Las ciudades creativas, las grandes conurbaciones y el poder
octubre 4, 2015Experto en infraestructuras de transporte
Cataluña-España, el independentismo y el bolsillo
Voy a intentar ofrecerles un marco conceptual para entender las reclamaciones nacionales y regionales de Barcelona/Cataluña respecto a sus principales infraestructuras.
Situación mundial de las ciudad-región
En Estados Unidos hay una competencia feroz entre las grandes megalópolis para atraer inteligencia, capitales y sedes. Algunas avanzan (San Francisco o Atlanta) y otras retroceden (Saint Louis o Detroit). Esta competencia, basada en el fomento de la creatividad y la agilidad para invertir, es el motor de la nación. Pero la nación, Washington, no juega. Solo arbitra.
El fenómeno de la competencia global de las “full urban regions” ya lo previeron Emilio Fontela y Jacques Attali en los 801. Previeron que la competencia sería entre áreas urbanas y no entre naciones. Y que las áreas urbanas podían ser indistintamente una gran ciudad o una agrupación de ciudades como el Randstad holandés. Yo denomino al Randstad “OPNI” (Objeto Político No Identificado).
En Europa la competición entre las “full urban regions” también ha empezado. Hay unas 20 que están en primera y otras 70 que están en la segunda división. España tiene Madrid y Barcelona en la Champions y otras cuatro o cinco que trabajan en el segundo grupo. Conviene añadir que el mundo es tan complejo que la competencia también incluye, a ratos, alianzas y colaboraciones.
Pero volviendo a la competición, en Europa hay una distorsión. Los aparatos de los Estados no son neutrales, sino que juegan. El ostracismo de Manchester-Liverpool, y la reacción separatista de Glasgow-Edimburg, son consecuencia del partidismo del aparato del Estado británico a favor de Londres. Sería interesante repasar todos los casos europeos pero no tenemos espacio.
Caso español y secesionismo catalán
Es claro que el Estado español refuerza el polo de Madrid. También es claro que la concentración de inversión en Madrid la pagan otros, en especial Barcelona. Baste ver el crecimiento de Madrid en los últimos 50 años o viajar por las redes de cercanías de ambas ciudades para darse cuenta de la desigualdad de trato. Cataluña paga el 20-21 % de los impuestos y recibe el 8-10 % de la inversión.
Este factor, es uno de los que influye más en el secesionismo catalán. Pretendo demostrar que el partidismo económico del Estado, es un factor que tiene tanta o más fuerza que el conjunto de razones históricas, jurídicas, culturales y sociales que invocan los secesionistas. Estoy diciendo que el gran viento de cola que va a favor de la independencia es la billetera.
Veamos un detalle importante. Las encuestas catalanas referentes al sentimiento de pertenencia de los ciudadanos, coinciden en que el secesionismo estaba sobre el 15-18 % entre 1980-2006. La gran sorpresa es que entre el 2006 y 2015 ha subido un 3 % anual de forma constante. Esto es un record de cambio social sin precedente en el mundo. Y continúa subiendo.
Cierto que el cambio de ritmo se produjo de 2006, cuando se rechazó el nuevo Estatuto y se produjeron los disparatados errores del aparato judicial. A ello se juntó la campaña de boicots a los productos catalanes, el rechazo de la opa de la participada de “la Caixa” a Endesa, “alemanes antes que catalanes”, y otros rechazos que soliviantaron a gran parte de la sociedad económica, en especial a los empresarios de las pymes.
Sorprende que nuestra sociedad sólo recuerde los temas identitarios y las banderas. Éstas siempre han estado ahí, pero antes la economía catalana se sentía respaldada por el Estado. Incluso durante el régimen anterior. Y sorprende más que en Madrid no se den cuenta que cuando se levante el velo, otras ciudades-región españolas pueden tener la misma actitud, banderas aparte, que Cataluña.
Un ejemplo de ello lo tenemos en el caso del paralizado corredor mediterráneo. Es inaceptable que desde Valencia a Barcelona aún haya 100 km de vía única y que las mercancías aún vayan en camión. Pero la desidia del corredor mediterráneo va acompañada de desconsideraciones a otros territorios españoles a los que también se perjudica económicamente.
Un ejemplo lo tenemos en el trazado de la Alta Velocidad Española. Antes el ferrocarril español unía toda la zona norte y el centro mediante el trazado romano. La Y entre Valladolid-Palencia, y sus dos brazos a León y Miranda de Ebro, permitían la conexión de todo el norte peninsular (desde Galicia a Aragón), su extensión a la costa cantábrica y su ligazón con las dos Castillas.
En cambio las líneas de AV se han diseñado en función del polo económico madrileño. Además de los efectos “puente”, “túnel”. “sol” y “sombra” 2, el propio trazado hace que un viajero gallego que en el futuro quiera llegar a Oviedo en el AVE, tendrá que hacer el recorrido Santiago-Ourense-Zamora-Olmedo-Segovia, y allí tomar el Segovia-Valladolid-Palencia-León-Oviedo. Los romanos iban de Ourense a León.
Podríamos continuar con este curioso trazado. Al final sale que la ciudad que pierde más centralidad es Valladolid. Que el trazado se ha hecho pensando en Madrid y dejando que las provincias pobres, aparte de ver emigrar sus mejores cerebros, se vean relegadas a simple suburbio de la nueva metrópoli. Si no se cambia el rumbo, cuando el drama catalán acabe, puede llegar el de las demás regiones.
Problema actual entre Catalunya y el Estado español
Es increíble la cantidad de errores que se han producido por ambas partes. Los más graves son los del Estado, que tiene más medios, conocimiento y responsabilidad. Pero no son pocos los errores catalanes, cuya falta de tacto tanto daño les causa. Lo peor es la larga desidia con que se ha dejado crecer el descontento catalán que es la causa profunda de su gran separación emocional.
Una cierta separación entre Cataluña y el Estado español, probablemente ya no tiene vuelta atrás. Gran parte de la población catalana ya ha desconectado y mira a Europa en lugar de España. Lo positivo es que España también es Europa y en lo sustancial todos estamos ligados a la UE. De una u otra forma habrá que llegar a acuerdos de separación jurídica, contabilidad pública diferenciada y poco más.
Alguien se escandalizará de que cite estos cambios de manera tan llana. Algunos pensarán que estos cambios son el principio del caos. Creo que hay que relativizar. Alterarán las expectativas de profesionales de Hacienda o del Poder Judicial, pero mucho menos de lo que se altera a los empresarios o empleados que afrontan una nueva regulación o un cambio de mercado y deben reinventarse.
Quizá haya que recordar que estamos en época de cambios y que estos van muy deprisa. Respecto a los territorios, los cambios van probablemente en la dirección que se ha apuntado al principio. Es hora de emplear el pragmatismo para resolver el problema español de forma lo más práctica posible y compatibilizar la nueva estructura con la que se va dibujando el nuevo mundo.
El gran problema español vendrá después de la acomodación contable y judicial de Cataluña. No se puede continuar con el crecimiento asimétrico de Madrid respecto a las provincias periféricas. Se descapitaliza la periferia y se colapsa la metrópoli por exceso de dimensión. Para evitar el futuro desgarro, hay que reinventar el Estado, pero la alta burocracia del Estado no está por la labor.
Nota 1. Ver mi libro Ferrocarril, el medio de transporte del Siglo XXI. Dobleerre Editorial. Barcelona, 2013. Página 113, párrafo 3.2.1.
Nota 2. Ídem, ver en la misma obra: Página 111, párrafo 3.1.4.