La Formación Profesional y las necesidades reales de las empresas
enero 3, 2012Miquel Tallada
Coordinador de las Escuelas Profesionales Salesianas
«La Formación Profesional en España está diseñada académicamente, sin relación con la empresa y la técnica.»
Miquel Tallada Banal es sociólogo, en la especialidad de Prospectiva educativa, por la Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido miembro de la World Future Studies Federation y su vida profesional se ha desarrollado en el ámbito educativo. En el año 1999, fue nombrado director de la Escuela Profesional Salesiana de Sarrià, en Barcelona, y ha sido consultor del Departament d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya en el campo de la evaluación de la Formación Profesional. Desde 2003, se encarga de la coordinación de todas las Escuelas Salesianas de Cataluña, Andorra, Baleares y Aragón.
¿Con respecto a los países avanzados, como Alemania, cómo ve la situación de la Formación Profesional en España?
Si diéramos una respuesta políticamente correcta, diríamos que en algunas cosas estamos relativamente bien y en otras no tanto, pero yo insistiría en el no tanto. La Formación Profesional en España, tal y como está estructurada, sufre de algunos problemas graves aún no resueltos que en otras partes sí se han resuelto.
Pongamos primero uno de tipo normativo: la Formación Profesional se configura en grados superiores y medianos, independientes los unos de los otros (la Ley Orgánica tiene esto contemplado), pero en la práctica esto no es así. Entonces, se inventan legalmente y normativamente muchas pasarelas, vías y subterfugios para solucionar el problema. O sea que, resumiendo, está mal hecha.
Un segundo tipo de problema lo tenemos en la misma configuración del currículum de la Formación Profesional. Tenemos una Formación Profesional diseñada académicamente. Esto ya es un error, ya que debería estar diseñada tecnológicamente, empresarialmente… Este problema que acabo de mencionar es muy serio, tenemos una Formación Profesional diseñada académicamente y además una literatura oficial borrosa y confusa, que dice, por ejemplo, que los centros tienen autonomía. Y cuando preguntas ¿en qué se traduce esta autonomía? La respuesta es que se traduce en nada. Porque ni puedes exclamar: vale, pues a mí me interesaría que este trabajador de esta empresa viniera a hacer unas horas en mi escuela y enseñara. Pero es que la ley no te lo permite. Pone ochenta mil trabas…
Pongamos primero uno de tipo normativo: la Formación Profesional se configura en grados superiores y medianos, independientes los unos de los otros (la Ley Orgánica tiene esto contemplado), pero en la práctica esto no es así. Entonces, se inventan legalmente y normativamente muchas pasarelas, vías y subterfugios para solucionar el problema. O sea que, resumiendo, está mal hecha.
Un segundo tipo de problema lo tenemos en la misma configuración del currículum de la Formación Profesional. Tenemos una Formación Profesional diseñada académicamente. Esto ya es un error, ya que debería estar diseñada tecnológicamente, empresarialmente… Este problema que acabo de mencionar es muy serio, tenemos una Formación Profesional diseñada académicamente y además una literatura oficial borrosa y confusa, que dice, por ejemplo, que los centros tienen autonomía. Y cuando preguntas ¿en qué se traduce esta autonomía? La respuesta es que se traduce en nada. Porque ni puedes exclamar: vale, pues a mí me interesaría que este trabajador de esta empresa viniera a hacer unas horas en mi escuela y enseñara. Pero es que la ley no te lo permite. Pone ochenta mil trabas…
¿Qué hacen para solucionar estos problemas?
La Isla Tecnológica es un invento nuestro para subsanar este handicap. También lo es el Consejo Superior de Empresarios, que se crea en una escuela para que te informen, para que te ayuden, para que intervengan. Quiero decir que debes inventarte cosas que si te las dejaran hacer, con una cierta flexibilidad… Pero es que las tienes que hacer casi a escondidas.
