Fomento de la colaboración empresarial franco-española
enero 1, 2012Philippe Saman
Director de la Cámara de Comercio Francesa en Barcelona
«A pesar de la coyuntura adversa, en 2011 constatamos un aumento del 10% de las exportaciones españolas hacia Francia»
Licenciado por la Escuela Superior de Negocios de Marsella (EUROMED), y director de la Cámara de Comercio e Industria Francesa de Barcelona desde hace más de treinta años, es experto en las relaciones bilaterales franco-españolas. Ha publicado numerosos artículos y pronunciado conferencias en diversos ámbitos sobre Francia, España y Cataluña.
¿Cuál es la situación actual de la Cámara Francesa en Barcelona y la de sus principales asociados?
Quisiera empezar por un hecho que nos parece determinante. Nuestra entidad es una agrupación de empresas y de empresarios franceses y españoles que pertenece a una red de 114 de Cámaras de Comercio Francesas en el mundo. Pero debemos resaltar la particularidad que la Cámara de Barcelona, creada en 1883, es la más antigua de todas. Con motivo del 125 aniversario, organizamos una serie de actos de gran envergadura, entre los cuales cabe destacar el acto de clausura en marzo de 2009, una cena de gala en el MNAC con 1.000 personas y la presidencia de los Reyes de España.
Efectivamente, en el 2008 se cumplieron 125 años de presencia comercial francesa en España, ¿se atrevería a hacernos un breve resumen de las etapas más significativas?
Esta pregunta es difícil de responder porque resulta complicado resumir, en tan pocas líneas, 128 años de historia. El hecho es que nuestra actividad, nuestras posibilidades y nuestro público han ido variando en función de las influencias exógenas. Podemos definir cuatro grandes etapas.
La primera incluye el periodo 1883-1936 hasta el inicio de la Guerra Civil Española. Aquella etapa se puede caracterizar por una influencia francesa predominante (moda, cultura, arte, idiomas, restaurantes, comida, etc…).
La segunda etapa, de 1936 a 1960, corresponde más bien a una fase de estancamiento de la actividad de la Cámara, debido al aislamiento del país por motivos políticos.
La etapa siguiente va de 1960 a 1986: 1960 marca el inicio de la apertura progresiva de España con la llegada del turismo, entre el cual podemos destacar la importancia del francés, y 1986 por la entrada de España en el Mercado Común. La última etapa comprende desde 1986 hasta la actualidad, con la característica dominante de la globalización de los mercados. Sin embargo, no tenemos aún suficiente perspectiva de este último periodo y, de aquí a unos años, es probable que se tenga que redistribuir esta misma división.
La primera incluye el periodo 1883-1936 hasta el inicio de la Guerra Civil Española. Aquella etapa se puede caracterizar por una influencia francesa predominante (moda, cultura, arte, idiomas, restaurantes, comida, etc…).
La segunda etapa, de 1936 a 1960, corresponde más bien a una fase de estancamiento de la actividad de la Cámara, debido al aislamiento del país por motivos políticos.
La etapa siguiente va de 1960 a 1986: 1960 marca el inicio de la apertura progresiva de España con la llegada del turismo, entre el cual podemos destacar la importancia del francés, y 1986 por la entrada de España en el Mercado Común. La última etapa comprende desde 1986 hasta la actualidad, con la característica dominante de la globalización de los mercados. Sin embargo, no tenemos aún suficiente perspectiva de este último periodo y, de aquí a unos años, es probable que se tenga que redistribuir esta misma división.
El Rey Juan Carlos I en la gala conmemorativa del 125 aniversario de la Cámara de Comercio e Industria Francesa de Barcelona.
Volvamos al presente, ¿puede esbozarnos su situación actual ante el panorama tan difícil de la economía española y europea?
Nuestra Cámara cuenta a finales de 2011 con alrededor de 500 empresas asociadas. Un 60% son filiales de empresas francesas instaladas en nuestro país, y el resto son grupos catalanes vinculados con el mercado francés. En muchos de los casos, cuentan con filiales en el país vecino. A pesar de llamarnos Cámara Francesa, muchos grupos españoles, «la Caixa», Banc Sabadell, Puig, Abertis, Fluidra, Planeta, etc…, por nombrar algunos, son miembros activos de la Cámara. Este target de empresas catalanas hacia Francia va creciendo. Hoy representan casi un 40%, mientras hace cinco años eran menos del 20%. La mayoría de las empresas francesas instaladas en España están ya en la Cámara y si queremos seguir creciendo, hay que ir a buscar y atraer a las empresas españolas.
