Entrevista a Fernando José Soler Banús

Entrevista a Fernando José Soler Banús

marzo 13, 2010 Desactivado Por inQualitas
Miquel Teixidor
Fernando José Soler Banús está diplomado en Ciencias Empresariales y en dirección financiera, en IESE y EADA, y es master en Management Techniques for Executives por la University California Riverside. Es director general de Talleres Gráficos Soler desde 1988, empresa en la que representa la quinta generación de la familia que la ha creado e impulsado. En ella ha introducido avances sustanciales en los procesos de fabricación, tanto en la parte gráfica como en el tratamiento digital.
Talleres Gráficos Soler es una empresa familiar que comenzó su andadura en 1870. Es un ejemplo de pyme española con tradición y vocación de permanencia: en la actualidad la quinta generación dirige la empresa. Hasta hace poco tenía 126 trabajadores y se ha quedado hace poco en cien. Esta circunstancia la vemos repetida cada día y aún en condiciones más graves. ¿Aquí y ahora ve como inevitable reducir plantillas?
Absolutamente necesario. Hemos creado un modelo económico basado en la optimización y crecimiento desproporcionado de la oferta desde mediados del siglo pasado y ahora lo estamos pagando. No existe la demanda suficiente para absorber la capacidad productiva creada ni los recursos naturales necesarios para consumir como lo hemos estado haciendo. Esto es evidente. Simplemente se ha creado una demanda artificial basada en el endeudamiento masivo mediante un subsector financiero absolutamente fuera de control y desligado de la economía real.
Es necesario un proceso de racionalización radical si no se quiere morir en el intento.
Hay que reorganizar los sectores y redimensionar las empresas, no queda otra solución.

