Entrevista a Joan Vallvé
noviembre 28, 2010Joan Vallvé
Decano del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Cataluña
«Por falta de información y de educación tenemos una opinión pública en contra de la energía nuclear»
Joan Vallvé i Ribera es doctor ingeniero industrial y miembro del Cuerpo de Ingenieros Superiores del Ministerio de Industria. Ha trabajado en Metales y Platería Ribera S. A. y ejercido el cargo de secretario general del Departament d’Industria i Energia de la Generalitat de Catalunya, gobierno en el que ha ocupado la Conselleria de Agricultura, Ramaderia i Pesca. Ha sido diputado al Parlamento catalán y al parlamento europeo y presidente de l’Associació d’Enginyers Industrials de Catalunya. Desde diciembre de 2007, es el decano del Col•legi Oficial d’Enginyers Industrials de Catalunya.
Ha sorprendido a la opinión pública la decidida defensa, por parte de la Comisión de Energía de su Colegio, de la instalación del depósito de residuos nucleares en Ascó. Alegan varias razones para preferir esta ubicación a la del municipio valenciano de Zarra. ¿Puede resumírnoslas?
Nosotros no entramos a valorar las candidaturas. Solamente creemos que las ventajas de Ascó están minusvaloradas en el informe previo del Ministerio de Industria. El hecho del acceso ferroviario, las dos centrales nucleares en funcionamiento allí mismo. El hecho de un polígono industrial instalado y en plena actividad. Más una población que hace años que convive con la energía nuclear. Creemos que son factores determinantes que dan a la candidatura de Ascó muchas posibilidades y que la hacen merecedora de una adecuada valoración.
(Las personas interesadas pueden solicitar el documento completo a la Comisión de Energía del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Cataluña a través de www.eic.cat)
(Las personas interesadas pueden solicitar el documento completo a la Comisión de Energía del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Cataluña a través de www.eic.cat)
En todo caso queda clara su apuesta por este tipo de energía. ¿Cree que los políticos y la opinión pública en el conjunto de España comprenden la importancia estratégica de esta opción?
Actualmente dentro del mix energético la energía nuclear es absolutamente necesaria. A nivel estatal la energía nuclear constituye el 20% de la energía eléctrica que consumimos y a nivel de Cataluña es el 60%. Se habla de que en el 2020 en el conjunto estatal llegaremos a un 20% en el aporte de las energías renovables. Otra expectativa es la energía de fusión nuclear, que se prevé para dentro de unos treinta o cuarenta años. Ahora se está comenzando a instalar el reactor de Cadarache que permitirá iniciar los experimentos. De momento nuestra dependencia del petróleo y del gas es demasiado grande. Tanto en el centro como en el sur de Europa dependemos de países suministradores que se caracterizan por su inestabilidad. Y en los próximos años debemos ser conscientes de que la demanda de China, India y los países emergentes puede hacer aumentar enormemente la carestía.
¿El modelo energético español es sostenible económicamente?
España tiene ocho grupos productores de energía nuclear, tres en Cataluña (uno en Vandellós y dos en Ascó). Francia, Finlandia y Gran Bretaña han apostado claramente por la energía nuclear. Italia tiene en proyecto tres centrales nucleares, después de haber paralizado anteriormente su programa nuclear. Alemania, país tradicionalmente favorable a las energías renovables, cuenta con diecisiete centrales y acaba de prolongar hasta sesenta años su vida útil o autorización de funcionamiento. El costo del kilovatio-hora en las renovables está altamente subvencionado y, por supuesto, es mucho más elevado que el de la energía nuclear.
¿Qué se puede hacer según usted para hacer llegar una información completa y no sesgada al público y a los que han de adoptar las grandes decisiones estratégicas?
