Las EMPRESAS en una posible Cataluña independiente

Las EMPRESAS en una posible Cataluña independiente

abril 6, 2015 Desactivado Por inQualitas
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¿Cataluña independiente?
PROS y CONTRAS

 

EMPRESAS
La independencia provocaría una bajada muy significativa del PIB catalán y de los ingresos fiscales. Carlos Rivadulla

Una Cataluña independiente, no sólo sería económicamente viable, sino mucho más competitiva y rica. Albert Pont

 

Albert Pont
Albert Pont es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona, E-MBA por La Salle Business School y especialista en Derecho Internacional y en sucesión de Estados (CEI y San Pablo CEU). Presidente del Cercle Català de Negocis y director general de The Black Swan Family Office, es autor de los libros Delenda est Hispania y Addendum.
 
Carlos Rivadulla

Carlos Rivadulla Oliva es empresario, fundador de RIVASA INTERNATIONAL TRADE, S.L. y ECOFREGO SYSTEMS, S.L. Licenciado en Derecho por la UB y máster en Derecho (Empresa y Propiedad Intelectual) por la Columbia University (Nueva York, Estados Unidos). Ha trabajado en la ONU (WIPO) y en despachos de abogados internacionales antes de iniciar su carrera empresarial. Compagina su actividad empresarial con la docencia, impartiendo clases sobre management a alumnos americanos, y propiedad intelectual e industrial en diversas universidades de Barcelona (URL, UIC y UOC).

¿Es posible en la actualidad separar el conjunto de la economía catalana de la española y viceversa?
Carlos Rivadulla (C.R.): No sin un gran coste económico y social. Hay que tener en cuenta que numerosas empresas catalanas dominan sus respectivos sectores de actividad de la economía española. La economía catalana como tal, es parte integrante, y fundamental, del conjunto de la economía española en su conjunto. Separarlas no sería fácil; la separación o incluir cualquier tipo de barrera no tiene ningún sentido
Por lo tanto, ni es posible sin un gran coste, ni es aconsejable, si lo que nos preocupa es el bien de las empresas, de los trabajadores y de la sociedad catalana en su conjunto. Otra cosa son los intereses políticos. Sumar siempre multiplica, restar divide. Se perderían economías de escala y se duplicarían gastos tanto a niveles de las administraciones públicas como de muchas empresas que por ejemplo, deberían tener dos filiales diferentes, cumplir con dos sistemas jurídicos diferentes, pagar a dos abogados, asesores, etc. diferentes.
Albert Pont (A.P.): Ni es posible interrumpir la interdependencia y los flujos comerciales de dos economías vecinas tan complementarias e integradas, ni es lo que se pretende. Actualmente, las grandes marcas adoptan estrategias comerciales globales, y frente a ello el pequeño productor genera nuevas estrategias basadas en el consumo de proximidad. Por ello, los hábitos de consumo ya no responden a la lógica identitaria de los Estados.
En cambio, sí es posible y deseable, que cada región económica tenga plena soberanía y se dote de instituciones económicas propias que permitan desarrollar su propio modelo económico, adoptar una legislación acorde a sus valores con el fin de maximizar sus ventajas competitivas, representar internacionalmente sus intereses, tomar sus decisiones y asumir sus propios riesgos y fracasos en un marco de interdependencia y competitividad extrema.
¿Y la actividad concreta de las empresas catalanas que trabajan en colaboración con otras ubicadas en otras partes del Estado español?
A.P.: Precisamente, el comercio de bienes intermedios que se da entre empresas es uno de los factores que hacen que nuestras economías sean tan interdependientes. Sin embargo, tradicionalmente, las empresas catalanas han tenido que competir por el mercado español con otras empresas extranjeras. Y, a igualdad de calidad y precio, el jefe de compras y el productor español siempre prefiere bienes intermedios de Italia, Francia o Alemania, antes que de Cataluña. Seamos honestos, los españoles nos compran cuando no les queda más remedio. Pero si pueden lo evitan y además, a menudo no tienen reparo en reconocerlo. La independencia nos permite dejar de ser cautivos de un mercado mediano, con una renta media-baja que, en consecuencia, nos demanda bienes de bajo valor añadido. Nuestra economía genera principalmente bienes de alto y medio-alto valor añadido. Esa es la clave de nuestro desarrollo económico, pero para ello necesitamos mercados más grandes con rentas mucho más altas que la que nos ofrece el mercado español. Debemos orientar nuestra economía a los mercados internacionales.
C.R.: Si uno observa cualquier ranking de las empresas con sede en Catalunya por volumen de facturación, observamos que unas 150 empresas conforman más de la mitad del PIB catalán.
Estas empresas participan, en una gran mayoría, en los sectores regulados (banca, energía, farmacéuticas, infraestructuras, seguros, etc.) de la economía española.
Es decir, en sectores que requieren de un control, responsabilidad y tributación especial en el estado en el que operan. Esta barrera existe incluso dentro de la Unión Europea. Razón por la cual La Caixa, por ejemplo, tiene el 65-70% de su negocio en el resto de España y no tiene ni una oficina en Francia o Italia.
La UE ha eliminado, sin duda, muchas barreras, pero, repito, los sectores más importantes de la economía continúan regulados y controlados (también tributariamente) por los estados en los que operan las empresas.
Poner barreras en un mercado que ya existe, y al que le vendes casi la mitad de tu producción no tiene ningún sentido económico ni empresarial. Cambiar cada punto porcentual de un cliente que ya tienes por otro nuevo, tal como saben la mayoría de empresarios, es un riesgo innecesario y genera una incertidumbre gratuita y poco recomendable.
Tanto si es amistosa como si no, se darán las tres etapas de antes, durante y después del proceso de separación. En la primera parece que ya estamos. ¿Cuáles son sus percepciones? ¿Se están produciendo deslocalizaciones fuera de Cataluña o pérdidas de inversión en este territorio?