Otro punto importante es la dificultad para poder trabajar en red. Hoy en día esto es algo indispensable y aún más con la crisis económica que tenemos. No podemos permitirnos ir repitiendo cosas. Para poner dos ejemplos claros: si yo, en Barcelona, tengo un taller de mecánica de coches o de soldadura y me lo monto bien pues es bueno que los alumnos vengan aquí; pero si tengo una escuela en Sant Vicenç, tengo que montar otro taller de soldadura allí. Se debería poder trabajar en red. Hablo de una red de compartir conocimiento, no solo y básicamente de internet, sino de recursos, compartir profesorado, equipamientos, etc.
Porque no está confeccionado así, claro: cada escuela debe tenerlo todo. Pensad que cuando se hizo uno de los ciclos superiores de informática, en los contenidos ni siquiera estaba internet. Simplemente ¡no estaba! Estos son los problemas graves en la Formación Profesional. Fijaos que no hablo de presupuestos ni de dinero. Porque dinero hay o no hay, pero el principal problema no es económico.
Otro punto importante es la dificultad para poder trabajar en red. Hoy en día esto es algo indispensable y aún más con la crisis económica que tenemos. No podemos permitirnos ir repitiendo cosas. Para poner dos ejemplos claros: si yo, en Barcelona, tengo un taller de mecánica de coches o de soldadura y me lo monto bien pues es bueno que los alumnos vengan aquí; pero si tengo una escuela en Sant Vicenç, tengo que montar otro taller de soldadura allí. Se debería poder trabajar en red. Hablo de una red de compartir conocimiento, no solo y básicamente de internet, sino de recursos, compartir profesorado, equipamientos, etc.
Porque no está confeccionado así, claro: cada escuela debe tenerlo todo. Pensad que cuando se hizo uno de los ciclos superiores de informática, en los contenidos ni siquiera estaba internet. Simplemente ¡no estaba! Estos son los problemas graves en la Formación Profesional. Fijaos que no hablo de presupuestos ni de dinero. Porque dinero hay o no hay, pero el principal problema no es económico.
La Formación Profesional debe estar en una continua actitud innovadora en contacto permanente con la empresa | La Formación Profesional es una de las inversiones más rentables para una sociedad en continuo cambio tecnológico. |
Parece evidente que las Administraciones no están a la altura de los problemas que tienen los alumnos y las empresas…
Otro problema muy importante es la integración de los sistemas de Formación Profesional. Para eso estamos trabajando con Pimec (la patronal de la pequeña y mediana empresa en Cataluña), que han elaborado un documento en el que hemos colaborado sobre los problemas de la FP. Con ellos coincidimos en que el principal problema es toda esta dispersión de sistemas: reglada, no reglada, vocacional, de reciclaje, un programa que se llama “cualifícate”, otro que se llama “acredítate”… Un volumen de iniciativas diferentes de cosas diversas… nosotros nos preguntamos ¿por qué no lo integramos todo? En resumen, aquí en Cataluña es un caos. Tienes una agencia de acreditación, una agencia de cualificación, el consejo de la agencia FP, FP.cat, tienes ocho o nueve organismos… Y después tienes a nivel de Formación Profesional el gran problema de que, como materia educativa depende del Departamento de Educación y toda la formación no reglada depende del Departamento de Empresa y Ocupación. ¡Dependemos de dos departamentos gubernativos! Encima nosotros tenemos una escuela de FP en Monzón, que es Aragón con otra normativa diferente, como es lógico. Tenemos que hablar con el Departamento de Educación porque los famosos programas de cualificación profesional inicial, los PQPI, los gestiona Educación con unas condiciones, pero los subvenciona el Departamento de Trabajo con otras condiciones. ¿No se podrían poner de acuerdo? Los PQPI en Cataluña los subvenciona Trabajo, en Aragón son concertados. Trabajo y Educación en Aragón se han puesto de acuerdo. No se tiene que hacer papeleo para unos y para otros. Yo soy sociólogo de profesión y cuando recuerdo a Max Weber cuando hablaba de la burocracia como racionalización, pienso que ojalá fuera racional la burocracia… Lo fue, pero ahora de racional no tiene nada. Para hacer clase a doce chicos, en un PQPI, en una escuela como la de aquí en Sarrià, debes justificar a Trabajo que el edificio es sólido… ¡Pero no me hagan reír! ¿Ahora tengo que presentar planos, tengo que presentar certificados de edificación…?
