El cambio climático como oportunidad de innovación y de negocio

El cambio climático como oportunidad de innovación y de negocio

diciembre 29, 2012 Desactivado Por inQualitas
Jaume Josa
Jaume Josa
Fundador y director de Inno-Terra
«El cambio climático es una magnífica oportunidad para la innovación»
Doctorado en Ciencias Químicas por la Universidad de Barcelona, ha completado sus estudios en el IESE, Deusto y la Thunderbird School of Global Management de Arizona (EEUU). Es especialista en bienes de consumo no duraderos del hogar, innovación, sostenibilidad, cambio climático y economía baja en carbono. Ha trabajado como director de Investigación y Desarrollo en empresas como CETEMMSA y HENKEL. Actualmente es colaborador de la Fundación Empresa y Clima, y publica en el Blog Cambio Climático en Emprenem.ARA.cat.
¿Qué es Inno-Terra? ¿Qué servicios ofrecéis a las empresas? ¿Qué trayectoria habéis seguido hasta la fecha?
Inno-Terra es una pequeña consultora. La idea surge hace años, cuando estaba trabajando en Alemania. Inno-Terra promueve la Economía Baja en Carbono (EBC). Ayudamos a las empresas a ajustar la estrategia a esta nueva economía. En concreto, nos especializamos en medir la huella de carbono de organizaciones para tener la foto de una empresa en un año concreto. A partir de esta foto, recomendamos qué pasos concretos debe llevar a cabo la empresa para subirse al tren de la EBC. Un primer paso es aumentar la eficiencia energética, pero se puede ir mucho más lejos. Como para muchas empresas el viraje hacia esta nueva economía supone un esfuerzo adicional y, de entrada, de difícil comprensión, decidí que era muy importante predicar con el ejemplo. Es el walk the talk del mundo anglosajón. Funciona muy bien a nivel de management y liderazgo; en el tema que nos incumbe, el cambio climático, es también de vital importancia.
¿Qué tipo de clientes son los que solicitan vuestros servicios? ¿Cómo definirías vuestro mercado y vuestro modelo de negocio?
Predomina la pequeña y mediana empresa. De todos modos, a nadie le va a extrañar si afirmo que debemos sembrar mucho y cultivar a nuestros clientes uno a uno. El eje sobre el que pivota Inno-Terra es todavía relativamente poco conocido en nuestro país. He dedicado mucho más tiempo del que en principio estimé a concienciar y despertar la necesidad de mirar la actividad de una empresa de modo diferente y a más largo plazo. Si a ello se suma la situación de crisis y parálisis generalizada que estamos viviendo, se entiende que se ha tenido que adaptar el modelo de negocio. El mercado es aún pequeño, pero avanza con paso firme. Se debe trabajar a costes muy ajustados y, a la vez, establecer alianzas estratégicas con otras empresas de bienes y servicios que, complementando el core-business de Inno-Terra, añaden más valor al cliente final en el camino hacia la nueva economía baja en carbono. Hablo, por ejemplo, de acuerdos con un fabricante europeo de primer nivel de bombas de calor geotérmicas o de acuerdos con empresas instaladoras de sistemas de energías renovables.
¿Qué es lo que empujó a un hombre con una gran trayectoria en multinacionales, como es tu caso, a crear una pequeña empresa como Inno-Terra, localizada en Bellcaire d’Urgell (Lleida)?
Una combinación de factores profesionales y familiares. Empiezo por los importantes, los familiares. Después de un puñado de años desconectado de mi país, desde 1997, en el año 2008 mis hijas tenían 6 y 8 años y, llevando viviendo en Alemania desde 2001, nos acercábamos a la edad de no retorno. Mi esposa llevaba prácticamente los mismos años en excedencia y se acercaba el momento de pensar en coordenadas de toda la familia. Profesionalmente, desde 2005 había liderado en Henkel KGaA la creación de equipos multifuncionales para promover la comunicación y la innovación. Queríamos, y conseguimos, que la gente trabajara menos en silos aislados uno de otro dentro de la misma empresa, y que empezara a colaborar y encarar los retos, de un negocio cada vez más global, de modo conjunto. Desde estos equipos de innovación (InnoPower teams) observamos ya en 2005 una tendencia global trend muy potente. En 2006 llegó la eclosión a raíz, entre otros factores, de la presentación de la película de Davis Guggenheim, protagonizada por Al Gore, An inconvenient truth (Una verdad incómoda). Ya no había excusa y el tema cambio climático pasó a las portada de Financial Times y a los executive committee de grandes empresas. Nuestro equipo se puso manos a la obra y, después de analizar en profundidad pros y contras, empezamos el desarrollo de una gama de productos formulados teniendo en perspectiva esta nueva economía. La gama, y nueva marca, salió al mercado alemán en octubre de 2008 y se llamó originalmente Terra-Activ (www.terra-aktiv.de). En marzo de 2009 dejaba Henkel. El nombre de la consultora, Inno-Terra, surge de combinar innovación con la nueva marca desarrollada en Alemania.