C.R.: No se trata de percepciones. Existe un coste de oportunidad que ya es palpable. Las inversiones extranjeras en el conjunto de España aumentan un 10% de media (particularmente en el otro polo de la economía española, Madrid) y desciende en Catalunya en un 15%. Otrora receptora de la inversión extranjera por su economía abierta e innovadora.
Qué empresa realizaría cualquier tipo de inversión, incluso algunas menores como abrir una filial comercializadora, alquilar una oficina y contratar a un pequeño equipo de trabajadores si no existe seguridad jurídica ni estabilidad económica sobre el futuro de Catalunya. Situación creada justamente por el propio gobierno. Gobierno de la Generalitat que desoye lo que tanto desde el gobierno central como desde la Unión Europea le aconsejan. Que no es otra cosa que actuar de forma leal y cumplir con la legalidad.
En general, es cierto que la economía española en su conjunto está creciendo en 2014-2015 (en buena parte por el nuevo impulso del BCE, la casi paridad con el dólar y la caída del petróleo), pero no me cabe ninguna duda que sin esta incertidumbre innecesaria y gratuita, la economía catalana, en particular, crecería a mayor ritmo, atraeríamos a más inversión y crearíamos más empleo. El coste de oportunidad nos está perjudicando. Se crítica mucho la gestión del Estado en Catalunya, pero infraestructuras de su titularidad como el puerto de Barcelona o el aeropuerto de Barcelona están batiendo records año tras años. Tenemos que hacer un juicio de valores no sesgado y sin perjuicios.
Otro ejemplo de inseguridad e inestabilidad es la llamada “hoja de ruta”, la cual vulnera, en primer lugar, el propio Estatut de Autonomía de Catalunya, el cual exige que cualquier cambio jurídico-político en Catalunya se apruebe con 2/3 de los votos del Parlament. Sin embargo CDC y ERC lo ignoran gravemente y manifiestan que con el 51% de los escaños, que no de los votos totales, les valdría para iniciar la ruptura con el resto de España. Esto no es serio ni legítimo.
M.G.: Las dudas sobre la economía catalana son una autentica intoxicación. Hoy por hoy el proceso soberanista de Cataluña no genera por sí mismo ni una milésima parte de la preocupación e incertidumbre que genera la situación global de la economía española. Desde el inicio del proceso nuestras exportaciones no dejan de crecer. Llevamos cinco años consecutivos batiendo el récord histórico, con un aumento acumulado del 40%. En 2014 las exportaciones de Cataluña al extranjero superaron por vez primera los 60.000 M€. Ello supone un crecimiento del 3,1% respecto del ejercicio anterior; cifra muy superior a la media de la zona euro (1,8%) y de la UE (1,3%). Nadie en su sano juicio nos compraría si intuyese en Catalunya el más mínimo indicio de insolvencia o el riesgo de quedar sin moneda y económicamente aislada.
Mientras tanto Catalunya se consolida como uno de los principales destinos turísticos del mundo. En este campo se baten records anualmente. Incluso el puerto de Barcelona ya es el tercero del mundo en tráfico de pasajeros. Lideramos el sector de las ferias comerciales, que se afianza año a año. Y lo que es más, en nuestro día a día tenemos la percepción que la marca España desmerece nuestros productos y servicios en los mercados internacionales. La marca España, no tiene nada que hacer frente a la potencia de la marca Barcelona y eso que ésta no merece la misma atención por parte Estado. Y a Dios gracias.
Por su parte, la evolución del índice bursátil Indexcat, que incluye las empresas cotizadas catalanas de referencia en la Bolsa de Barcelona, desde el inicio del proceso soberanista, ha crecido un 45% de forma sostenida, mientras el IBEX 35, ha sufrido un retroceso del 6% en el mismo periodo. Actualmente, Indexcat se sitúa en torno a los 19.000 puntos básicos, mientras el IBEX 35 se mantiene estable en torno los 10.000. En general, las cotizadas catalanas generan más confianza que las españolas. El mayor aumento del Indexcat se dio precisamente en 2012, coincidiendo con el inicio del proceso soberanista.
En cambio el flujo de inversiones extranjeras en Cataluña es más fluctuante, tanto en Catalunya como en España, cosa que nos permite pensar que hoy por hoy es ajeno al proceso. Precisamente, durante el tercer trimestre de 2013, uno de los puntos políticamente más álgidos del proceso soberanista ante las expectativas creadas por el 9N, la inversión extranjera en Cataluña alcanzó un máximo histórico, creciendo un 311% respecto al trimestre anterior. Si las inversiones extranjeras en Cataluña no son mayores es debido a la obstrucción del gobierno central. Recientemente, una gran empresa alemana del sector químico desestimó realizar una inversión multimillonaria en Tarragona, ante la negativa del gobierno central a desdoblar el eje mediterráneo de mercancías. Y eso es algo, que sí está íntimamente relacionado con el proceso soberanista.