¿Entonces las escuelas profesionales y el entorno empresarial no trabajan al unísono?
El principio de la flexibilidad, que es absolutamente necesaria en una Formación Profesional, debería permitir una relación con el entorno mucho más dinámica. Puedes montar un bachillerato donde quieras, porque la relación con el entorno no tiene una incidencia, pero en la Formación Profesional este es un factor decisivo. ¿Cómo vamos por ejemplo a hacer una formación de peluqueros en un lugar donde no hay peluquerías? Quiero decir que quizás durante cuatro años va bien una Formación Profesional, pero al quinto año la tienes que cambiar y tienes que hacer otra cosa. Esta flexibilidad es un punto muy importante en la FP. Y en esto también falta coordinación.
Los Salesianos tenemos escuelas en Alemania, famosa por la educación profesional dual, o sea una parte se hace en la escuela y la otra en la empresa, pero ahí ya está concebida así, ya no tienes que montarte historias. Aquí tenemos un modelo de Formación Profesional rígido y encorsetado. Si la Administración lo que hace es controlar a los administrados, se entiende que tengan miedo de la flexibilidad, porque se les escaparía. Pero la Administración debería estar al servicio de los administrados.
No todo es negativo, por supuesto. Ves la voluntad de hacer las cosas, pero o bien no tienen medios, o bien no tienen ideas suficientemente prácticas. Ahora por lo menos hay una cierta coincidencia en la “literatura oficial”, que digo yo. Ya es un paso. Después si de la coincidencia en la literatura pasásemos a una coincidencia de normativa y después a una flexibilidad práctica, avanzaríamos mucho.
Los Salesianos tenemos escuelas en Alemania, famosa por la educación profesional dual, o sea una parte se hace en la escuela y la otra en la empresa, pero ahí ya está concebida así, ya no tienes que montarte historias. Aquí tenemos un modelo de Formación Profesional rígido y encorsetado. Si la Administración lo que hace es controlar a los administrados, se entiende que tengan miedo de la flexibilidad, porque se les escaparía. Pero la Administración debería estar al servicio de los administrados.
No todo es negativo, por supuesto. Ves la voluntad de hacer las cosas, pero o bien no tienen medios, o bien no tienen ideas suficientemente prácticas. Ahora por lo menos hay una cierta coincidencia en la “literatura oficial”, que digo yo. Ya es un paso. Después si de la coincidencia en la literatura pasásemos a una coincidencia de normativa y después a una flexibilidad práctica, avanzaríamos mucho.
Las prácticas realizadas en las escuelas salesianas se complementan con las horas de formación hechas en la empresa
Distingamos ahora entre oferta pública y privada. ¿Deben competir, deben complementarse?, ¿cómo?
Hay unas diferencias importantes. Hay dos cosas. La primera es que la oferta pública tiene mucho más recursos presupuestarios, y esto en la FP es muy importante. Una escuela concertada no tiene una partida tecnológica, como le llamo yo. No te dan dinero, aunque quieras montar un taller. Claro, y hablamos de mucho dinero, pero lo que está claro es que el mapa de la FP se ha congelado. Entonces la oferta privada es la que es, y, tal como vamos, irá disminuyendo porque no tendrá presupuesto para ponerse al día. Ni los empresarios, ni los Salesianos como congregación religiosa, pueden volcar todo el dinero que hace falta; por ejemplo para comprar una máquina de control numérico.
Tanto hablar de que la escuela pública o la escuela concertada, cual tiene más calidad, cual tiene menos. Hay buenas escuelas públicas y buenas escuelas concertadas, y escuelas públicas que dejan que desear y escuelas concertadas que también. Aquí de lo que yo hablaría es de factores o elementos. El seguimiento del alumnado, pongamos por cas: por principio la escuela concertada tiene un seguimiento tutorial y personal del alumnado como un elemento característico, en la escuela concertada el seguimiento es un aspecto distintivo, porque de algún modo tiene que mejorar de cara a buscar alumnos.
