La Ingeniería como motor en el cambio de modelo productivo

La Ingeniería como motor en el cambio de modelo productivo

junio 30, 2012 Desactivado Por inQualitas
Manuel Moreu
Manuel Moreu
Presidente del Instituto de la Ingeniería de España
«No tenemos una política industrial y tecnológica»
Manuel Moreu Munaiz es doctor ingeniero naval por la UPM y máster en Ingeniería Oceánica por el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Ha sido profesor ayudante en el MIT y actualmente es profesor en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Navales de Madrid, en el Máster del Petróleo de Repsol y en el Máster Marítimo del IME/Comillas. Ha fundado la Ingeniería Seaplace, una experiencia que aplica con posterioridad a proyectos relacionados con las energías renovables marinas. También participa en H.I. Ingeniería y Proyectos y Howard, en donde colabora en proyectos de software y hardware en áreas de comunicaciones, espacio, banca, etc.; así como en proyectos de I+D españoles y europeos, en áreas de seguridad, e-health, simulación, etc. Ha sido decano del Colegio Oficial de Ingenieros Navales y Oceánicos de Madrid y decano del Colegio Oficial de Ingenieros Navales y Oceánicos de España, así como vicepresidente de la Asociación de Ingenieros Navales y Oceánicos de España, vicepresidente de la Unión Profesional de Colegios de Ingenieros y miembro del Consejo de Representantes del Instituto de la Ingeniería de España.
¿La política financiera está desviando nuestra atención de la política industrial y tecnológica?
Realmente la Política y las Finanzas están desviando nuestra atención de otras cosas igual de determinantes, por ejemplo de una Política Industrial y Tecnológica. Sobre ella, pues, poco podemos decir por su inexistencia en nuestro país.
Sin embargo, creo que es el momento de poner en marcha políticas industriales que potencien nuestras exportaciones, precisamente para poder empezar a devolver la deuda contraída.
¿Se atrevería a resumirnos la opinión de sus colegas ingenieros ante la crisis económica que nos atenaza?
No es fácil resumirla en pocas palabras, pero me atrevería a decir, clara y llanamente, que la gran mayoría piensa que en España hemos dado la espalda a la industria.
¿Creen que la figura del ingeniero está suficientemente valorada por la sociedad en general?
La sociedad sigue valorando los estudios, y la prueba es que muchas facultades añaden a sus titulaciones el gancho de “Ingeniero” o “Ingeniería”; cosa sin duda engañosa, pero si lo hacen es porque debe tener éxito.
Sin embargo, es bien cierto que ha habido una hipervaloración de las profesiones bancarias, financieras, consultorías etc. Actividades realizadas en muchísimas ocasiones, precisamente, por ingenieros; quizás podríamos decir que renegando de su profesión, pero en suma actividades infinitamente mejor pagadas.
En cuanto a una influencia mayor de nuestro colectivo profesional en el ámbito empresarial, social e incluso político, creo que tenemos que ser capaces, entre todos, de hacernos oír en todos los ámbitos; cosa que sigue siendo difícil, ya que los economistas parece que lo copan todo, puesto que últimamente no se habla de otra cosa que de la crisis financiera.
Y en los estamentos dirigentes, ¿se valora la capacidad de su colectivo profesional para impulsar y dirigir proyectos empresariales ambiciosos?
Acabamos de salir de un periodo en el cual no solo no se nos ha valorado sino que incluso pienso que se nos ha pretendido eliminar.
En la situación en la que nos encontramos, que exige proyectos para desarrollar el país, los ingenieros somos un aspecto clave en la economía. Otra cosa diferente es que, en muchas ocasiones, se da el caso de que muchos empresarios son personas sin formación universitaria.
Creo que es un tema que nos debería hacer pensar mucho.
Hay dos aspectos que les han afectado recientemente de manera especial. Uno es la aplicación del Plan de Bolonia en las carreras técnicas. ¿Cree que se están haciendo bien las cosas?
Los países que han aplicado Bolonia en los estudios de Ingeniería son pocos. Italia, que fue el abanderado del modelo, ha constatado el fracaso y está dando marcha atrás, volviendo al ciclo largo y ciclo corto realizados de forma paralela y no en serie.
En España tenemos nuestro caos especial que no habrá más remedio que regular y, sin duda, al igual que Italia, volveremos a configurar las vías paralelas.
Otro es la Ley Ómnibus, que ha recortado drásticamente los ingresos de los Colegios de ingenieros. ¿Cuál es su parecer sobre su concepción y sobre su aplicación?
Hay varios aspectos controvertidos, pero me centraré en uno que tiene una relevancia especial. Realmente, la Ley Ómnibus decía que se aplicaría el visado en aquellos proyectos donde estuvieran en riesgo las vidas, los bienes o el medio ambiente.
El Real Decreto, puesto en funcionamiento durante el periodo socialista, interpretó que sólo las viviendas, explosivos y poca cosa más ponían en riesgo las vidas, los bienes y el medio ambiente.
En fin, el tema de la obligatoriedad o no del visado es mucho más complejo que todas estas simplificaciones y sin duda su aplicación tiene que ser corregida.
¿Qué pueden aportar los ingenieros en la creación de empresas y en nuestra presencia en el mercado global?
La labor de los emprendedores es fundamental, pero lamentablemente sus resultados difícilmente pueden verse en el tan necesario corto plazo.
La labor de nuestras empresas en el mercado global es sin duda la solución. Tanto las que ya están potenciando su actividad como las que todavía no han salido al exterior pero se lo están planteando seriamente.
Indudablemente, los ingenieros somos un factor clave para potenciar la producción y la exportación tan necesarias en la coyuntura en la que nos encontramos. Pero, todo hay que decirlo, con el apoyo de las delegaciones comerciales de las embajadas (que necesitan un clarísimo cambio de actuación), de los organismos y entidades financieras, etc.
¿Cree que la universidad y el sistema de investigación que tenemos están adaptados a la dura competencia que se nos impone?
Aquí también hay muchas cosas a valorar. Pero una que me parece evidente es que las Escuelas de ingeniería tienen un mecanismo de selección del profesorado que elimina a los profesionales, sin los cuales, precisamente, va a ser imposible sobrevivir y avanzar.
La entrada de profesionales en la Universidad mejorará sin duda la investigación, que en la Ingeniería no puede ser muy básica.
¿Qué les diría a los jóvenes que se plantean iniciar estudios de Ingeniería o a los que tienen dificultades para encontrar trabajo una vez los han terminado?
Parece que tenemos que centrarnos en lo más urgente, la crisis económica. Una crisis que, aun siendo global, es mucho más dura en España, sin duda, por nuestro poco peso industrial y la excesiva decantación que hemos sufrido hacia el ladrillo.
Fuera de España tenemos muchas salidas, y siendo esta posibilidad buena para nuestros ingenieros no deja de ser tristísimo que, hoy por hoy, no tengamos alternativas. Pero también los médicos, enfermeras, arquitectos y otras profesiones se están buscando la vida fuera, donde su trabajo es muy valorado.
Piensa que otras profesiones ni siquiera tienen esas salidas.

Francesc Ribera
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