Perspectivas de la industria química ante el coste de la energía

Perspectivas de la industria química ante el coste de la energía

noviembre 9, 2012 Desactivado Por inQualitas
Luis Serrano
Luis Serrano
Presidente de FEIQUE (Federación Empresarial de la Industria Química Española)
«De la crisis saldremos antes si el Gobierno considera que la industria es clave»
Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto y postgraduado en el IESE y el INSEAD, ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en Solvay, multinacional a la que se incorporó en 1980, en el Área de Recursos Humanos, y en la que accedió a la dirección de Relaciones Industriales en 1993. Posteriormente asume diversos cargos de responsabilidad en el Área Comercial, y en 2000 se traslada a Bruselas, primero como responsable de marketing y ventas en Europa, y después como responsable de e-business. En 2006, es nombrado Director General de la compañía para España y, un año más tarde, también para Portugal, cargos que continúa ostentando en la actualidad. Es presidente de FEIQUE desde octubre de 2010 y ha sido reelegido en 2012. Forma parte del Comité Ejecutivo y de la Junta Directiva de CEOE, organización en la que preside la Comisión de Medio Ambiente y Sostenibilidad. Es también Consejero del Foro Química y Sociedad, de la Cámara de Comercio de Bélgica y Luxemburgo y miembro de la dirección del Business Council for Sustainable Development en Portugal, país en el que fue, hasta 2010, presidente de su asociación empresarial del sector químico.
FEIQUE es una de las patronales que ha firmado la carta al Gobierno sobre el aumento de la fiscalidad energética para la industria. ¿Qué motivos les han llevado a hacerlo?

La propuesta del Gobierno pretende dar solución al déficit tarifario del sistema eléctrico estableciendo un impuesto desproporcionado que afectará a uno de los principales factores de competitividad de la industria, como es el caso de los costes eléctricos. Si finalmente se traslada al tejido productivo este coste —en los términos que actualmente presenta el proyecto de ley— supondrá la destrucción inexorable de miles de empresas y puestos de trabajo en un corto espacio de tiempo, condenando el futuro de la actividad industrial en España y generando la huida de inversiones productivas que son, en definitiva, las que crean riqueza y empleo estable y de alta cualificación.
La solución al déficit no puede fundamentarse únicamente en recaudar dinero, porque no sirve de nada cobrar impuestos si ello supone acabar con la industria que debe pagarlos. Lo que le decimos al Gobierno es que entendemos que hay que tomar medidas con respecto al déficit de tarifa, pero hay que ir con cuidado porque es posible que el aumento de los impuestos no sólo no resuelva el problema fiscal sino que agrave la crisis de la industria y acabe repercutiendo en la destrucción de empleo.
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Reunión, en junio, de Feique y AEQT (Associació Empresarial Química de Tarragona) con la Ministra de Fomento y su equipo.
¿Hay posibilidad de parar estos cambios en las Cortes?
Lo que pretendemos no es tanto parar sino orientar y mejorar estas reformas. Entendemos que el Gobierno tiene la necesidad de aumentar la recaudación, pero creemos que no se puede matar a la gallina de los huevos de oro, que es la industria, solo para hacer cuadrar las cuentas. A través de los contactos con el Gobierno y las diferentes formaciones políticas estamos intentando que se nos escuche. Simplemente queremos reducir el impacto negativo que estas medidas puedan tener sobre la industria y plantear alternativas viables.
Ustedes suelen comentar que o bien ponemos la industria al servicio de la energía, o bien ponemos la energía al servicio de la industria.
Creo que probablemente los gobiernos toman decisiones sin reparar en las consecuencias que tendrán en el seno de la industria. Gran parte del déficit tarifario proviene del sistema de primas a las renovables. En un principio era una buena idea estimular ese tipo de energía y cumplir así con los compromisos medioambientales de ámbito europeo. Pero, al final, las primas a las renovables se convirtieron en un negocio financiero. La energía salía tan cara que esa prima se convirtió en un boomerang en contra del sistema. No se midieron las consecuencias y ahora lo estamos pagando.

Luis Serrano y el Director General del IESE, Jordi Canals, en la inauguración del IV Encuentro del Sector Químico en Barcelona.