Finalmente, la deslocalización de empresas existe. De hecho ha existido siempre. Ni nos oponemos a este fenómeno ni nos preocupa. Las empresas deben tener la libertad de situarse donde más les convenga. Pero para ello, cada territorio debe poder competir en igualdad de condiciones y eso dentro del marco del Estado español es completamente imposible. La deslocalización empresarial afecta a todas las regiones periféricas de España, y ello se debe a la propia concepción centralista del Estado. Y eso es algo que nos afecta a todos. Ni siquiera el fabricante de ensaimadas de Mallorca se ha podido salvar de las presiones de AENA para que traslade su sede a Madrid, so pena de perder la concesión para vender sus productos en el aeropuerto de Son San Joan. Madrid pervierte sistemáticamente la libre competencia entre territorios dentro del Estado. ¿Cómo no va a haber deslocalizaciones si las empresas con sede en Madrid se reparten el 87,7% de los 12.400 M€ (2009) en subvenciones que otorga el Estado? ¿Cómo puede competir Cataluña en la captación de inversiones extranjeras frente a Madrid cuando el Estado se niega a liberalizar las conexiones intercontinentales de los aeropuertos españoles? ¿Cómo vamos a poder captar la atención de los altos ejecutivos de las grandes multinacionales extranjeras si las retenciones en sus salarios superan los seis puntos de diferencia si deciden residir en Catalunya o en Madrid? Y por último ¿Cuántas de las empresas del IBEX 35 han sido creadas en Madrid por capital privado madrileño? En definitiva, si el Estado prefirió que ENDESA cayese en manos extranjeras antes que fuese dirigida por inversores catalanes, debería ser comprensible a ojos de todos los españoles que Cataluña actúe en consecuencia y no quiera dejar el futuro de sus empresas en manos de un gobierno ajeno a los servicios de una clase dirigente que ha llevado España al descalabro.
Sea como sea, no es extraño que recientes informes del Deutsche Bank y del Crédit Suisse concluyan que una Cataluña independiente, no sólo sería económicamente viable, sino mucho más competitiva y rica. Y no pensamos conformarnos con menos.
Analicemos ahora, si les parece, qué podría pasar durante la separación de facto. ¿Cómo podría incidir ésta en su día a día y cómo tendrían que planificar su futuro en el mercado español?
A.P.: Las empresas que dispongan de sede en varias regiones no deberán hacer varios cambios. Cada sede le servirá de domicilio fiscal en un Estado u otro. Sin embargo, la independencia les generará nuevas oportunidades. Muchas empresas que hoy sólo operan en el mercado español se convertirán de facto, en multinacionales. Ello significa que las empresas podrán diferir sus beneficios a la filial situada en el Estado con mejores condiciones fiscales. Hoy por hoy esta práctica sólo está al alcance de las grandes multinacionales.
C.R.: De acuerdo con lo expuesto anteriormente, la gran mayoría de las primeras 150 empresas con sede en Catalunya se partirían en dos. No tendrían otro remedio. Unas para el resto de España, y otra para Catalunya. O incluso se llevaría todo desde Madrid. Y ello tanto por razones legales (sectores regulados) como por razones comerciales y de imagen. Esto provocaría una bajada muy significativa del PIB catalán y de los ingresos fiscales. A ello habría que sumar la subida del gasto público para financiar la creación de toda una estructura de estado que ahora se comparte entre 17 comunidades autónomas; nuevos ministerios, organismos, defensa, exterior, etc. Los números no salen. En efecto, empresas con sede en Madrid tendrían que hacer lo mismo, pero si Ud. es el responsable de Hacienda o Economía qué preferiría, la recaudación tributaria de todo el negocio de La Caixa o Sabadell en el resto de España, o la del Santander o BBVA en Catalunya. La diferencia es abismal.
No conozco un caso similar en el que una parte que vende más del 40% de lo que produce en otro territorio no tenga vínculos jurídicos, económicos, etc. con ese otro territorio. Cuando se pone de ejemplo a Dinamarca se ignora lo más fundamental, ni tenemos los recursos naturales, ni la historia ni un vecino al sur como Alemania. Vecino al que, por cierto, vende (http://www.dst.dk) el 18% de sus exportaciones, no el 43% (aprox.) como Catalunya al resto de España.
