Entrevista a Eduardo Montes
septiembre 6, 2010Eduardo Montes es ingeniero industrial, preside el Club de Excelencia en Sostenibilidad y forma parte del Consejo de Administración de Siemens S.A., de Mecalux S.A. y de los Consejos Asesores de Mercápital e Iberéolica. Es también miembro del Consejo de la Fundación Bertelsmann, ha presidido el Grupo FerroAtlántica y, en 2007, se le concedió la Cruz de Caballero de la Orden del Mérito de la República Federal Alemana.
El concepto sostenibilidad tiene muchas acepciones: económica, corporativa, social, medioambiental…
Siempre he defendido el concepto de sostenibilidad como la pervivencia de la empresa en el tiempo y esto no se podría lograr sin tener unos buenos resultados económicos, respetar el entorno y en definitiva ser un buen ciudadano en los países en los que operes.
La entidad que usted preside se presenta como una asociación de un grupo de grandes empresas que apuestan por el crecimiento sostenible desde el punto de vista económico, social y medioambiental. Entre sus objetivos está el de transmitir buenas prácticas en Responsabilidad Corporativa al tejido empresarial español. Cuál es el nivel medio de la gran empresa española en este terreno.
El análisis que realizamos cada dos años a través del Estudio sobre el Estado de la Responsabilidad Corporativa que realizamos para el Gobierno de España, nos muestra que hay muchas compañías trabajando en esta materia pero que todavía son escasas aquellas que integran este concepto en toda la cadena de valor. No obstante, y pese al período de crisis que sufrimos, vemos que hay un gran avance en la materia y que muchas de las empresas españolas con operación global están liderando a través de sus buenas prácticas este movimiento.
Y en cuanto a las pymes, ¿estamos en el nivel medio europeo o tenemos que mejorar?
En éste, como en otros movimientos de management, son las grandes empresas las que empiezan trabajando para incorporar este tipo de prácticas y las que tienen en cierta medida la responsabilidad de transmitir este concepto a la pequeña y mediana empresa. Nosotros hemos puesto nuestro granito de arena con la publicación de la guía para la implantación de la responsabilidad corporativa en la pyme que hemos elaborado en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y Pricewaterhosecoopers la cual se ha distribuido a nivel nacional e internacional.
La responsabilidad corporativa y la responsabilidad social de la empresa también entran en su ámbito de actuación. Cuáles son las perspectivas que tenemos en este terreno, en qué hemos avanzado y qué nos falta por conseguir.
Como decía anteriormente hay compañías que están trabajando a un nivel táctico realizando actividades puntuales. Creemos que lo idóneo es hacerlo a nivel estratégico, es decir, apoyado por la alta dirección, integrado en toda la cadena de valor y analizando el retorno de la inversión en activos tangibles e intangibles para la empresa.
Puesto que somos un país relativamente joven y con perspectivas de crecimiento económico a medio plazo, ¿puede señalarnos cuáles debieran ser los aspectos básicos de nuestro propio desarrollo sostenible?
Para mí el principal factor debe ser el fomento de la innovación y la apuesta decidida por la internacionalización de la empresa española. Tenemos muy buenos ejemplos en el mundo industrial, energético, bancario y de comunicaciones. Igualmente deberíamos de desarrollar como una de las fuentes principales de nuestra riqueza actual un patrón de infraestructuras y servicios que atraigan a nuestro país un turismo de calidad. En general la sostenibilidad de nuestro país a largo plazo viene de la mano de tres aspectos fundamentales: la competitividad, las normas de buen gobierno y responsabilidad social de las compañías y el respeto al medio ambiente.
En el cuerpo social va calando la idea del calentamiento global y del cambio climático. ¿Cómo ve la aplicación de las conclusiones de la Cumbre sobre el Clima de Copenhague, a nivel global y en la parte que nos toca?
Creo que los esfuerzos por frenar el cambio climático deben ser globales y no sólo de un conjunto de países. Valoro por ello positivamente los esfuerzos llevados a cabo por países de vital importancia como son China y EEUU.
España ha realizado un gran esfuerzo en estos últimos años en el desarrollo de las energías renovables. Cree posible llegar al objetivo del 20% del total de producción de energía en el año 2020 procedente de estas fuentes.
Me parece que es un objetivo difícilmente alcanzable y que quizá lo más complejo es conseguir la integración de estas energías en nuestra red eléctrica y si bien es cierto que teniendo en cuenta que Red Eléctrica es líder mundial en este aspecto creo que dentro de las energías renovables debemos de insistir en aquellas que son gestionables.
Aunque pueda parecer políticamente incorrecto, sus partidarios en España presentan a la energía nuclear como un factor clave en el abaratamiento de costes. En cuanto a la descarbonización atmosférica por la parte que nos toca, ¿hemos de plantearnos, por ejemplo, seguir la estela francesa y británica?
Las plantas de energía nuclear de última generación presentan enormes niveles de seguridad y desde luego un respeto grande al medio ambiente en lo que se refiere a emisiones dañinas para nuestro planeta, por tanto, sí creo que deberíamos no sólo no restar potencia instalada nuclear sino incluso aumentarla.
Ya que, en todos los terrenos, lo que sucede en EE UU nos afecta tan directamente a los europeos, después de la catástrofe del golfo de México cree usted que es previsible un clamor social y un cambio radical de mentalidad en uno de los países más contaminadores del planeta.
Desde mi punto de vista va a influir en una toma de conciencia del pueblo americano y es previsible un clamor social pero en ningún caso creo que esto nos lleve a un cambio radical en la mentalidad del país.
Y la consecuencia lógica: para cuando cree que los grandes fabricantes (aliados con los gobiernos) proporcionarán transportes masivos y eficientes, al alcance de todos los bolsillos, que no funcionen con combustibles fósiles, o sea caros, peligrosos y altamente contaminantes.
Vamos en la senda, ya existen alternativas de uso comercial a los combustibles fósiles como pueden ser los biocombustibles y muy probablemente la solución a largo plazo pase por los vehículos de tracción eléctrica, teniendo en cuenta que un problema de resolución complicada es la existencia de baterías que de forma práctica puedan almacenar la energía eléctrica necesaria para dotar a esos vehículos de prestaciones y autonomía similares a los actuales.
Francesc Ribera