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Los primeros ejecutivos de Cepsa Química (Fernando Iturrieta), Repsol Química (Jesús Guinea), Ercros (Antoni Zabalza), Solvay y Feique (Luis Serrano), Dow Chemical (Antón Valero) y BASF (Erwin Rauhe), analizaron el pasado mes de octubre en el IESE el futuro a largo plazo del sector químico.
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Luis Serrano junto a Inés Juste (Vicepresidenta de Feique y Farmaindustria), y Rafael Foguet (Presidente de Expoquimia), conversan con el Conseller Mena tras la clausura del IV Encuentro del Sector Químico celebrado en el IESE.
¿Qué supone el sector químico para la economía española?
Las empresas del sector suman una cifra de negocio de 56.000 millones de Euros, lo que en términos de contribución al sistema económico supone generar el 11% del PIB Industrial y más de medio millón de empleos directos e indirectos. Obviamente son valores de por sí muy importantes, pero quizá sea más relevante subrayar aspectos tan fundamentales como que el 91% de nuestros asalariados disponen de contrato indefinido, que somos el segundo mayor exportador de la economía con unas ventas exteriores de 28.000 millones, que acumulamos el 25% de las inversiones en I+D+i y el 20% de los investigadores del sector privado, o que somos el primer inversor ambiental del país (con un 20% del total de la industria). Creo que todos estos datos nos señalan como un sector claramente estratégico para el país, como así lo reconoce el propio Gobierno.
¿La clase política está por la labor? ¿Saldremos de esta dura situación económica?
Saldremos de la crisis. De todas las crisis se ha salido. Dentro de unos años nos parecerá una anécdota. La cuestión es qué hacemos para salir antes de este bache, y en qué situación saldremos. Y sobre todo aprender para que todo esto no se repita. Lo que nos ha enseñado la crisis es que los países que tienen una industria más fuerte han resistido mejor la tormenta. Una de las pautas de la innovación es copiar lo que los demás hacen bien. Si hay países como Alemania que están ahora en una posición de privilegio es porque los partidos políticos han llegado a grandes acuerdos sobre cuestiones estratégicas, como, por ejemplo, el apoyo a la industria. De la crisis saldremos, pero lo haremos antes si apoyamos la industria, si el Gobierno y la oposición consideran que la industria es clave. El mundo es cada vez más pequeño y competimos contra todos.
¿La opinión pública es consciente del papel del sector químico?
La química es apreciada por el conjunto de la sociedad. Tenemos unas estadísticas sobre el nivel de prestigio del que goza la industria química en cada país, entre la población en general y entre los líderes de opinión. Somos el primer país de Europa en ambos casos. En eso nos ayuda una política pro-activa de la asociación y de cada empresa. La industria química genera empleo de calidad, la remuneración está relacionada con la preparación y es superior. Son empleos estables. Somos empresas deseadas. Desde el punto de vista de la regulación hay mucha influencia de las multinacionales, por tanto los estándares de protección del medio ambiente son los mismos que en cualquier país europeo. El año pasado celebramos el Año de la Química y tuvo un impacto positivo. Algún incidente que pudo haber en el pasado ha quedado ya superado. Trabajamos cada día para no dormirnos en los laureles y seguir mejorando.

Alfredo Pérez Rubalcaba, durante la apertura del Año Internacional de la Química el pasado año.
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Luis Serrano y Alfredo Pérez Rubalcaba en la apertura del Año Internacional de la Química.
¿Calificaría de combativa la relación que actualmente mantiene el sector químico con el Ministerio de Industria?
No, en absoluto. Sabemos que el Ministerio de Industria debe ser siempre nuestro primer aliado. Pero sí tenemos que decirle al Gobierno que estamos en desventaja competitiva en comparación a las empresas de nuestro entorno y es nuestra obligación que nuestros gobernantes lo sepan y actúen en defensa de este sector o de cualquier sector que genere riqueza o empleo en nuestro país. Es verdad que en el caso de la fiscalidad energética estamos completamente en desacuerdo, creemos sinceramente que hay otras alternativas viables y el Gobierno tendría que darse de cuenta de que van a generar un problema mayor del que pretenden solucionar. Pero no podemos hacer otra cosa que manifestarlo claramente, y en sus manos está la decisión y en su responsabilidad las consecuencias.