También se ignora que no hay bancos, ni gasistas, ni aseguradoras, ni farmacéuticas, etc. danesas que dominen los respectivos sectores de actividad de la economía alemana.
No existe comparación posible, porque nunca se ha dado un caso así.
Y, suponiendo que se lleve a cabo, ¿una vez completado el proceso de separación cómo creen que quedaría el panorama empresarial en el nuevo entorno catalán? ¿Con la independencia mejorarían la competitividad y los resultados de las empresas o empeorarían?
C.R.: Lo comentado anteriormente. Grave caída del PIB e ingresos fiscales y subida de gastos.
Los teóricos economistas del “proceso”, desconocen las más elementales reglas de cómo funcionan y se regulan los mercados. Todo lo que el Estado recauda actualmente en Catalunya no estaría a disposición de una hipotética nueva hacienda catalana. En primer lugar porque las empresas más importantes de Catalunya (las reguladas) tendrían que tributar ahora en el resto de España y no desde Barcelona. Las empresas pueden hasta cierto punto elegir dónde vender, pero no dónde tributar. Por otro lado, todo el IVA que ahora se tributa desde Catalunya al resto de España, sería ahora venta sin IVA. El IVA se generaría en el resto de España.
De la deuda pública y de cómo se financiaría fuera del Euro (incluso dentro!) ya ni hablamos. Por lo tanto, no veo ningún factor de competitividad que mejore. Al contrario. La caída del PIB habría que ir a buscarla a otros mercados, lo cual no es fácil. Si tienes un buen cliente, para que dejarlo y empezar a buscar otros, más lejanos, con otras culturas, lengua y sistemas jurídicos.
El general, parte del discurso independentista es meramente economicista, pero revestida de una gran falacia. El remedio (independencia) es peor incluso que la enfermedad (déficit fiscal). Dicho esto. pienso que se tiene que evaluar honestamente el sistema actual de reparto fiscal, desde el principio de la solidaridad, pero estudiando y analizando aplicar sistemas similares de otros estados descentralizados. Pero la solución independentista es como la que le propondrían, a modo de ejemplo, a un directivo con una renta alta que paga su seguro de salud y educación privada o concertada; “está cansado de pagar muchos impuestos y no recibe nada a cambio, pues deje el trabajo”. Esa no es la solución.
Es decir, si tienes un cliente al que le vendes el 43% de lo que produces, cambiarlo por otro ni es fácil, ni rápido. Lo inteligente para cualquier empresario es llevarte bien, estrechar lazos y colaborar con tu principal cliente. No poner barreras ni lanzar campañas del tipo “España nos roba” “nos expolia”” viven a nuestra costa”, o lanzar mensajes sutiles pero reales del estilo de Oriol Junqueras en el programa “Salvados”: “somos mejores, tomaremos mejores decisiones, que se traduce en un “no queremos compartir ya con vosotros un una sociedad, un espacio de ciudadanía, etc.”
Ese “esencialismo” unido a un ya indisimulado “supremacismo”, no es buen consejero ni un valor deseable en ninguna sociedad.
Este es, en definitiva, y. lamentablemente, el ánimo que inspira a los políticos que empujan el “procés”; la convicción (falsa) de que todo se haría mejor sin el resto de España, porque por alguna razón somos mejores que el resto. Y eso que la gran mayoría de los catalanes tenemos vínculos familiares con el resto de España. Ni qué decir los siglos de historia en común.
A.P.: Lo que ha cambiado radicalmente el panorama empresarial catalán es la actual crisis económica que ha provocado un cierre masivo de empresas, algunas de ellas con una tradición centenaria y una gran influencia en nuestra economía. La independencia de Catalunya es un reto que las grandes empresas deberán saber gestionar. Pero también abre nuevas perspectivas y oportunidades. Actualmente las empresas catalanas no pueden competir en igualdad de condiciones que las empresas de Madrid: mayor presión fiscal, falta de infraestructuras que nos acerquen a los mercados potenciales, imposibilidad de desarrollar toda la capacidad del aeropuerto del Prat en vuelos intercontinentales, inequidad en el reparto de subvenciones y contratos públicos, etc. La competitividad de las empresas catalanas no depende tanto de la independencia sino del hecho que esa independencia sea capaz de regenerar la clase política.
¿En este nuevo entorno político, saldrían las empresas de Cataluña o vendrían a ella? ¿Es de prever que sea más positivo o más negativo para ellas el nuevo marco catalán y el entorno internacional?