Ante un estancamiento del mercado interior español en los últimos años, las empresas tienen que internacionalizarse y la salida más natural es el mercado europeo, siendo Francia uno de los destinos favoritos, por proximidad geográfica, por cultura, por idioma. Es en este segmento de empresas donde estamos creciendo más en los últimos tiempos.
En cuanto a implantación, si se entiende como integración en el entorno, con 128 años de historia no debe sorprender que la Cámara Francesa en Barcelona esté muy bien conectada con la realidad catalana.
Un eje estratégico importante para nosotros —aspecto acrecentado con la crisis— es el hecho de trabajar de forma colectiva con otras asociaciones. Colaboramos, por ejemplo, con organizaciones patronales como Pimec, Foment, el Cercle de Economía, entre otros. A nivel institucional, me place resaltar la excelente relación y la cooperación que tenemos con la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona para la promoción de Barcelona y Cataluña en el mercado francés. Establecemos también acciones conjuntas con Invest in Spain, Invest in Catalonia, pero también con Aragón Exterior, para atraer inversiones en ambos países.
Ante un estancamiento del mercado interior español en los últimos años, las empresas tienen que internacionalizarse y la salida más natural es el mercado europeo, siendo Francia uno de los destinos favoritos, por proximidad geográfica, por cultura, por idioma. Es en este segmento de empresas donde estamos creciendo más en los últimos tiempos.
En cuanto a implantación, si se entiende como integración en el entorno, con 128 años de historia no debe sorprender que la Cámara Francesa en Barcelona esté muy bien conectada con la realidad catalana.
Un eje estratégico importante para nosotros —aspecto acrecentado con la crisis— es el hecho de trabajar de forma colectiva con otras asociaciones. Colaboramos, por ejemplo, con organizaciones patronales como Pimec, Foment, el Cercle de Economía, entre otros. A nivel institucional, me place resaltar la excelente relación y la cooperación que tenemos con la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona para la promoción de Barcelona y Cataluña en el mercado francés. Establecemos también acciones conjuntas con Invest in Spain, Invest in Catalonia, pero también con Aragón Exterior, para atraer inversiones en ambos países.
La opinión pública acaso no es consciente de la inversión francesa en España y de la interrelación entre nuestras economías…
La presencia francesa en España, y más todavía en Cataluña, es antigua, numerosa y variada, es decir multisectorial. La antigüedad hace que —a veces— la opinión pública española no identifica como francesas a empresas que conoce de toda la vida.
En otros casos, la presencia industrial, pese a que sea importante, tampoco es muy conocida por el gran público.
Puedo dar un ejemplo: acabamos de entregar el XII Prix Pyrénées –premio que otorga anualmente nuestra Cámara— al grupo Louis Vuitton por su apuesta industrial por España, donde a las tres fábricas que tiene en Barberà del Vallès acaba de añadir un nuevo centro en Girona. Esto representa 65 nuevos puestos de trabajo que se suman a los más de mil que el grupo tenía ya en nuestro territorio. Mucha gente ignora que la mayor parte de los cinturones que llevan la marca Louis Vuitton y que se venden en el mundo son «Made in Spain».
También me gustaría remarcar que Francia es el primer socio comercial de España y de Cataluña. Es el primer cliente, acogiendo casi el 20% de las exportaciones del país, y es su segundo proveedor. Y que España es el quinto socio comercial de Francia.
En otros casos, la presencia industrial, pese a que sea importante, tampoco es muy conocida por el gran público.
Puedo dar un ejemplo: acabamos de entregar el XII Prix Pyrénées –premio que otorga anualmente nuestra Cámara— al grupo Louis Vuitton por su apuesta industrial por España, donde a las tres fábricas que tiene en Barberà del Vallès acaba de añadir un nuevo centro en Girona. Esto representa 65 nuevos puestos de trabajo que se suman a los más de mil que el grupo tenía ya en nuestro territorio. Mucha gente ignora que la mayor parte de los cinturones que llevan la marca Louis Vuitton y que se venden en el mundo son «Made in Spain».
También me gustaría remarcar que Francia es el primer socio comercial de España y de Cataluña. Es el primer cliente, acogiendo casi el 20% de las exportaciones del país, y es su segundo proveedor. Y que España es el quinto socio comercial de Francia.