¿La alternativa entonces será, simplemente, desaparecer?
El concepto de desaparecer es quizás en el mundo que se nos viene encima sólo una de las alternativas, pero creo que hay otras muchas opciones: reducir, reestructurarse, absorber, fusionarse, reconvertirse hacia nuevas tecnologías, depende de cada caso y de la situación en que se halle cada empresa. Lo que se nos viene encima es imparable y sobrevivir será lo único por lo que preocuparse durante los próximos años, aunque hay sectores que se verán más favorecidos por estar más adaptados al futuro: entorno digital, biotecnología, energías limpias son un ejemplo.
Desde 1870 la empresa ha vivido muchos periodos de crisis. ¿En qué se diferencia ésta de las otras crisis del siglo XX, especialmente de las más próximas?
Creo que esta crisis marcará un cambio de rumbo definitivo en nuestro sistema económico, de hecho ya ha empezado a producirse. Nuestro sistema actual es insostenible, lo que ocurre es que no nos gusta verlo y es lógico que no reaccionemos con la rapidez necesaria, aún estamos reaccionando con dudas y miedos. Hay que perder el miedo y tomar decisiones ya. Creo que la diferencia principal de esta crisis con respecto a la de 1929 es que el mundo se ha globalizado a nivel económico y con ello todo el subsector financiero que es donde reside el núcleo del problema.
Las crisis anteriores también fueron por falta de demanda pero se solucionaron con más endeudamiento que compensó e hizo crecer la demanda de nuevo. El problema es que esta solución es la que ahora no funciona y los estados están absorbiendo unas deudas enormes e intentando reactivar la demanda con el gasto público.
La situación es muy compleja y sólo medidas globales y coordinadas pueden ser efectivas. Veremos muchas más reuniones de las principales potencias del mundo para solucionar este desaguisado, y en ellas estarán las economías emergentes, por supuesto.
¿Según su opinión qué nos está pasando?
Desde el hundimiento del comunismo (no defiendo en absoluto el comunismo tal y como existió) se han disparado los problemas que llevaba implícitos nuestro sistema desde su origen. Estos defectos se han desarrollado al evolucionar éste y no hemos podido pararlos a tiempo. Ahora nos toca evolucionar. En mi opinión personal la clave está en abandonar la filosofía individualista y llegar a acuerdos colectivos a todos los niveles para solucionar los problemas. Esto suena a día de hoy muy idealista, pero no nos va a quedar otro remedio, no tendremos otra opción a largo plazo para tener estabilidad. El nuevo modelo no existe todavía: lo hemos de construir entre todos. La gran lección a la que se enfrenta la humanidad es que el egoísmo radical es un error en sí mismo, es decir, en el fondo no es práctico ni realista. Este concepto significa mover uno de los pilares básicos de nuestra concepción del mundo que nos rodea y produce un miedo atroz, es romper en mil pedazos lo que hemos creído que funcionaría siempre. A lo mejor hemos de entender mejor a la naturaleza, la hemos malinterpretado, ella no destruye innecesariamente ni derrocha nada, lo aprovecha todo, lo recicla todo, protege y ayuda al que mejor se adapta y no necesariamente al más fuerte.
Reconvertir, innovar, generar productos y servicios con mayor valor añadido, ésta es la cantinela que no cesan de repetirnos los expertos. ¿Cómo puede todo un país acometer estos cambios? ¿Puede hacerse en poco tiempo?
No, en absoluto. Es un duro trabajo a todos los niveles. Desde los gobiernos hasta las empresas y los trabajadores, todos tenemos nuestra parte de responsabilidad. Evidentemente los que están más arriba en el organigrama (organismos económicos internacionales, gobiernos y asociaciones internacionales) deben actuar dando las líneas maestras de hacia donde hay que caminar. Lo que ocurre es que aún no se atreven a actuar y esperan a ver qué pasa y si la situación se arregla por sí misma. También tienen pánico a provocar revueltas sociales y brotes de violencia con sus reformas. Es lógico. Piensan que si la situación es peor será más fácil justificar cambios como los que van a ser necesarios. De hecho al final todos nos veremos forzados a tomar medidas.
Respecto a lo del valor añadido, creo que no tendremos más remedio que ir aceptando que una parte más reducida de la población activa va a tener que mantener a los demás. El valor añadido es clave. Hay que entender que el empleo va a tener otro enfoque en el futuro, otro nivel de comprensión y alcance.
¿Qué se está haciendo en el sector de las artes gráficas para encarar este futuro incierto, y qué está haciendo Talleres Gráficos Soler?
Talleres Gráficos Soler está trabajando en el sector digital con mucha rapidez. Estamos analizando las opciones con mayor valor añadido en este campo y a partir de ahí desarrollando estas nuevas tecnologías. El mundo del papel, tal y como lo hemos conocido, empieza a dar paso a otras tecnologías más eficientes, menos contaminantes y más económicas. Lo mismo ocurre en otros muchos sectores y lo estamos viendo cada día.
Creo que a día de hoy resistir es ya de por sí un éxito y evidentemente hay que estar atento a como evoluciona el sector en términos globales. Hay que estar muy informado y con datos reales.
¿Notan la comprensión, colaboración y complicidad de los poderes públicos y su entorno social más próximo para implantar esas mejoras?
Los poderes públicos están desbordados por los acontecimientos y van a tardar mucho en reaccionar en lo que se refiere a las ayudas para los sectores con mayores perspectivas de futuro, así como en dejar de ayudar con prioridad a sectores con una alta tasa de empleados pero que es necesario reconvertir.
El entorno social es consciente de la situación mucho más de lo que puede parecer, en general hay miedo y ganas de líderes que expliquen la verdad por muy dura que sea.
¿Cuáles son en su opinión los puntos fuertes y los débiles en su sector, y en la economía catalana y española en general, para enfrentarnos a un entorno cada vez más competitivo e impredecible?
La dependencia de España de los sectores de la construcción, el automóvil y el turismo la hacen muy vulnerable, con mano de obra poco especializada y que aporta escaso valor añadido.
Se ha olvidado con frecuencia que los sectores con alto grado de investigación, especialización técnica, nuevas tecnologías están dominando y cambiando el mundo. Creo que el caso de Internet, por ejemplo, no necesita palabras.
Por otro lado hemos sido capaces de crear empresas líderes internacionalmente en diversos sectores (banca, telecomunicaciones, energía), lo cual también hay que valorar.
Lo que debería hacerse es incentivar a las pymes para que se aventuren hacia proyectos de alto valor añadido y no se queden encalladas en los proyectos de siempre.
En realidad el problema es global, se crítica mucho a España y a Cataluña pero lo cierto es que todos los países están sufriendo mucho. Los datos son relativos y tener toda la información es imposible. Lo cierto es que en España, como ya he dicho antes, hay mucho miedo por parte de los gobernantes a crispar el ambiente a nivel del trabajador, tanto público como privado.
Hay que negociar sin descanso y explicar la verdad, aunque sea a pequeñas dosis, y la gente irá entendiendo poco a poco que estos cambios son inevitables.
Respecto a mi sector está claro que, como en otro muchos sectores tradicionales, existe un exceso enorme de oferta acompañado de un cambio tecnológico inevitable, lo cual si sumamos ambas cosas nos da una situación muy complicada. Existen soluciones pero no son fáciles.
El punto fuerte es, sin duda, que las empresas que sobrevivan y se adapten tendrán un mercado más reducido pero con menos competencia, y si optimizan su tamaño serán negocios estables y con posibilidad de reinversión.