A.P.: Actualmente, Cataluña recibe un 8-12% de las inversiones extranjeras que recibe toda España, mientras Madrid concentra entre el 50-55%. Estas proporciones sólo se explican por el carácter centralista del Estado. España no ofrece un marco adecuado para la libre competencia entre territorios. Actualmente, Catalunya no dispone ni de recursos ni de competencias que puedan permitirle desarrollar una política económica propia. El flujo de inversiones extranjeras que pueda recibir Cataluña depende de ello; pero también depende del atractivo de nuestra economía. Por otra parte, las empresas catalanas deberían abrirse más. No nos debe dar miedo que empresas catalanas abran delegaciones en otros países, incluido España, si consideran que ese es su mercado potencial. Ese mismo efecto se producirá con empresas españolas que quieran continuar conservando el mercado catalán. Muchas empresas españolas que necesitarán tener una delegación en Cataluña. No nos debe asustar que algunas empresas catalanas abran delegaciones comerciales y filiales en España. Eso no significa que se marchen de Cataluña. Significa que se adaptan a una nueva realidad en la que habrá dos Estados donde antes sólo había uno.
C.R.: También comentado anteriormente. En general, saldrían más empresas. Es decir, muchas se partirían en dos, una con sede en Madrid y otra en Barcelona, y en otros casos todo el mercado ibérico se llevaría desde Madrid. Cuántas empresas (multinacionales) tienen su sede ibérica en España (Barcelona o Madrid, por ejemplo) para gestionar todo el mercado ibérico. Lo más probable sería que una multinacional decidiera gestionar todo el mercado ibérico desde Madrid, por el polo de atracción que supone el mercado en el que tiene el grueso de su negocio: España (sin CAT), unos 40 millones, Portugal 10 millones y CAT unos 7 millones. Andorra aparte. Por esa razón una multinacional preferirá tener su sede, pagar impuestos y cumplir con las autoridades del mercado de mayor peso, relevancia, etc.
El centralismo tan criticado de Madrid, tiene su mejor reflejo en Barcelona. Un alumno aventajado. Me parece absurdo criticar a Madrid, cuando el centralismo en Catalunya es por lo menos igual.
Analicemos si les parece las condiciones en las que tienen que trabajar actualmente las empresas catalanas. En el precio de la energía, los costes de seguridad social, la rigidez o flexibilidad del marco normativo, la política fiscal, etc., ¿en qué puede ser mejor o peor la independencia que la situación actual?
C.R.: Pues si bajan los ingresos fiscales y suben los gastos públicos para crear todo un ejército de funcionarios y organismos públicos que, repito, ahora se reparten entre 17 comunidades autónomas, imagínese. Los números no salen. O, cuanto menos, no de forma muy positiva. El auténtico beneficiario sería el poder político local, que ahora acumularía justamente más poder. Por eso los costes de energía, seguridad social, fiscalidad, etc. no podrán ser inferiores a los actuales. Ya que la carga fiscal sería justamente superior para poder financiar esas nuevas estructuras de estado y los miles de nuevos funcionarios.
Es de sentido común, hay que compartir soberanía, política, leyes y tributos con los territorios con los que tienes lazos tan estrechos. Ya que para cualquier ciudadano, pyme, autónomo o empresa, lo más conveniente para que se pueda desenvolver son espacios jurídicos y económicos lo más amplios posibles sin barreras internas.
El político local quiere poner barreras, controlar y recaudar para acumular poder. Esto va en contra de los ciudadanos.
A.P.: El precio de la energía para las empresas no ha parado de aumentar. No es una cuestión ni de tamaño del mercado ni de proximidad a las fuentes de energía; ya que, por ejemplo, los costes energéticos en Portugal son mucho menores y se reducen mientras en España aumentan.
Por otro lado, el sistema fiscal español es un auténtico despropósito. Es extremadamente ineficiente. Hacienda deja de recaudar en Cataluña más de 9.000 M€ anuales (40.000 M€ en toda España) por sus propias ineficiencias.
El peso de la economía sumergida en Cataluña (22%) es trece puntos inferior al de otras comunidades; mientras que la presión fiscal es seis puntos superior. Y, sin embargo, el 45% de las transferencias de rentas entre comunidades tienen su origen en Cataluña. La independencia erradicará el déficit fiscal (más de 150.000 M€ desde 2007), y permitirá que el gobierno de Cataluña asuma la titularidad de todos los bienes públicos situaos en su territorio, la mayor parte en régimen de concesión a empresas privadas. Ello supone unos ingresos adicionales de casi 15.000 M€ que deben repercutir en financiar servicios e inversiones públicas.