¿Puede afirmarse que las empresas del sector químico en España están en situación de desventaja en comparación a las empresas europeas?
Las fábricas del sector químico de España son homologables a las europeas. Una parte de la producción va destinada a satisfacer la demanda en el país y el resto va a exportación. Cuando el mercado español falla a causa de la caída del consumo, tienes que volcarte en las ventas al exterior donde hay mucha mayor competencia y, por tanto, se reducen los márgenes. En consecuencia, aquellos aspectos que inciden en tu competitividad internacional adquieren mayor importancia. Además hay que pensar que competimos con los países emergentes pero también con los franceses, alemanes, ingleses o italianos. La competencia no sólo es exótica. Nos gustaría estar en las mismas condiciones que nuestros colegas europeos. Cuando las autoridades europeas toman decisiones que nos perjudican y nos dejan en desventaja competitiva respecto a la industria americana, también lo denunciamos. A nivel de país, FEIQUE aspira a que las empresas del sector químico en España podamos competir en igualdad de condiciones con nuestros colegas europeos.
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Juan Rosell, presidente de CEOE, y Luis Valero, Secretario General de Industria, junto a Luis Serrano en la Asamblea General del pasado mes de julio en la que éste fue reelegido presidente de Feique.
¿En qué medida el déficit de infraestructuras incide en la competitividad de la industria química y en las exportaciones?
Las infraestructuras son fundamentales. En España se ha primado el transporte ferroviario de pasajeros de alta velocidad (AVE) en detrimento del transporte ferroviario de mercancías. Ya hemos visto que la inversión realizada se ha llevado a cabo con criterios bastante discutibles. Entiendo que las infraestructuras de transporte de mercancías no resultan atractivas para los políticos. Como decía aquel político, nuestros gobernantes prefieren hacer más parques que alcantarillas. En el parque juegan los niños y en las alcantarillas están las ratas. Pero las alcantarillas son tan o más importantes que los parques. El transporte de mercancías por ferrocarril no genera una corriente de opinión pública beneficiosa para el gobernante, pero es fundamental: porque genera riqueza y empleo, vacía de camiones las carreteras, reduce las emisiones de dióxido de carbono y abarata los costes logísticos haciendo más competitivas a las empresas. Además, tenemos un problema con el transporte por carretera. En España los camiones de cinco ejes pueden transportar hasta 40 toneladas de peso. En algunos países europeos ya funcionan con 44 toneladas. Todo es cuestión de tiempo, pero nos gustaría que los transportistas españoles pudieran dar un servicio y competir en las mismas condiciones.
¿Creen que el sector químico está excesivamente regulado?
Sin duda hay sobrerregulación en Europa. Pero no por tener más leyes un país es más justo. Muchas veces son cuestiones técnicas y el exceso de regulación puede traer consigo la inseguridad jurídica. De hecho, en temas de seguridad y medio ambiente se publica una nueva norma o ley, que nos afecta directa o indirectamente, nada menos que cada cuatro días. Además, como las Comunidades Autónomas tienen transferidas las competencias ambientales, nos encontramos una directiva europea que se traspone de 17 formas diferentes. Por ejemplo, en el tema de los residuos, nadie quiere los de otra comunidad. Nos encontramos con que una planta de Almería no puede llevar los residuos a Murcia sino que tiene que llevarlos a Huelva. No tiene lógica. Ha habido una sobrerregulación y una dispersión absoluta. A veces es nuestro propio Gobierno el que realiza una trasposición e impone como obligatorio lo que en otros países no lo es. Así, en la Ley de Responsabilidad Ambiental, y pese a que todas las empresas tenemos un seguro de responsabilidad civil, de los 27 países europeos sólo en España y en Bulgaria se exigen garantías financieras, lo cual supone una carga adicional para las empresas. No estoy seguro de que con tantas leyes estemos protegiendo más el medio ambiente. Simplemente imponemos una sobrerregulación, pero en realidad no estamos garantizando nada. Regulamos también cosas que no sirven para nada y que luego no se aplican. No hay una cosa más injusta que la ley sólo la cumplan unos y otros puedan saltársela impunemente. De esta manera la situación de desamparo es muy grande.