De izquierda a derecha, Antoni Bover, presidente de la Cámara de Comercio Francesa de Barcelona, Joana Ortega, vicepresidenta del Govern de la Generalitat de Catalunya, Emmanuel Mathieu, director industrial del grupo Louis Vuitton y Philippe Saman, director de la Cámara de Comercio Francesa de Barcelona.
¿Son parecidos los intereses y puntos de vista de los empresarios españoles y franceses? ¿En qué nos parecemos y en qué nos complementamos?
Empresarios de ambos países colaboran en la medida en que sus intereses son complementarios. Los intereses y el objetivo son parecidos: diversificarse y crecer.
El objetivo para ambos podríamos resumirlo en: paliar el bajón del mercado doméstico para los españoles y volver a encontrar el nivel de exportación anterior a la crisis para los franceses. A pesar de un contexto tan complicado, notamos, no obstante, que los empresarios españoles hacen frente a la coyuntura adversa con una mentalidad positiva y voluntariosa (por ejemplo, puede constatarse un aumento del 10% de las ventas hacia Francia en 2011).
De momento nos diferencia que las empresas francesas tienen una tradición individualista exportadora, lo que, en periodo de crisis y de alta de competición, no siempre resulta ventajoso. En cambio para las empresas españolas, la necesidad de exportar es más reciente. Sin embargo, suelen aprovechar la capacidad de trabajar en colaboración con consorcios de empresas (por ejemplo, UTE de la construcción) que les lleva a ganar licitaciones. Ya son competidores de Francia en mercados exteriores a Europa en algunos sectores como el ferroviario o la construcción.
El objetivo para ambos podríamos resumirlo en: paliar el bajón del mercado doméstico para los españoles y volver a encontrar el nivel de exportación anterior a la crisis para los franceses. A pesar de un contexto tan complicado, notamos, no obstante, que los empresarios españoles hacen frente a la coyuntura adversa con una mentalidad positiva y voluntariosa (por ejemplo, puede constatarse un aumento del 10% de las ventas hacia Francia en 2011).
De momento nos diferencia que las empresas francesas tienen una tradición individualista exportadora, lo que, en periodo de crisis y de alta de competición, no siempre resulta ventajoso. En cambio para las empresas españolas, la necesidad de exportar es más reciente. Sin embargo, suelen aprovechar la capacidad de trabajar en colaboración con consorcios de empresas (por ejemplo, UTE de la construcción) que les lleva a ganar licitaciones. Ya son competidores de Francia en mercados exteriores a Europa en algunos sectores como el ferroviario o la construcción.
De izquierda a derecha, Philippe Saman, director de la Cámara de Comercio Francesa de Barcelona, Josep González, presidente de la patronal Pimec (Pequeña y mediana empresa de Cataluña), Anne Grillo, cónsul general de Francia en Barcelona y Joaquim Llimona, presidente de Diàleg.
A nosotros nos interesa especialmente el ámbito mediterráneo, ¿cómo ven los empresarios franceses, y los españoles que participan en su entidad, la evolución social y económica en la ribera sur?
El interés de ambos países hacia los países de la ribera sur del mediterráneo es muy anterior a la Primavera Árabe. Las empresas españolas hace ya unos tres o cuatro años empezaron a invertir principalmente en el sector de la construcción. Mientras que las empresas francesas están allí instaladas desde hace muchos años.
Se debería contemplar trabajar conjuntamente, con beneficio mutuo, en estos mercados ya que el peligro en esta zona para Europa es la presencia cada vez mayor de países como China que, entre otros, buscan recursos naturales. A través de compensaciones comerciales atractivas, se afianzan en estos países donde Francia y España pueden perder cuotas de mercados, presencia e influencia.
Se debería contemplar trabajar conjuntamente, con beneficio mutuo, en estos mercados ya que el peligro en esta zona para Europa es la presencia cada vez mayor de países como China que, entre otros, buscan recursos naturales. A través de compensaciones comerciales atractivas, se afianzan en estos países donde Francia y España pueden perder cuotas de mercados, presencia e influencia.
Para terminar, ¿podría ofrecernos unas breves pinceladas sobre las actividades más significativas de la entidad?
Nuestra actividad principal es el servicio a las empresas.
Tenemos dos tipos de actividades. En primer lugar, somos un club. En él las empresas se hacen miembros para tener contactos e informaciones. La palabra que mejor define esta actividad sería networking. Se trata evidentemente de un networking presencial, no online.
