Estoy convencido de que seremos uno de los países más dinámicos de la zona euro en los próximos diez años.
Usted acaba de regresar de una visita institucional a la India, como representante de CEOE, ¿nos puede avanzar algunas conclusiones del viaje?
Efectivamente, acabo de estar en la India en representación de la CEOE, gracias al trabajo conjunto que hacemos con Cámara de España. Nos ha acompañado el vicepresidente José Vicente Morata, en representación de su presidente José Luís Bonet. Ha sido un viaje muy exitoso, con el apoyo del Gobierno español, y ha sido coordinado por el secretario de Estado de Comercio Jaime García-Legaz. Hemos firmado un convenio de colaboración con la Confederación de la Industria India (C.I.I.). Hemos hablado con cuatro ministros, lo que no es muy habitual. Han sido los ministros de Industria, de Comercio, de la Vivienda y el de Transporte aéreo. Ha sido, sin duda, un éxito de la embajada el conseguir que nos reciban en estos cuatro ministerios. A ello ha contribuido también el hecho que España y Barcelona están de moda. Hemos podido comprobarlo. Desde aquí hemos incorporado la visión del Smart City, una visión de futuro en la que Barcelona se ha vuelto un referente mundial, y nosotros aquí tenemos previsto hacer una lectura profunda sobre esta cuestión.
¿Tienen previsto potenciar el área internacional en la CEOE, cuál es su función en este ámbito?
Efectivamente, con el presidente Juan Rosell consideramos que era necesario este nuevo impulso. En el periodo anterior yo había presidido la Comisión de Régimen Interno y había sido uno de los cinco vocales de la Comisión Financiera. Ahora, en el ámbito de la vicepresidencia que ostento, hemos creído que es bueno impulsar esta área de actividad. En las otras vicepresidencias también se han cambiado los espacios de responsabilidad, aprovechando el inicio del nuevo periodo o legislatura. Mi trabajo no comporta el ámbito de la Unión Europea. Creemos que tiene mucho interés recuperar un espacio que se inició con el proyecto CEOE Internacional, después de considerar que no había alcanzado las expectativas que se habían puesto en él.
Foment ha mantenido siempre una especial vinculación con CEOE, ¿nos puede resumir la trayectoria reciente y la situación actual de la patronal catalana en relación a la española?
Foment fue fundador y uno de los principales impulsores de CEOE. Esta circunstancia comporta un compromiso histórico especial. Ha habido momentos en que hemos tenido una presencia más limitada, tal vez porque no había una relación fluida y de confianza con los presidentes. Esto, es evidente, ha mejorado de forma notable desde que Juan Rosell es presidente. En los últimos cuatro años se han hecho ajustes importantes en CEOE, se ha reestructurado la organización y hemos elaborado, en la Comisión de Régimen Interno que yo presidía, el Código Ético y de Buen Gobierno. Ésta era una pieza importante para que nosotros nos sintiéramos más cómodos, y más conociendo la demanda social existente en este sentido.
CEOE está gobernada fundamentalmente por las organizaciones sectoriales, que representan al 65% de los socios de la entidad, y que son las que le dan más sentido al proyecto porque responden directamente a los intereses empresariales. Foment y la madrileña CEIM fuimos fundadores de CEOE, junto con la Asociación Española de Banca, la sectorial del papel y alguna territorial más. Así pues, estas entidades territoriales tenemos un compromiso especial con CEOE, para que la buena salud y su actuación ejemplar sean percibidas por el cuerpo social. En el caso de Foment no hay que decir que ahora nos encontramos más cómodos en CEOE, gracias a la presidencia exitosa de Juan Rosell, que ha venido a superar la falta de química con el presidente Jose Maria Cuevas y su secretario Juan Jiménez Aguilar, y después en la época de continuidad de Gerardo Díaz Ferran. Gracias al presidente Rosell, se está haciendo además un cambio organizativo interno que es muy necesario, ya que hoy en día, gracias a las comunicaciones, los equipos pueden ser más reducidos.
