Presidente de Mes Advocats i Gestió, S.L.P.
Nuestra sociedad no es plenamente democrática, porque no está fundamentada en el Derecho como sentido de lo que es justo y equitativo, sino en la ley como instrumento de poder.
Mes Advocats i Gestió, con sede en Barcelona y Madrid, es uno de los bufetes de abogados más completos para el servicio a particulares y empresas. ¿Podría resumirnos su trayectoria?
Nuestra firma es el resultado de la fusión, en enero de 2012, de dos bufetes jurídicos. Uno dedicado al Derecho Civil, Mercantil y Urbanístico y otro al Fiscal y Laboral. Asimismo, nuestra firma preside un grupo de pequeños despachos con diversas especialidades (Penal, Medioambiental, Familia, Extranjería, y Procesal) denominado “GRUP MQ Abogados”.
Por todo ello, podemos afirmar que, actualmente, ofrecemos, en Madrid y Barcelona, toda la variada gama de servicios jurídicos que puedan demandar tanto las empresas como los profesionales.
Equipo del bufete
¿Cuáles diría que son sus puntos fuertes y en qué aspectos pueden ayudar mejor a los que son nuestros principales lectores: los emprendedores, los profesionales y las pymes?
En nuestra web puede leerse que “ser una firma pequeña nos hace grandes”. Porque por nuestra dimensión, podemos convertirnos con más facilidad en socios de gestión legal de nuestros clientes, y ello en base al conocimiento recíproco de los profesionales del despacho y del de los clientes vinculados. Podemos afirmar que “nos ponemos en su lugar” porque procuramos conocerlos a fondo, tanto a ellos como al sector en el que desarrollan su actividad.
¿En este sentido, que servicios o productos diferentes ofrecen?
A esta pregunta, le responderé que, cada año como mínimo, sacamos un nuevo “producto” al mercado, en función de lo que nuestra clientela nos ha venido solicitando en los meses anteriores.
El último de estos productos es un “servicio para la ubicación en España de empresas extranjeras”.
En 2013, a pesar de la crisis, detectamos que diversas empresas europeas, pero también americanas y asiáticas, nos pedían información sobre cómo instalarse en nuestro país. Algunas de sectores clásicos, pero otras de sectores regulados (finanzas, seguros, telecomunicación, energía, etc.), así como de otros ámbitos muy diversos, a los que hay que saber ofrecer un servicio jurídico específico y de calidad.
Actualmente, nuestro portafolio ya ofrece este servicio.
Usted puede acreditar una dilatada trayectoria profesional, así que vamos a referirnos también a su persona. ¿En primer lugar, por el apellido nada tendrá que ver con su famoso homónimo, verdad?
El padre del mal llamado “Millet del Palau” era amigo de mi padre y ambos se apellidaban “Millet i Maristany”. Y, sin embargo, no eran familia aunque, muy posiblemente, si nos remontásemos en los tiempos, encontraríamos algún ancestro común. Nuestras familias proceden de una población cercana a Barcelona (El Masnou) donde once apellidos se repiten una y otra vez a lo largo de los siglos. Creo que como mis bisabuelos eran marinos, debo tener, también, familia no identificada en el Caribe……
Volviendo al principio, y a lo que importa de verdad, para mí el verdadero “Millet del Palau” fue el Maestro Lluís Millet y Pagés, cofundador del Orfeó Català y músico relevante en la primera mitad del siglo XX. No creo que el señor al que se refiere ocupe tanto espacio como él en los libros de historia. Aunque, por razones obvias, lo venga ocupando en la prensa al eternizarse, como por desgracia es habitual, el procedimiento por estafa, apropiación indebida y malversación de fondos públicos del que es el principal imputado.
En su currículum vemos varias vertientes, la primera, la universitaria, como profesor de Derecho romano. ¿Cómo ve la situación de los estudios de Derecho en España?
No es ningún secreto que los estudios universitarios, en general, en España no están situados en los primeros lugares de los ránquines ni mundiales ni europeos. Afortunadamente, en la actualidad pienso que el hecho de ser parte de Europa nos ha obligado a revisar nuestra metodología, en la buena dirección. Refiriéndome, concretamente a Derecho, encuentro a faltar una mínima preparación introductoria a nivel de secundaria. No es pues extraño que la ciudadanía viva el Derecho como algo extraño, esotérico y alejado de su realidad. Cuando, por el contrario, está en la base del correcto funcionamiento del Estado democrático de Derecho.
Pero hay un problema muy grave en España, de orden cultural, que no afecta solo a los estudios de Derecho sino al propio modelo burocrático de sociedad en el que vivimos.
En el ámbito de su disciplina académica específica, ¿cree que los estudiantes y la sociedad en general comprenden adecuadamente las bases de nuestro sistema jurídico?