Estos últimos años, esta actividad ha ido cobrando fuerza. Organizamos almuerzos al estilo anglosajón, cada mes y medio, en lugares céntricos de Barcelona, de 13,30 h. a 16 h. A la cuatro de la tarde cada cual vuelve a sus ocupaciones. No hay presidencia, no hay discursos, es totalmente informal. Suelen reunirse por almuerzo un promedio de 90-100 personas, de varias nacionalidades.
Organizamos también visitas de empresas, reuniones temáticas bajo la forma de desayuno o de seminario, encuentros con los miembros de las otras Cámaras Europeas en Barcelona. Este último es un evento diferente, trimestral, abierto a todos los socios.
Por otra parte, privilegiamos actos de relación social en torno al deporte. Por ejemplo, un torneo anual de tenis, otro de golf y, a partir del 2012, uno de padel, porque constituyen un buen vector de comunicación y de relación.
También convocamos eventos para premiar las aportaciones más destacadas. Acabamos de organizar la doceava edición del Prix Pyrénées. Por otra parte, proponemos servicios concretos a empresas: somos asesores de empresas para ayudar a las empresas francesas que entran en el mercado español y a las españolas que quieren trabajar en el mercado francés. Les proporcionamos asesoramiento para comprar, vender, invertir. Realizamos estudios de mercado, organizamos participaciones en ferias y salones, montamos agendas de contactos, buscamos clientes y proveedores….
Hace diez años, hemos creado también un servicio de empleo como apoyo a las empresas, un servicio muy especializado en la búsqueda de personal bilingüe castellano-francés, además de dominar otros idiomas en función de las necesidades.
Estamos ante un mercado importante, pero con necesidades que evolucionan. Hay que saber adaptarse. Este es el reto de la Cámara de Comercio Francesa en Barcelona.
Tenemos dos tipos de actividades. En primer lugar, somos un club. En él las empresas se hacen miembros para tener contactos e informaciones. La palabra que mejor define esta actividad sería networking. Se trata evidentemente de un networking presencial, no online.
Estos últimos años, esta actividad ha ido cobrando fuerza. Organizamos almuerzos al estilo anglosajón, cada mes y medio, en lugares céntricos de Barcelona, de 13,30 h. a 16 h. A la cuatro de la tarde cada cual vuelve a sus ocupaciones. No hay presidencia, no hay discursos, es totalmente informal. Suelen reunirse por almuerzo un promedio de 90-100 personas, de varias nacionalidades.
Organizamos también visitas de empresas, reuniones temáticas bajo la forma de desayuno o de seminario, encuentros con los miembros de las otras Cámaras Europeas en Barcelona. Este último es un evento diferente, trimestral, abierto a todos los socios.
Por otra parte, privilegiamos actos de relación social en torno al deporte. Por ejemplo, un torneo anual de tenis, otro de golf y, a partir del 2012, uno de padel, porque constituyen un buen vector de comunicación y de relación.
También convocamos eventos para premiar las aportaciones más destacadas. Acabamos de organizar la doceava edición del Prix Pyrénées. Por otra parte, proponemos servicios concretos a empresas: somos asesores de empresas para ayudar a las empresas francesas que entran en el mercado español y a las españolas que quieren trabajar en el mercado francés. Les proporcionamos asesoramiento para comprar, vender, invertir. Realizamos estudios de mercado, organizamos participaciones en ferias y salones, montamos agendas de contactos, buscamos clientes y proveedores….
Hace diez años, hemos creado también un servicio de empleo como apoyo a las empresas, un servicio muy especializado en la búsqueda de personal bilingüe castellano-francés, además de dominar otros idiomas en función de las necesidades.
Estamos ante un mercado importante, pero con necesidades que evolucionan. Hay que saber adaptarse. Este es el reto de la Cámara de Comercio Francesa en Barcelona.
Encuentro empresarial Francia-España para el fomento del Corredor Mediterráneo, centrado en el transporte y la logística. Acto de inauguración a cargo de Manuel Villalante (Ministerio de Fomento), Miquel Valls (presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona), Artur Mas (presidente de la Generalitat de Catalunya), Bruno Delaye (embajador de Francia en España) y Antoni Bover (presidente de la Cámara de Comercio Francesa de Barcelona).
Entre las numerosas actividades que organiza la Cámara Francesa de Barcelona,
las visitas a empresas son una de las mejor valoradas.
Más información:
www.camarafrancesa.es
Audrey Damas – Francesc Ribera