¿Qué hueco de mercado puede tener una empresa como Inno-Terra en una zona con un tejido económico como es el de las comarcas de Ponent? ¿Cuál está siendo vuestra aproximación comercial?
Inno-Terra está ubicada en Bellcaire d’Urgell (Noguera) pero no limita su actividad a la comarca. La EBC afecta a todos los sectores, desde el sector agrícola-ganadero, hasta el de servicios, productos al consumidor, o sector institucional. Desde este punto de vista la ubicación tiene una importancia secundaria. Es verdad que hay otras comarcas con mayor densidad de industrias, pero aquí jugó un factor familiar y también sentimental, en el sentido de devolver mi pequeño grano de arena a la zona donde crecí y me formé. ¿Habría sido más fácil encontrar clientes sensibilizados en Alemania? Seguro. Allí existe una mucha mayor concienciación desde hace años en este tema. Siempre me han gustado los retos y, en el caso que nos ocupa, estoy muy seguro que el camino que vamos a seguir como país es el de la EBC. Bien por propia convicción social y del país, bien porque nos veamos forzados al aplicar directivas europeas. Porque creo en mi país, yo apuesto por lo primero. La estrategia ha sido sembrar y sembrar. Hemos participado en 2010 y 2011 en la Fira de Sant Josep en el Pla d’Urgell para dar a conocer nuestros servicios y también Inno-Terra ha tomado parte en muchos otros eventos y conferencias (Fira de Medi Ambient en Tàrrega, Bioeconomic en Castelldefels y en Vilafranca del Penedès). También hemos sido pioneros en organizar campañas locales de sensibilización, como la Trobada de Vehicles Híbrids i Elèctrics en 2009 y en 2010. En 2012 hemos inaugurado una oficina (y casa adjunta) con cero emisiones directas, pues todo el sistema de climatización es por geotermia y además los desplazamientos son en coche híbrido (Toyota Prius) y, siempre que es posible, en coche 100% eléctrico, un Nissan LEAF.
¿En qué medida percibes que el tejido empresarial está situando los compromisos medioambientales en los primeros puestos de su lista de prioridades? ¿Qué importancia pueden tener los acuerdos voluntarios?
Los compromisos medioambientales no están, en general, en los primeros puestos de la lista de prioridades de las empresas de nuestro país. Existe una minoría, que lentamente va en aumento, muy concienciada y el resto que está muy poco o nada sensibilizada en el tema. El cambio de paradigma que aquí debe darse es pasa de «y al final nos ocuparemos del medio ambiente» a darnos cuenta que el medio ambiente ha pasado a ser un punto central. Es algo que se debe ver desde la dirección general de una empresa y que no debe ser meramente delegado a un departamento de control de calidad, de medio ambiente o de ingeniería. Las empresas que ya se han subido al tren de la EBC cambian el modo de hacer las cosas y pueden llegar hasta a rediseñar su producto para que consuma el mínimo de energía y de materiales. Pensemos, por ejemplo, en el Toyota Prius, como pionero en coche más eficiente lanzado al mercado japonés en 1997. En este sentido, el medio ambiente pasa de ser (y ser visto) como una carga, a ser una fuente de negocio. El programa Compromiso Voluntario de la Generalitat de Catalunya es un paso importante en dar reconocimiento a las empresas que emprenden la senda de la EBC.
Desde fuera se tiene la sensación —verdadera o falsa— de que cumplir con los objetivos medioambientales es caro y está fuera del alcance de muchas empresas. ¿Qué opinas de esta cuestión?