Ahora lo están haciendo las públicas, aunque con reticencias sindicales. Pero lo están comenzando porque si no están encallados. Otro factor de distinción es que le profesorado funcionario, que predomina en la pública, no es un buen modelo para un enseñante. Esto se vería solamente en un simple detalle: que se hiciera público el índice de absentismo del profesorado. No se publicará seguramente, aunque lo sabemos y lo conocemos.
Tanto hablar de que la escuela pública o la escuela concertada, cual tiene más calidad, cual tiene menos. Hay buenas escuelas públicas y buenas escuelas concertadas, y escuelas públicas que dejan que desear y escuelas concertadas que también. Aquí de lo que yo hablaría es de factores o elementos. El seguimiento del alumnado, pongamos por cas: por principio la escuela concertada tiene un seguimiento tutorial y personal del alumnado como un elemento característico, en la escuela concertada el seguimiento es un aspecto distintivo, porque de algún modo tiene que mejorar de cara a buscar alumnos.
Ahora lo están haciendo las públicas, aunque con reticencias sindicales. Pero lo están comenzando porque si no están encallados. Otro factor de distinción es que le profesorado funcionario, que predomina en la pública, no es un buen modelo para un enseñante. Esto se vería solamente en un simple detalle: que se hiciera público el índice de absentismo del profesorado. No se publicará seguramente, aunque lo sabemos y lo conocemos.
Nos ha hablado de la inserción de los alumnos en el mundo laboral a través de la Isla Tecnológica.
Efectivamente, para gestionar esta formación no reglada nosotros tenemos una entidad a la que le llamamos Isla Tecnológica. Desde este departamento se gestionan todas las relaciones entre la escuela y las empresas, tanto las escuelas de FP como de nuestras escuelas universitarias. Es como una entidad de servicios formativos profesionales básicamente para empresas. Hacemos convenios con empresas, ofrecemos formación para empresas, vamos a la empresa o la empresa viene a las escuelas para recibir formación. Este es el gran campo de la Formación Profesional. Porque dentro de la reglada, tanto en los ciclos de grado medio como de grado superior, los alumnos deben hacer prácticas en las empresas.
Es indudable que la hoja de servicios de la entidad es brillante. ¿Podría ofrecernos un breve repaso?
La Orden de los Salesianos nació específicamente para dedicarse a la Formación Profesional. Nuestra primera escuela de Formación Profesional en España fue la de Sarrià. En Italia empezaron antes, el fundador, Don Bosco, en unos tiempos muy difíciles (en el siglo XIX, cuando Italia estaba en la guerra de unificación, con un gran movimiento anticlerical en contra, porque el Estado Pontificio era uno de los obstáculos a esta unificación).
Lo hizo todo allí. Pero pronto vino también a Cataluña, en el 1886, a visitar la escuela recientemente construida. Como en Italia, se hizo para atender a los hijos de los trabajadores. Comenzó recogiendo a los chicos para formarlos profesionalmente y obligó a los empresarios a que les hicieran un contrato, por lo que entonces tenía a los empresarios en contra y a los sindicatos a favor…
Los salesianos, por ejemplo, al “provincial”, como se llama en las congregaciones, nosotros le llamamos “inspector”. Un nombre muy seglar, muy laico. Porque él lo cubrió todo con lenguaje secular, por la época en que se encontraba, en la que no le habrían permitido hacer ninguna escuela. En resumen, como veis, los salesianos por vocación tenemos la Formación Profesional como bandera.
Lo hizo todo allí. Pero pronto vino también a Cataluña, en el 1886, a visitar la escuela recientemente construida. Como en Italia, se hizo para atender a los hijos de los trabajadores. Comenzó recogiendo a los chicos para formarlos profesionalmente y obligó a los empresarios a que les hicieran un contrato, por lo que entonces tenía a los empresarios en contra y a los sindicatos a favor…
Los salesianos, por ejemplo, al “provincial”, como se llama en las congregaciones, nosotros le llamamos “inspector”. Un nombre muy seglar, muy laico. Porque él lo cubrió todo con lenguaje secular, por la época en que se encontraba, en la que no le habrían permitido hacer ninguna escuela. En resumen, como veis, los salesianos por vocación tenemos la Formación Profesional como bandera.
Los Ciclos Formativos trabajan las competencias profesionales con una formación eminentemente practica.