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Luis Serrano y Giorgio Squinzi, Presidente del Consejo Europeo de la Industria Química, en la Asamblea Anual de esta entidad celebrada en Madrid en 2011.
Usted es un veterano en el sector, puesto que lleva ya más de tres décadas en Solvay, ¿qué evolución ha visto en los últimos treinta años?
Desde el punto de vista económico ha habido una clara evolución. Ahora tenemos fábricas más competitivas, dedicadas a un número más pequeño de productos. En los años 80 en Torrelavega trabajaban 2.000 personas y ahora 500, y sin embargo producimos el doble. A nivel de conciencia medioambiental ya teníamos ese compromiso, pues no se puede tener una conducta indeseable con el medio ambiente. La industria debe ser sostenible. Ahora hay más requerimientos medioambientales. Consumimos menos agua y somos más eficientes en el aprovechamiento de los recursos. Desde el punto de vista de los recursos humanos, ha aumentado la exigencia en la formación. Contratamos personal cualificado, como mínimo de formación profesional de segundo grado, y aproximadamente la mitad de los empleados que contratamos son diplomados universitarios. Otro cambio es en el aspecto de la comunicación. Antes, fabricabas un buen producto y lo sabían tus clientes. Hoy en día es importante que lo sepan también los stakeholders de la empresa, que sean conscientes de tu valor como marca. Ahora es importante tener una licencia social para operar. Ese sentimiento no existía antes. Son, sin duda, cambios a mejor. A nivel de productos en España siempre nos hemos dedicado a la química básica. Para nosotros la clave es estar cerca de los mercados y de los clientes. En cuanto al futuro previsible mi opinión es que nuestro crecimiento no está en Europa, sino en Asia, y en América del Sur y del Norte.
¿Qué papel van a jugar en el futuro de Solvay Ibérica las plantas de Torrelavega y de Martorell?
Torrelavega es una fábrica de talla mundial. El negocio del carbonato y del bicarbonato tiene mucho futuro por delante, aunque siempre condicionado al futuro que tenga la industria en Europa. Martorell es una planta más pequeña y por tanto más vulnerable. El negocio del PVC tiene además otros condicionantes ya que puedes fabricar plásticos a partir del petróleo como nosotros, del gas o también del carbón. La gente que trabaja en España es muy consciente de la situación de nuestras plantas y, como ellos, pienso que tenemos futuro aquí.
¿Qué visión tiene de la I+D+i en el sector químico y en Solvay?
Creo que la I+D+i se tiene que hacer al lado de una industria tradicional. La investigación y la innovación en abstracto no nos llevan a ninguna parte. Tenemos que investigar al lado de los centros de producción, donde está el dinero y donde está el negocio. En Martorell, por ejemplo, tenemos una relación estrecha y fluida con la UPC (Universitat Politècnica de Catalunya) y en Torrelavega con la UC (Universidad de Cantabria). Es muy interesante la colaboración con las Universidades, pero la base para nosotros es la innovación generada por la gente de la casa. También hay que precisar que nosotros estamos en un sector en el que compites por precio. La calidad se supone que la ofrece todo el mundo. La innovación es hacer cosas diferentes, salirte de lo habitual.
Por otro lado, pensar que el país puede funcionar sin industria básica es un error. Hay momentos en que no parece necesaria porque hay producto importado disponible en el mercado, pero si cierras tu industria y te conviertes en un país importador tendrás problemas el día que el mercado recupere su ritmo y puedes poner en peligro el conjunto de la industria que depende de tus productos. De una fábrica como Torrelavega depende, por ejemplo, la industria del vidrio. A su vez, del vidrio depende la construcción y el automóvil, y así la carencia se va trasladando al conjunto de la industria. Lo repito, pensar que un país puede renunciar a su industria básica es un error: la high tech sin la low tech no funciona. La high tech necesita, además, muchos recursos en sus fases iniciales que, en muchas ocasiones, provienen de productos menos evolucionados.

Abel Sierra – Francesc Ribera
Más información:
www.feique.org