Al final de la anterior pregunta he contestado, sin querer, a ésta. Rotundamente no lo comprenden y lo que es peor, muchos “ejercientes” en las tareas jurídicas tampoco. Nuestra sociedad no es plenamente democrática, porque no está fundamentada en el Derecho como sentido de lo que es justo y equitativo, sino en la ley como instrumento de poder.
Todo el mundo sabe que el Derecho Romano clásico (S.II a.C. a S.III d.C.) fue recogido en el S.VI d.C. en la llamada Compilación de Justiniano y fue recibido por la Europa medieval en el Siglo XI. Pero pocos conocen cómo en el Siglo XIX fue objeto de transformación, para servir de base a los sucesivos procesos de Codificación que la transformación de la sociedad demandaba. En Roma, el Derecho lo creaba el Pretor, dando cabida y resolviendo los conflictos nuevos suscitados entre los ciudadanos como consecuencia de situaciones nuevas provocadas por la evolución de la sociedad. Algo así reclaman algunos Jueces actualmente pero, para ello se requiere estar investido por la “Auctoritas” que solo da el reconocimiento popular. El “Imperium” no sirve.
En el ámbito del servicio a la empresa, usted ha ocupado cargos relevantes en la antigua Caixa d’Estalvis de Barcelona y en la Confederación Española de Cajas de Ahorros. ¿Cómo valora esta experiencia? ¿Y cuál sería su diagnóstico del final del sistema de cajas de ahorro en España?
Creo que aún estamos en el “fragor del combate” para poder diagnosticar este final del sistema de cajas en España, del que se han salvado muy pocas entidades. Personalmente creo que las entidades se apartaron hace unos años de su “raison d´être” y la crisis —así como también la mala gestión de esta crisis por parte de las autoridades económicas y el regulador— las ha llevado a la ruina, en unos casos, o a engrosar las redes y los activos de otras entidades, en otros.
Mi experiencia, que terminó, por lo que a gestión directa se refiere, en 1996, fue extraordinariamente positiva y profesionalmente muy satisfactoria.
En el ámbito educativo usted es el presidente de la Fundació Pere Tarrés, una de las más prestigiosas y con más actividad en Cataluña. ¿Podría resumirnos los ámbitos de actuación de la entidad y sus principales realizaciones?
La Fundació Pere Tarrés tiene como ámbitos de actuación la educación en el tiempo libre y la acción social. Dispone desde programas de formación para monitores hasta la Facultad de Educación Social y Trabajo Social de la URL – Universitat Ramon Llull.
Ello nos permite una retroalimentación de conocimiento y de profesionales y voluntarios en el Tercer Sector de la que nos sentimos muy orgullosos.
En la actualidad, una de nuestras principales preocupaciones es la infancia en riesgo de exclusión para la que trabajamos, tanto en nuestros centros, como desde nuestros Programas Educativos y en el Servicio de Colonias, donde el pasado año pudimos otorgar 2.322 becas para otros tantos niños y en el presente esperamos llegar a las 3.000, con un presupuesto cercano a los 900.000.-€.
¿Cómo ve la situación actual de la formación y la “socialización” correcta de los niños y jóvenes, en los que más trabajan desde la fundación?
Creo que la educación correcta de los niños y jóvenes debe mejorarse mucho en el trabajo coordinado, entre la escuela —o educadores, en nuestro caso como los “esplais” o los “casals”— y las familias.
El sistema de vida en nuestra sociedad, a mi entender, se ha deshumanizado bastante, a la vez que se dispone de más y mejores instrumentos. Pero el ritmo al que vivimos —matizo que quizás es una percepción de persona mayor— nos impide una relación personal directa y transmitir adecuadamente no tanto el conocimiento como aquellos factores culturales y sociales que nos han llevado donde hoy estamos. Pero, al mismo tiempo, soy totalmente optimista si me pongo del lado de los niños y jóvenes, ya que la capacidad que tienen para transformar con ilusión el mundo es inconmensurable. Pero hemos de superar las barreras y ataduras que nos impiden crear un mundo más humano, es decir, más libre, más justo y más igualitario.
¿En cuanto a la problemática educativa en general, en qué valores cree que estamos formando a las nuevas generaciones y qué clase de sociedad cree que les daremos en herencia? ¿Qué se puede hacer para mejorar su formación humana a la vez que profesional?
En parte, lo he respondido en la anterior pregunta. Quizás añadiría que deberíamos distinguir entre conocimiento y cultura, entre contenidos e instrumentos, entre ciencia y tecnología. Nada de ello es desechable pero deberíamos, en familia y en la escuela, priorizar entre lo que es básico y lo que es accesorio. Y sobre todo deberíamos facilitar a los niños y adolescentes las herramientas para que ellos mismos aprendan. Si es necesario, educar más aún a costa de instruir menos. Y remarco, proporcionando los instrumentos necesarios para que el niño o el adolescente se motiven y desarrollen su propia formación.
Francesc Ribera