Que el “proceso” no será un camino de rosas parece evidente, pero hay que hacerse la pregunta de si vale la pena para las empresas y los empresarios “invertir” en la posible independencia de Cataluña. ¿En qué sectores, por ejemplo, o qué empresas o emprendedores saldrían beneficiados o perjudicados?
A.P.: El primer sector beneficiado por la independencia será el sector inmobiliario. La capitalidad de Barcelona originará una demanda de más de 400.000 m² únicamente para albergar embajadas, nuevos consulados y residencias oficiales. A ello aún hay que añadir la demanda generada por la adopción de todas las competencias del Estado y de sus organismos por parte del gobierno catalán.
Otro de los sectores beneficiados será el de la construcción de infraestructuras. Actualmente, en Cataluña apenas se ejecuta el 7% de las inversiones públicas de todo el Estado español. La independencia ofrece la posibilidad de aumentar las inversiones públicas en infraestructuras un 150%. Y eso es precisamente lo que nos falta para reactivar nuestra economía y hacer que Cataluña pueda maximizar sus ventajas competitivas.
Por otro lado, distintos analistas prevén la creación de más de 60.000 puestos de trabajo directos por la simple adopción de todas las competencias que actualmente tiene el Estado español. Ello no supone asumir más gastos. Actualmente, Cataluña financia 125.000 de los 568.000 funcionarios de la administración central del Estado. Con la independencia dejamos de pagar a unos para pagar a otros. Es gente que vive y consume en Cataluña y que actualmente está en paro.
En cambio, el sector del gran consumo de masas es el que está más expuesto a las decisiones del consumidor final. Es algo que sólo se puede neutralizar potenciando la imagen de la marca.
C.R.: Beneficiados, muy pocos. El principio general es claro, repito, cualquier empresa, sea grande, mediana o pequeña, cualquier autónomo, profesional o en definitiva, cualquier persona, lo que más le conviene para desarrollarse son espacios jurídicos, económicos y sociales los más amplios, sin barreras internas. La secesión es una barrera. Y contradice los principios elementales; compartir normas y mercados significa compartir soberanía política, capacidad de poder y decisión política. Así hemos avanzado en Europa en el último siglo. Creando espacios más amplios y compartiendo soberanía, no cerrando espacios para que los gobernantes locales ejerzan más poder sobre un territorio más pequeño. Por ello considero que el 99% de las empresas en muy poco se beneficiarán. Evidentemente, siempre habrá alguna que se podrá beneficiar, es decir, únicamente aquellas empresas ligadas al hipotético nuevo poder estatal. Y poco más. De hecho, de esas 150 empresas importantes con sede en Catalunya, cuántas se han manifestado a favor de la independencia, que se sepa ni una (0%). Bueno, en todo caso me parece que un empresario apoyó a Mas, aunque no quedaba claro si se refería al pacto fiscal o la independencia. Como fuere, el resto, ese 99% de grandes empresas que representan el grueso de la economía catalana no se han manifestado. Han mirado a otro lado, han realizado manifestaciones neutras y apolíticas, sin otro ánimo que el de no enemistarse con el poder local, pero dejando entrever un silencio negativo, no apuestan ni desea la separación, ni romper la unidad de mercado. ¿De lo contrario lo habrían manifestado, no?
Lo único que observo es que no se quieren enemistar con el poder y que esperan que el “procés” se reconduzca de alguna forma.
Ese es el mejor estudio, y nos remitimos a los informes hechos por académicos, prometiendo riqueza y bienestar, y que no conocen la realidad práctica de los mercados, de los clientes, de las ventas.
También es insoslayable el contexto internacional, ya que en Cataluña están instaladas muchas empresas extranjeras, especialmente europeas. ¿Pueden trasladar estas empresas sus centros de producción a otros lugares del Estado español? Y en cuanto a su sede fiscal, centro de decisión o de dirección, ¿será mejor para ellas tenerlo en el nuevo estado independiente o no?
A.P.: En principio, no hay motivo alguno para que las empresas trasladen su centro de producción con motivo de una secesión. Las empresas tenderán a concentrarse en el Estado que les ofrezca mayores ventajas y les permita ser más competitivas. Además, en algunos casos una deslocalización resultaría bastante complicada. Yo no me imagino a Freixenet trasladando las vides del Penedés ni a Villanueva del Pardillo ni a ningún otro lugar. Cada empresa debe valorar si le conviene asumir un coste tan colosal. Es mucho más fácil y muchísimo menos costoso trasladar una dirección general y la sede social que los departamentos de producción y de logística de las empresas. Las empresas tienden a concentrarse en clústers y en regiones con tradición industrial donde pueden establecer sinergias con otras empresas.
