o no de financiación exterior.
Como síntesis, un proceso pactado no debería aportar grandes modificaciones, pero debemos tener en cuenta su gran complejidad operativa para valorar el tiempo necesario para su adaptación. También es previsible una reducción del coste de la electricidad a corto plazo, con tendencia a igualarse si se incrementase de forma significativa la proporción de las energías renovables en el mix energético.
Una independencia unilateral podría ser caótica.