La opinión pública, de manera legítima —y quizás en parte atizada gracias a la propaganda subvencionada por las grandes compañís petrolíferas—, es claramente contraria. Excepto en los lugares que han sido directamente beneficiados por las inversiones, como por ejemplo en Vandellós o en Ascó. Dentro de pocos meses se inaugura precisamente en esta última localidad un centro de explicación y demostraciones para mostrar de manera pedagógica qué es la energía nuclear. Pero esto podía hacerse hace veinticinco años, cuando fue inaugurada la central, con esto habríamos conseguido que pasara toda una generación de visitantes, con escuelas y toda clase de colectivos. Por esta falta de información y de educación tenemos una opinión pública desinformada y en contra. Es un caso parecido al de Alemania, en cambio en Francia la gente la acepta y convive perfectamente con la energía nuclear. Y, por supuesto, nos venden su energía aquí y en Italia…
El Colegio de Ingenieros Industriales de Cataluña tiene un bien ganado prestigio en otros ámbitos de actuación. Es frecuente recurrir a ustedes cuando hay que valorar cuestiones básicas como la seguridad, la salubridad, la calidad técnica en todo tipo de instalaciones, etc.
Nuestro colegio tiene una historia muy larga. La Asociación fue fundada en 1863 y una de sus funciones iniciales fue ya la de ayudar y asesorar a las autoridades y poderes públicos que necesitaban una opinión imparcial de los técnicos. En la sociedad tecnificada en que vivimos ha aumentado esta demanda de asesoramiento imparcial. Tenemos comisiones en los ámbitos de Energía, Medio Ambiente, Mobilidad y Transporte, Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), Administraciones públicas, Construcción, Gestión empresarial, Packaging, Seguridad, Urbanismo, Formación, Nuevas iniciativas, Cultura, Deporte y Cooperación. Por ejemplo, ya que hemos empezado tratando la cuestión de los residuos, ahora estamos estudiando cómo se está implantando en los países avanzados de nuestro entorno la incineración de los residuos urbanos. Nosotros estamos emitiendo informes favorables en este sentido, ya que si no incineramos pronto, y de manera eficiente, los residuos no sabremos qué hacer con ellos.
En cuanto a las infraestructuras en Cataluña, ustedes siempre se han mostrado especialmente críticos. ¿Las graves carencias que se detectan son un factor determinante en la creciente desindustrialización catalana? ¿Qué otros factores inciden negativamente en esta atonía industrial?
En infraestructuras estamos muy mal servidos. Sobre todo en cuestiones que afectan nuestra comunicación con el exterior. Por ejemplo tenemos una fábrica de coches en Martorell y hay otra en Almussafes y no disponemos de unas vías ferroviarias de ancho internacional que permitan la salida de nuestros productos (cuando el primer tren de ancho internacional fue el de Madrid-Sevilla, sin apenas necesidad industrial). Estas incongruencias, las ha padecido nuestra industria y las padece todavía. Éste es un freno evidente. En cuanto a la desindustrialización hay que tener en cuenta que la industria evoluciona y nosotros hemos de estar al tanto de los desarrollos más modernos. Por ejemplo hace unos días presentamos nuestro informe titulado “Observatorio de la competitividad de la industria catalana”, de publicación anual. Las conclusiones son en general optimistas, en conjunto nuestra competitividad industrial es valorada positivamente. Tenemos una competitividad elevada pero también tenemos factores internos de las empresas y externos a ella que la condicionan. Tenemos que mejorar, entre otras cosas, en la formación del personal y, por supuesto, en las infraestructuras y en el coste de la energía.
En sectores tradicionales, intensivos en mano de obra especializada, como la industria mecánica y automovilística ¿puede recuperarse el impulso de épocas pasadas en la inversión de capitales, en talento y en cultura del trabajo bien hecho a todos los niveles? ¿Por ejemplo, son concebibles hoy en día unos empresarios y unos técnicos como los que, en 1904, apostaron en Barcelona por esta industria entonces emergente con los motores Hispano Suiza?