Por otro lado, la mayor parte de las grandes empresas ubicadas en Cataluña orientan sus productos a toda la Península Ibérica, ello engloba tres Estados distintos: España, Portugal y Andorra. Con la independencia habrá un cuarto. Cataluña dejará de ser España, pero no dejará de estar en la Península Ibérica.
C.R.: La producción es la fase de la cadena de valor con menos beneficio. E indudablemente se ha ido y se seguirá trasladando a países con mano de obra más barata. Lo importante será la sede fiscal. Y de acuerdo con lo comentado, o bien las empresas se partirán en dos, o bien se irán directamente a otra parte de España, para gestionar así el grueso de su mercado ibérico. Para qué mantener tres filiales si lo puedes llevar todo desde un centro o sede en Madrid o Valencia. Hacernos más pequeños nos divide en un mercado global altamente competitivo. Sumar sinergias y generar economías de escala es lo que nos beneficia a todos.
Pueden ofrecernos sus conclusiones finales o referirse si quieren a aspectos relevantes que nos hayamos dejado en la conversación
C.R.: Aparte de los elementos económicos o empresariales, no hay que dejar de lado los aspectos humanos. Yo apuesto por sumar, por la solidaridad y la colaboración. Y eso no sólo es un buen negocio, es también lo correcto en este siglo XXI. Entre todos tenemos que mejorar España, hacerla más eficiente, colaborativa, distribuyendo mejor la riqueza y la carga fiscal, pero sin abandonar un principio moral y ético que representa la solidaridad entre las personas, y por ende, entre los territorios. Si una gran mayoría de catalanes tenemos familiares, orígenes o amigos en el resto de España, no entiendo porque no podemos construir entre todos un mejor país. En vez de optar por la separación. Vivimos en un mundo en el que tenemos que colaborar y entendernos con el vecino, ya sea de otra comarca o de otra comarca o de otro continente.
Me preocupa el egoísmo y el supremacismo, antes comentado, de algunas personas en Catalunya. No es positivo. Y no nos puede traer nada bueno. A lo que hay que unir una incoherencia insostenible que se manifiesta en muchos de los discursos independentistas; “aunque seamos independientes, el Barça jugará la liga española, las empresas catalanas tributarán donde quieran, nada cambiará, simplemente que nos quedaremos aquí con todos los impuestos, aunque se generen en el resto de España, etc.” Es discurso está impregnado de una gran irresponsabilidad e incoherencia.
Por otro lado, desde el independentismo se nos quieren vender un discurso negativo y catastrofista de España. Se magnifica y exagera cualquier “defecto” y se ensalza lo propio hasta lo irreal. Me parece injusto. Pero lo tienen que hacer, supongo, para revestir de urgencia nacional algo tan dramático desde todos los puntos de vista como lo sería la ruptura. Tienen que justificarlos como sea. Y eso es, de nuevo, una gran irresponsabilidad.
Lo que es España, para bien o para mal, es responsabilidad y mucha, de los catalanes. Tenemos que ser coherentes y responsables. CIU ha condicionado durante años los gobiernos y las políticas de Madrid, tanto con Felipe González como con Aznar. Lo mismo ERC con Zapatero. Si no les gusta España es en buena parte por su culpa también. Yo abogo por cambiar, mejorar España entre todos.
En positivo, y pienso que la gran mayoría en toda España está por este camino.
Abogo, repito, por cambiar y mejorar entre todos, porque es lo correcto y solidario y porque es lo que nos dará más riqueza a todos. Hemos perdido mucha fuerza e impulso al apostar por una estrategia frentista. Catalunya debe retomar su papel histórico de ser motor económico y social de España.
A.P.: En primer lugar las empresas deberán respetar la voluntad de los ciudadanos. Más allá de ello la empresa tiene una responsabilidad social que no puede eludir. La riqueza que genera debe repercutir en el bienestar de los ciudadanos, y debe servir también para mejorar los servicios públicos y permitir las inversiones en infraestructuras y en políticas de desarrollo económico y tecnológico, que hoy no podemos realizar. Si la independencia es buena para Catalunya y para sus ciudadanos también los será para sus empresas. Con ello, no queremos eludir los riesgos y las incertidumbres que pueda generar. Pero estos no son mayores que los que deberíamos asumir si decidiésemos continuar formando parte de España.