Después de este breve repaso al pasado, ¿puede hablarnos un poco sobre cómo ven el futuro?
Lo primero que pedimos al futuro es la integración del sistema. Esto es básico. Si queremos una buena Formación Profesional debe ser un todo integrado. Que se integre la formación, la orientación, la empresa, la escuela… Y que haya una sola voz competente y no cuarenta. La integración también hay que hacerla en este nivel. Esta es una primera cosa.
Entonces, adecuar la normativa a la realidad nunca a la inversa. Dentro de la integración, eso que decía yo al inicio de la integración normativa o legal, esta sería una primera cosa. Otra segunda cosa sería ayudar mucho a las empresas para que vieran las ventajas de ofrecer formación. No debe ser una carga para la empresa colaborar con una escuela. Se debe tener imaginación, inventiva, redes colaborativas de todo tipo, quiero decir buscar mecanismos para que la empresa que necesita personal formado, sea agente formativo también.
No tenemos que partir de cero. Yo diría que si tuviéramos eso lo tendríamos ya casi todo. Podría decir más cosas, pero es una asignatura pendiente. Siempre hablando de dignificar la Formación Profesional… ¡Que paren ya de hablar de eso de una vez!
Entonces, adecuar la normativa a la realidad nunca a la inversa. Dentro de la integración, eso que decía yo al inicio de la integración normativa o legal, esta sería una primera cosa. Otra segunda cosa sería ayudar mucho a las empresas para que vieran las ventajas de ofrecer formación. No debe ser una carga para la empresa colaborar con una escuela. Se debe tener imaginación, inventiva, redes colaborativas de todo tipo, quiero decir buscar mecanismos para que la empresa que necesita personal formado, sea agente formativo también.
No tenemos que partir de cero. Yo diría que si tuviéramos eso lo tendríamos ya casi todo. Podría decir más cosas, pero es una asignatura pendiente. Siempre hablando de dignificar la Formación Profesional… ¡Que paren ya de hablar de eso de una vez!
El futuro inmediato es la legislatura que acaba de empezar en el Estado español. Se supone que con una nueva Ley de Educación.
Estamos hablando ahora que se está cocinando una nueva Ley de Educación, que dentro de poco supongo que ya la tendremos. Esto es bastante inconcebible en otras latitudes. La educación debería ser un territorio bloqueado en cuanto a cambios normativos. Es decir, gana un partido y tienes una ley, gana otro y tienes otra. No se debería cambiar la Ley de Educación sin un consenso amplio. La educación se ha politizado demasiado y deberíamos despolitizarla. Eso es otra cosa básica.
Del taller de Madera de la Escuela Profesional Salesiana de Sarrià han salido artistas y escultores, además de profesionales muy cualificados.
Nuestra revista basa gran parte de sus contenidos en la cuestión, que nos parece básica, de la calidad. ¿Qué pueden aportar al respecto las Escuelas Salesianas?
Nosotros tenemos todas las escuelas certificadas en la ISO. Todas, las de FP, las de ESO, todas. El principio de la calidad es un elemento irrenunciable. Tenemos catorce escuelas y todas certificadas en la ISO. Llevamos años con ello.
No lo tienen todos los centros. Algunos sí, y el Departamento de Educación de la Generalitat, por ejemplo, está obligando a los institutos de FP a tenerlo. Los que no son de FP, no. En cambio nosotros la ESO también la tenemos certificada, así como la educación infantil y el bachillerato. Nosotros trabajamos claramente en parámetros de calidad. No hay ninguna otra institución, que yo sepa, que tenga todas las escuelas certificadas.
No lo tienen todos los centros. Algunos sí, y el Departamento de Educación de la Generalitat, por ejemplo, está obligando a los institutos de FP a tenerlo. Los que no son de FP, no. En cambio nosotros la ESO también la tenemos certificada, así como la educación infantil y el bachillerato. Nosotros trabajamos claramente en parámetros de calidad. No hay ninguna otra institución, que yo sepa, que tenga todas las escuelas certificadas.
Más información:
www.salesians.info
www.salesians.info
Irene García – Francesc Ribera