Vamos a seguir centrándonos en la actualidad.¿Estamos saliendo de la crisis económica? ¿Cuál es su percepción desde el puesto institucional de presidente de Foment del Treball?
Estamos saliendo de la crisis sin ninguna duda, pero esto no significa que no haya riesgos que perjudiquen la tendencia positiva que registran los principales indicadores de la economía española. El estancamiento de las principales economías europeas, como Francia, Alemania e Italia, es, posiblemente, uno de los principales riesgos que pudieran afectar a la actividad económica de nuestro país ya que incide en las exportaciones, uno de los más importantes motores de la recuperación. Las familias y las empresas de nuestro país han hecho un esfuerzo admirable durante estos años y se han adaptado a las reformas que se han impulsado desde el Gobierno. Nuestra economía se está recuperando, pero todavía no es evidente para las familias y empresas.
¿Y cómo cree que perciben los empresarios, los de las pymes y los de las grandes empresas, la coyuntura actual?
Las empresas medianas y pequeñas afrontan la situación actual con inquietud sabiendo que deben hacer un gran esfuerzo para crecer y ser más eficientes a través, fundamentalmente, de la innovación. Las dificultades para acceder al crédito todavía existen, si bien se detecta más capacidad de financiación que hace doce meses y esto facilita las inversiones para crecer.
En cuanto a la gran empresa se ha preparado estos años de crisis para afrontar los retos de una nueva economía. Su estructura es más ligera y más ajustada, pero al final debe también competir con los grandes en un mercado más global. Los sectores tradicionales deben adaptarse también a una nueva economía digital que afecta a todos, sin excepción, y que cambia nuestros sistemas de producción, distribución y consumo.
¿Cree que nuestras empresas y la sociedad en general se están preparando adecuadamente para la cada vez más intensa competitividad internacional; a la vez que, previsiblemente, para unos cuantos años con tasas de paro todavía altas? ¿Qué se puede hacer para no quedar desbordados en estos dos frentes?
Es evidente que las empresas y la sociedad nos preparamos, pero no siempre de la forma más adecuada. Nuestro país todavía sufre un retraso en cuanto a la enseñanza y formación en idiomas y eso es bastante sorprendente que todavía esté ocurriendo. En todo caso, nuestros jóvenes están bien formados y tienen competencias muy cualificadas para ser excelentes profesionales, tal y como se está demostrando con los contratos que firman jóvenes de nuestro país para trabajar, por ejemplo, en empresas alemanas. El reto es ahora conseguir que nuestras empresas puedan generar el suficiente trabajo para evitar que los jóvenes marchen de nuestro país. Estoy convencido, en todo caso, que seremos uno de los países más dinámicos de la zona euro en los próximos diez años.
Usted acaba de iniciar su segundo mandato en Foment, ¿podría hacernos un breve resumen de los objetivos conseguidos y de los que se plantean en su junta directiva de cara a los próximos cuatro años?
Durante estos cuatro años, hemos trabajado intensamente para que las empresas identificaran en Foment el mejor espacio para encontrar oportunidades, generar relaciones de negocio y conducir sus problemas hacia la administración gracias a que somos interlocutores en Catalunya, en Madrid –a través de la CEOE– y en Bruselas –a través de la Business Europe–. Nuestra institución organiza cada año más de 100 sesiones de trabajo, jornadas y foros profesionales que facilitan la creación de oportunidades de negocio.
En el sentido más estratégico de la institución, nos marcamos tres líneas que han sido nuestro eje y marco de prioridades: la Reforma Laboral, la defensa del Corredor Mediterráneo –infraestructura principal para impulsar nuestra actividad económica– y el Pacto Fiscal, en cuya defensa hemos insistido ante todas las instancias políticas de la administración autonómica y del Estado. En este punto, a pesar de la compleja situación política que vivimos, continuamos creyendo que un buen Pacto Fiscal para Catalunya sería la mejor opción para resolver el bloqueo y el encaje de Catalunya en España.