Redacción inQualitas

 

En última instancia son los ciudadanos y ciudadanas censados en el territorio de la Comunidad Autónoma Catalana quienes decidirán si Cataluña se convierte o no en un estado independiente. Pero antes de tomar cualquier decisión hay que informarse de las ventajas y desventajas que puede comportar.

Esta revista se dirige a personas con formación y que piensan por sí mismas. No participa de ningún aparato de propaganda para persuadir a ningún rebaño, ni tiene tomada una posición de partida a favor o en contra del proceso independentista catalán. Solamente hacemos campaña en pro de ofrecer al público la mejor información posible. Respetamos ambas posturas, pero no aceptamos mentiras, medias verdades o tergiversaciones de nadie. No nos movemos por sentimientos colectivos, nacionales o personales, ya que pensamos que esta grave decisión solo puede tomarse mediante el análisis desapasionado de datos contrastados, que provengan de personas relevantes o solventes en su ámbito de actuación profesional. Por lo tanto, nos motiva ante todo el respeto hacia todas las posturas expresadas de manera lógica, racional y bien documentada.

Puesto que la cuestión es muy compleja, y no admite el simple blanco o negro, los participantes en esta serie de encuentros que proponemos sobre los diversos ámbitos y sectores económicos pueden no manifestarse meramente por el sí o por el no, y en algunos aspectos incluso pueden intercambiarse las posturas previas. En cualquier caso solamente aceptamos opiniones expresadas con cortesía y de “buen rollo” entre personas que pueden discrepar, pero que, en ningún caso, entran o entrarán en descalificaciones o “separaciones” de tipo personal o profesional.

 

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