Me remito, en parte, a lo explicado en la anterior pregunta. Una de las muchas cosas que aprendí en Alemania es la capacidad de planificar y, en este sentido, creo que deberíamos imitar a la cultura alemana en este punto, su capacidad de planificar a medio y largo plazo. No puedo referirme de modo extenso al giro energético ya en marcha en Alemania (die Energiewende). Allí, tanto el gobierno (todos los partidos principales), como las empresas, ven una ventaja competitiva en el hecho de diseñar y fabricar productos que utilicen tecnologías compatibles con el medio ambiente. Quemar combustibles fósiles en el siglo XXI, no es una tecnología compatible con el medio ambiente.
¿Qué avances ha supuesto la Cumbre del Clima de Doha? ¿Comparte el análisis negativo que han realizado muchos medios de comunicación?
No me parece acertado el análisis hecho en la mayoría de medios de comunicación de nuestro país y, desde luego, este tipo de análisis no ayuda a que, como país, nos pongamos las pilas en términos de EBC. En la cumbre de Doha ya no queda ningún país que discuta si hay cambio climático o no y si éste está causado por el aumento de emisiones de Gases con Efecto Invernadero (GEI) o no. Hace 4-5 años aún se podían encontrar discusiones de este tipo, dicho sea de paso, discusiones del todo interesadas ya sea por parte de algún país o de algún lobby con intereses en los combustibles fósiles: gas, carbón y petróleo. De los diferentes avances, destaco tres: a) se ha prorrogado el Protocolo de Kioto, que en su segundo período los 37 países firmantes se comprometen de forma legalmente vinculante a disminuir sus emisiones de GEI un 18% por debajo del nivel que tenían dichos países en 1990, esto pasará en los 8 años que van de 2013 a 2020. Como comparación, tengamos en cuenta que durante el primer período de Kioto (los 5 años que van de 2008 a 2012) el compromiso de reducción fue del 5,2%. El cambio es sustancial. b) Se ha acordado que habrá un acuerdo vinculante para todos (194) los países de la ONU que entrará en vigor el 1 de enero de 2021; en la cumbre de París en 2015 es cuando se deberá firmar qué países reducen y cuánto. c) Se crea un programa de educación en cambio climático y se citan las profesiones prioritarias: managers, políticos, educadores, periodistas… Sí que es cierto que no estamos haciendo, aún, lo suficiente para asegurar que tenemos el clima de la Tierra bajo control en las décadas venideras, pero avanzamos y aún estamos a tiempo de hacer las cosas bien.
¿Cómo cree que se va a financiar la lucha contra el cambio climático?
Con fondos públicos y privados. Esto es lo que se ha aprobado en la ONU. A la hora de concretar, las cosas son más difíciles. De momento ya hay comprometidos 6.000 millones de dólares para 2013-14, pero nos queda un largo camino hasta llegar a los 100.000 millones anuales que se deben movilizar en 2020. Soy optimista porque en el último análisis publicado por la AIE, las subvenciones a los combustibles fósiles por parte de los gobiernos de todo el mundo fueron en 2011 de 553.000 millones de dólares. Esta cifra es una prueba que, cambiando políticas y normativas, hay espacio suficiente para cumplir los objetivos de financiación que se marcaron en la cumbre de Durban.
Para finalizar, una cuestión de ámbito más local en la zona en que tienen ubicada su empresa. ¿Qué impacto puede tener la construcción de la central de biomasa de Palau d’Anglesola?
Este es el futuro. No se puede imponer, y por lo tanto hay que explicar bien a todas las partes de qué se trata. Obtener electricidad limpia (sin quemar combustibles fósiles) es una etapa más en la EBC; así lo ven y lo practican desde hace años países pioneros en el tema. ¿Que habrá mayor circulación de camiones en la zona por el movimiento de masa forestal? Por supuesto. Y dichos camiones serán en un futuro próximo alimentados con biocombustibles o serán híbridos; más adelante eléctricos, de los que ya existen en Estados Unidos con camiones de cuatro toneladas. Ése es el futuro. Acabaré con una triple pregunta ¿Podemos permitirnos como país seguir importando casi el 80% de la energía primaria que consumimos, es decir de toda la energía? ¿Es razonable que debamos exportar en barco a otro país todos los restos de masa forestal a raíz del gran incendio en Tarragona porque en nuestro país no hay demanda? ¿Es esto económicamente sostenible?

Abel Sierra
Más información:
www.inno-terra.com/