Conocimiento experto en química orgánica aplicada a la industria

JABER S.A., 60 años con mucha química

Tuvo una visión y no cejó hasta llevarla a cabo. Javier Jiménez Martín (1912-2008), inconformista, autodidacta, trabajador incansable (reconocido con la medalla al mérito en el trabajo), y padre de los hoy dos máximos responsables de la empresa, Javier y Joaquín (y abuelo de la tercera generación que ya se ha incorporado a la gestión de la compañía, Daniel y Sara), fundó JABER S.A. en 1953.

Sesenta años llenos de éxitos para esta empresa química eminentemente familiar, que a día de hoy cuenta con unas instalaciones privilegiadas cerca de Madrid, en Móstoles y una segunda instalación en un enclave logístico estratégico como es Almansa (Albacete).

Javier Jiménez Martín, fundador de la compañía el año 1953, trabajando en el laboratorio.

En total son más de 100.000 m² de instalaciones, con almacenamientos en depósitos de más de 2.000 m³, y 12.000 m² en almacenes cubiertos. Existen ambiciosos planes de ampliación de estos almacenamientos en un corto plazo para hacer frente a nuevas oportunidades de negocio.

JABER consiguió cerrar 2013 con una cifra de negocio cercana a los 20 millones de euros.

En un solar de Carabanchel

A principios de la década de los 50, en España había escasez de muchas materias primas de las que hoy se emplean habitualmente en la industria. La posguerra todavía coleaba y no existía una industria desarrollada en casi ningún sector. Los productores y distribuidores de productos químicos purificados no abundaban. En este contexto, Javier Jiménez Martín se instaló en un solar familiar en el madrileño barrio de Carabanchel. Eran los cimientos de la actual JABER S.A.

Básicamente, en esos primeros momentos se dedicaba a purificar productos, envasarlos y ser un proveedor tanto para empresas privadas, como para laboratorios de investigación como el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y la Universidad Complutense.

El negocio fructificó y, poco tiempo después, el fundador de la empresa junto con otros socios creó JABER S.A., trasladando la sede a Pozuelo, en las cercanías de Madrid. La compañía se fue afianzando en el sector y superando algunos retos importantes. Sin embargo, disensiones entre los socios, obligaron a Javier Jiménez, ya en solitario, a levantar la empresa otra vez desde cero. Desde entonces el capital social ha permanecido al 100% en la familia Jiménez.

JABER cuenta con una flota propia de vehículos: camiones, furgonetas, cisternas y tráileres.

Cuando el negocio adquirió suficiente envergadura, y haciendo gala de una gran visión de futuro, compró los terrenos donde se ubica en la actualidad la sede central de la compañía en Móstoles. Funcionó. Hoy, cuentan con una plantilla de 50 trabajadores, y con una importante flota de camiones de transporte químico nacional, lo que le hace un proveedor extremadamente flexible en sus entregas.

JABER fue una de las primeras empresas del sector químico que se certificó por AENOR en la norma de calidad ISO 9001, en el año 1993. Luego le siguieron otras normas, como la ISO 14001 y la del automóvil ISO/TS 16949.

Soluciones específicas

JABER fabrica diversos productos a terceros basados en su experiencia como distribuidor de las principales multinacionales del sector químico, pero desde luego su mayor especialidad son los disolventes.

A través de su marca comercial JABER solvents, la compañía fabrica disolventes para todas las aplicaciones del mercado. La experiencia de 60 años en sectores clave como la automoción, farmacia, artes gráficas, composites, detergencia o la industria del mueble, han demostrado que JABER ha hecho de la especialización su mejor virtud.

La compañía fabrica una gran variedad de productos, entre los que destacan los disolventes para varios sectores y aplicaciones.

A pesar de que no ser una empresa con grandes presupuestos de I+D+i, se realizan continuamente ensayos sobre productos y aplicaciones; tanto para mejorar los existentes, como para aprovechar las nuevas oportunidades de negocio que se presentan. Tanto el medio ambiente como la prevención de riesgos laborales, son dos factores que están influyendo mucho en la evolución de los productos químicos industriales: se tiende a la química verde (más ecológica, más segura, pero química al fin y al cabo).

Pero a pesar de que los disolventes son la estrella de la compañía, JABER también basa su modelo de negocio en la distribución de las materias primas más demandadas por empresas de sectores como la fabricación de pinturas, barnices y tintas o colas y adhesivos.

La industria farmacéutica y cosmética también es un buen cliente de esta compañía madrileña.

Además, y para complementar los servicios ofrecidos a sus clientes, JABER también es gestor de residuos, en su faceta de recuperador de disolventes. Con esta actividad complementaria, se cierra el ciclo del producto: desde que se fabrica en la refinería, pasando por el suministro al usuario final, y finalmente la recogida del residuo, su reciclado y la puesta de nuevo en el mercado, JABER está presente en todas las etapas.

Compromiso a tres bandas

El fomento del reciclado es uno de los objetivos de JABER con sus clientes y se enmarca perfectamente dentro de su política. “El respeto por el medio ambiente es uno de los pilares de JABER y nuestras instalaciones y procesos son el fruto de este compromiso”, aseguran los responsables de la compañía.

Otro pilar fundamental de la RSC de la compañía es el compromiso con el equipo humano que forma parte de su plantilla. Con un índice casi nulo de rotación, el 100% de empleos fijos e incluso con sagas familiares de diversas generaciones al servicio de la empresa, los trabajadores de JABER son una de las prioridades de la dirección, como confiesa Javier Jiménez Iglesias. “Algunos de ellos trabajan con nosotros prácticamente toda su vida laboral, hasta su jubilación. Estamos totalmente comprometidos en el mantenimiento de los puestos de trabajo como una prioridad de nuestro modelo de negocio, también en los malos tiempos, por supuesto”.

Y el tercer compromiso es, como no puede ser de otra manera en una empresa familiar que se precie, con su pasado. En la central de Móstoles la familia Jiménez ha acondicionado un museo. Allí encontramos una interesante colección de instrumental químico de los años 50 y 60, así como imágenes y documentos históricos de todos los momentos representativos de su dilatada historia.

Con un índice casi nulo de rotación, los trabajadores de JABER son una de las prioridades de la dirección.

Mercado nacional con vocación exterior

Desde que estalló la crisis económica en España la internacionalización de las empresas se ha convertido en un mantra que repiten sin cesar la mayoría de administraciones como único camino para superar el descenso del consumo interno. Pero, como saben la mayoría de pequeños y medianos empresarios, salir al exterior no es tan sencillo.

En el caso del sector químico, y particularmente en el de JABER, se trabaja a menudo con productos en los que el coste logístico supone una barrera infranqueable para según qué destinos. No es raro, pues, que empresas como JABER tengan en el mercado nacional su principal cliente.

Aun así, la compañía se está centrando, gracias al aporte de las nuevas generaciones, en desarrollar productos más especializados, con mayor valor añadido, que facilite la exportación a nuevos mercados. Ya se exporta parte de su producción a la UE y se está planteando en el corto plazo abordar un nuevo nicho de mercado: el Magreb..

Las perspectivas de futuro son, pues, optimistas. Plenamente consolidada en el mercado interior y con próximos planes para su incursión en países de nuestro entorno, esta empresa química quiere mantener el espíritu de quién, contra viento y marea, la fundó hace más de 60 años.