Actualmente eyeOS se ha posicionado como la principal alternativa a los grandes
mayo 14, 2011Pau Garcia-Milà
Socio fundador de eyeOS
«Actualmente eyeOS, el escritorio web más avanzado del mundo, se ha posicionado como la principal alternativa a los grandes»
Pau Garcia-Milà Pujol, de 23 años de edad, creó a los 17 con su amigo Marc Cercós el sistema operativo eyeOS, pionero en el desarrollo del denominado «cloud computing», con el que poder acceder a nuestros archivos desde cualquier ordenador a través de un escritorio virtual situado en la ‘nube’ de Internet. En su día dejó los estudios en la facultad de Informática de la UPC (Universidad Politécnica de Cataluña) por bajo rendimiento académico, ya que apenas tenía tiempo de ir a clase completamente inmerso en el trabajo con Marc. Es Premio Nacional de Comunicaciones 2009 y ha recibido el premio «IMPULSA Empresa 2010», otorgado por la Fundación Príncipe de Girona.
Presentamos el capítulo introductorio a su libro Está todo por hacer. Cuando el mundo se derrumbe, hazte emprendedor, de Plataforma Editorial, 2011.
Con la fluidez de una entrevista, nos describe en la obra sus primeros cinco años como emprendedor. Esperamos poder formularle en el futuro algunas preguntas pormenorizadas sobre sus expectativas de cara al próximo quinquenio.
Con la fluidez de una entrevista, nos describe en la obra sus primeros cinco años como emprendedor. Esperamos poder formularle en el futuro algunas preguntas pormenorizadas sobre sus expectativas de cara al próximo quinquenio.
Me llamo Pau Garcia-Milà Pujol, nací en Olesa de Montserrat en 1987. Olesa es un pueblo de veinte mil habitantes situado a treinta kilómetros de Barcelona conocido por tener una obra de teatro (La Passió) infinitamente mejor que la de Esparreguera, el pueblo vecino.
He de admitir que no me gusta demasiado la palabra «emprendedor», aunque si rebusco en la memoria, debería retroceder hasta el final de la adolescencia para ver cómo conecté por primera vez con esta palabra, que hizo que acabara escribiendo Está todo por hacer: Cuando tenía diecisiete años, mi amigo Marc Cercós y yo nos planteamos hacer pequeños proyectos en Internet como excusa para aprender a programar y a diseñar. Sin saberlo, decidimos hacernos emprendedores y empezamos a probar una cosa tras otra.
Hicimos un periódico web sobre lo que pasaba en Olesa, un servicio que servía para que los que no sabían cómo hacerlo pudieran crearse una página web, juegos que nunca funcionaban y mil pequeñas cosas más. Queríamos crear aspirinas que solucionaran los males de miles de personas y, en realidad, creábamos vitaminas que a veces eran más placebo para los creadores que mejoras reales en la vida de alguien… pero así aprendimos, crecimos (aunque no dema- siado) y nos dimos cuenta de que intentarlo era tan difícil como divertido. Y que valía la pena.
Entre los proyectos que empezamos, uno de ellos era claramente distinto por dos razones: en primer lugar, porque al principio no nos dimos cuenta de que era un proyecto en sí; en segundo lugar, porque respondía a una necesidad que el hecho de estar trabajando en los otros proyectos había creado: Olesa está en pendiente, y vivíamos bastante separados. Cuando uno de los dos iba a casa del otro para trabajar, tenía que subir la cuesta o bajarla durante diez minutos; hasta aquí, todo perfecto. Sin embargo, el problema surgía cuando te olvidabas un archivo en la otra casa, lo que significaba que tenías que deshacer el camino y, luego, regresar.
Afortunadamente, hace cinco años los pendrive tenían muy poca capacidad. Y digo que esta fue una circunstancia afortunada porque quizá con uno de estos discos duros portátiles que existen en la actualidad, no hubiésemos tenido un problema y, por tanto, no nos habríamos preocupado de buscarle solución.
Por tanto, tratamos de hallar una respuesta a nuestro problema y nos planteamos algo muy sencillo: ¿Por qué no crea- mos algo que nos permita dejar nuestros archivos en Internet y recuperarlos desde la casa del otro (¡o donde sea!)?
Este fue el embrión del proyecto que llamamos más tarde «eyeOS», la respuesta a una necesidad y al hecho de que ambos fuésemos despistados –algo que sí era difícil de cambiar– . Cuando llevábamos un mes pensando en la idea, vimos el documental-película Los piratas de Silicon Valley, dirigida por Martyn Burke, que relata los inicios de los ordenadores personales, así como la rivalidad entre Microsoft y Apple. Aunque como película no es ninguna maravilla, a nosotros nos sirvió para creernos que podíamos cambiar el mundo igual que los protagonistas y, sobre todo, para pensar en grande con nuestras ideas. Eso que habíamos creado no solamente era un pequeño programa para acceder a los archivos; era mucho más: el principio del Sistema Operativo Web, o el poder trabajar desde cualquier lugar con cualquier ordenador del mundo… Y sonó tan convincente que nos lo creímos.
En agosto de 2005 publicamos la primera versión de eyeOS –por cierto, el nombre salió en una cena, y demostró eso de que al final tu madre siempre te salva de los grandes dilemas de la vida–. Con todo el convencimiento del mundo –y, quizá, con la valentía o la desvergüenza que da la juventud–, publicamos la noticia asegurando que éramos el paso siguiente en la era de informática e Internet: un sistema operativo que funcionaba desde la web (al contrario de los sistemas operativos que se encuentran en cada ordenador). Realmente no esperábamos que nadie lo viera, digamos, tan ambiciosamente como nosotros, pero el periódico digital OS News, especialista en Sistemas Operativos, lo publicó en portada anunciando el Sistema Operativo del futuro: eyeOS. Resultado: al cabo de pocas horas había un par de centenares de comentarios de lectores que venían a decir algo así como: «¡Pero qué tontería habéis publicado!», «Esto no tiene sentido ni tiene futuro»…
A pesar de los comentarios críticos (algunos muy críticos), pensamos que íbamos a seguir adelante, porque si a nosotros nos resultaba útil, quizá podía serlo para alguien más.
Y aquí estamos, cinco años más tarde y, en parte, gracias a que dos años después de empezar estallase lo que hoy se conoce como cloud computing o «computación en la nube» (y de no haber desistido inicialmente cuando la gente nos decía que no había mercado, un mercado que «apareció» dos años después). Actualmente, eyeOS se ha posicionado como la principal alternativa a los grandes, está presente en 55 países, se ha traducido a cuarenta idiomas y cuenta con cerca de dieciséis mil voluntarios en la comunidad técnica. Hemos ganado un Premio Nacional de Comunicaciones y un Premio de los Príncipes de Asturias y de Girona IMPULSA Empresa, entre muchos reconocimientos importantes en el medio técnico.
Este ha sido y todavía es, sin duda, un viaje que me ha enseñado el significado de ser emprendedor y a saber que no todo depende del capital inicial. Tener la oportunidad de escribir este libro es una parada más del camino, y espero poder guardarlo y releerlo de vez en cuando para recordarme que, aunque medio mundo opine lo contrario, no hay nada hecho ni inventado. En realidad, está todo por hacer.
http://www.youtube.com/watch?v=fu-XB7Tb4ew
Entrevista a Pau Garcia-Milà en el programa Buenafuente
Entrevista a Pau Garcia-Milà en el programa Buenafuente
Más información:
www.eyeos.org
www.eyeos.org