Respecto al futuro, en los próximos cuatro años queremos continuar trabajando en todo lo anterior, pero poniendo el foco en los tres aspectos esenciales que permitirán crecer a las empresas: la internacionalización, la innovación y la formación.
¿Cuáles son las fortalezas y los hándicaps de la economía catalana y española? ¿En qué aspectos concretos cree que hay que incidir más para asegurar el inicio de una nueva etapa de prosperidad?
Estas cuestiones ya veo que van saliendo en la conversación, pero para resumir yo le diría que nuestra fortaleza es la capacidad de emprender nuevos negocios. Catalunya ha sido históricamente –y continua siéndolo ahora– emprendedora, es una sociedad que genera empresa. ¿El hándicap? Entendemos que salvando numerosas excepciones, tenemos pendiente la innovación. Y sólo con innovación y nuevas tecnologías es posible crecer.
¿En cuanto a la sociedad y al momento político? ¿Cree que la sociedad en general y el estamento político están concienciados para los retos de la nueva etapa que tenemos por delante? ¿Ha mejorado o cree que debe mejorar el reconocimiento social a la figura del empresario y a su labor específica en el conjunto de la sociedad?
La sociedad y la clase política están concienciadas. Hemos vivido unos años muy duros, pero con toda probabilidad somos ahora mejores que hace diez años. La gran responsabilidad que tenemos es no olvidar todo lo que ha ocurrido, porque debemos ser conscientes de que buena parte de los motivos de la crisis se generaron en los mejores momentos de la economía, cuando parecía que todo iba bien, que se ganaba dinero con facilidad. Fue en en esos momentos cuando los sistemas de control se relajaron y estalló la crisis.
Respecto al reconocimiento del empresario, es cierto que nos gustaría que fuera superior. Poniéndolo en contexto, vivimos un momento de falta de confianza hacia las instituciones, hacia la política, hacia todo aquello que parezca que se acerca al poder. Visto así, creo que el empresario no es el que sale peor parado y que cada vez más la sociedad, los ciudadanos y ciudadanas, entienden que las empresas son actores principales de la actividad económica, de la creación de riqueza y de la ocupación.
¿Cómo perciben desde Foment la presión de una parte considerable de la sociedad catalana tendente a la separación de España? ¿Cómo cree que puede resolverse este problema?Hemos comentado antes que la defensa de un Pacto Fiscal para Catalunya ha sido uno de nuestros ejes prioritarios; porque, después de más de 30 años a partir de la transición, Catalunya ha sido siempre leal y solidaria con otros territorios, pero esto no puede ser para siempre y, mucho menos, que suponga la pérdida de competitividad de Catalunya en el conjunto de España. Lamentablemente, no ha sido posible avanzar en esta línea que requiere mucho diálogo, romper muchos prejuicios y deshacerse de demasiados lastres que se han ido acumulando a lo largo de estos años.
Pero insisto, el pacto Fiscal e Institucional de Catalunya y España permitiría que sigamos juntos en beneficio de todos.
El incremento de la tensión política y social nos pilla en un momento de cambio a todos los niveles, en la tecnología, la innovación, las formas organizativas, etc. ¿Cree que las empresas catalanas y españolas podrán mantener en los próximos años el nivel de excelencia necesario para competir en el mercado global? ¿El marco político les ayudará en este cometido?Por supuesto, las empresas avanzarán en su nivel de excelencia. La inestabilidad política no es buena para la economía, pero las empresas sólo piensan en trabajar. Desde Foment siempre pedimos a los gobernantes que gobiernen, que garanticen un marco de seguridad jurídica, y los empresarios debemos ser tenaces para desarrollar proyectos que creen riqueza y ocupación, al margen de si hay una, dos o tres convocatorias electorales en el calendario.
Francesc Ribera