Yo creo que la calidad de nuestros técnicos es muy buena y en nuestro informe no se reflejan quejas sobre la cualificación de nuestros técnicos superiores. Otra cosa son las grandes figuras, como un Mateu i Pla o un Marc Birkigt. Se tienen o no se tienen. Pero hoy tenemos personas altamente capacitadas en éste y en todos los sectores de nuestra industria. No hay que perder de vista que la industria supone el 23% del PIB , pero si contemplamos los nuevos sectores emergentes y todos los servicios a la industria, el sector industrial se eleva al 59%. Ahora bien las grandes catedrales industriales es evidente que ya no están. La grandes catedrales, que antes eran empresas como la Maquinista Terrestre y Marítima, las tenemos ahora en una dimensión distinta considerando el trabajo en la red. Y cuando vas a empresas como SEAT, tampoco ves las grandes naves con muchos operarios desempeñando tareas repetitivas en la cadena de montaje. Hay pocos operarios especializados, bastantes técnicos y muchos robots operando.
Para que Cataluña siga siendo la fábrica de España se requiere un alto grado de preparación en nuestros ingenieros. Por un lado tenemos la bajada continua en las vocaciones científico-técnicas entre la juventud, y por otro la reciente puesta en marcha del Espacio Europeo de Educación superior. ¿Cómo ve ambas cuestiones?
El primero es un problema muy serio. Hasta ahora los ingenieros industriales no lo hemos notado mucho, pero en otras especialidades de la ingeniería se está notando una bajada considerable. Las carreras técnicas son carreras de esfuerzo y si no recuperamos el valor del esfuerzo lo tendremos muy complicado en el futuro. En cuanto a la nueva legislación de la enseñanza superior, yo creo que esto es más bien la anécdota, lo positivo y lo realmente trascendental del espacio europeo universitario es que la movilidad de los técnicos está facilitada en todo el territorio de la Unión. Esto puede facilitar la entrada de técnicos de fuera, ciertamente, pero déjeme puntualizarle también que amigos alemanes me han remarcado hace poco que la importación de ingenieros de la India y China no acaba de funcionarles demasiado bien. Aceptan sin problemas a españoles e italianos, pero los técnicos procedentes de culturas extraeuropeas no acaban de integrarse fácilmente en sus sistemas de trabajo y su organización social.
En lo que se refiere a cuestiones gremiales o corporativistas, ¿cómo valoran en el conjunto de colegios oficiales de ingenieros la aplicación de la recientemente promulgada Ley Ómnibus, dictada según la Directiva de Servicios de la UE de 2006?
El sistema del visado, por ejemplo creemos que está siendo muy mal tratado. El valor que nosotros creemos que el visado aportaba a la sociedad ha quedado muy tocado con la aplicación de esta norma legal. La Ley Ómnibus lo deja reducido a una parte muy pequeña de lo que era. Era un sistema que funcionaba, aunque aceptamos que en algunos aspectos podía ser reformado y mejorado. Pero ahora creo que el valor que aportábamos con el visado de proyectos era un sistema muy útil para la sociedad y la economía del país. La desaparición es una amenaza grave sobre el conjunto de las instalaciones y productos industriales. El visado ofrecía una garantía de seguridad en los proyectos y garantizaba que eran ejecutados por profesionales cualificados, evitando así cualquier forma de intrusismo. Desde el punto de vista de los ingenieros industriales creemos, no obstante, que nuestro futuro está garantizado, nuestro colegio y nuestra asociación continuarán, modificando lo que haga falta y adaptándonos a las nuevas circunstancias pero seguiremos adelante. También creemos que debe existir una colaboración más activa entre todas las ramas de la ingeniería.
En cuanto a la crisis económica y su superación, nos interesa saber cómo ven el problema y si consideran ustedes que tenemos una clara política industrial.
El único camino es crear ocupación de calidad. No podía ser que la construcción en el Estado español superara a la de varios países europeos juntos. Creemos que nuestro futuro es desarrollar nuestra base industrial, siempre pensando en un mercado global. En cuanto a las directrices yo creo que el Gobierno español no tiene una política industrial definida, y esto es muy grave porqué ya hace años que dura. En Cataluña se ha intentado compensar esta falta de visión y de impulso, con políticas concretas, a través del CIDEM o ACC10, pero en los tiempos que vivimos, y más los que se avecinan, se requerirán acciones más decididas.
Más información:
www.eic.cat
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Francesc Ribera