¿Algún complejo de inferioridad para no tener un país como los mejores? Nada es permanente excepto el cambio. Para avanzar colectivamente.
La comarca del Vallès, junto con el Llobregat y la química del Camp de Tarragona, es uno de los pilares de la capacidad industrial y emprendedora de Catalunya. Cecot, sin embargo, parece que va más allá de una simple delegación territorial. ¿Podría resumirnos sus características esenciales?
Para comprender la estructura de nuestra entidad es necesario saber que la Cecot es una asociación empresarial multisectorial, constituida en 1978 en Terrassa (Vallés) con el liderazgo de los gremios textil y metalúrgico e integrada por una gran diversidad de gremios y asociaciones empresariales, lo que definimos como una patronal de patronales; y como tal, actúa como representante ante los interlocutores sociales y presta directamente o indirectamente los servicios más avanzados para fomentar la competitividad de autónomos, microempresas, pymes y grandes empresas. Teniendo en cuenta la diversidad de colectivos empresariales que la forman, el ámbito de actuación va en función del ámbito de cada colectivo. Representamos colectivos empresariales con ámbito autonómico, otros de ámbito estatal o algunos de ámbito regional o comarcal.
Edificio institucional de la patronal Cecot. Se trata del edificio Pasqual Sala, un almacén construido en 1873 por el industrial del mismo nombre, que fue sede del Institut Industrial (gremio textil) hasta 1978 en que nació Cecot.
No obstante tenemos muy presente nuestros orígenes, que se remontan más allá del año 1400 en sectores como el textil, que junto con el metalúrgico fueron los grandes protagonistas de la revolución industrial y empresarial durante los siglos XIX y XX. Siendo el Vallés la región, por cierto, más industrializada del país. Y os explico por qué: la economía del Vallés logra un peso considerable en el conjunto de Cataluña y, especialmente, en la región metropolitana de Barcelona (RMB): la aportación de este territorio al PIB catalán en 2009 representaba cerca del 17%, porcentaje superado únicamente por el Barcelonés, donde la polarización de todo tipo de servicios y el gran peso demográfico permiten explicar su mayor aportación al PIB catalán (un 35,9%). Si la comparación se establece con la RMB, el peso relativo del Vallés ascendía hasta un 23,8% del PIB metropolitano.
Así, su aportación al VAB industrial de Cataluña en 2009 era del 25,6%, superando en más de cinco puntos porcentuales la correspondiente al Barcelonés y casi duplicando la del Baix Llobregat.
¿Cuál ha sido la trayectoria de la entidad y especialmente cuál ha sido su evolución en los años de crisis que estamos viviendo?
La crisis y su larga estela de dureza de factores han provocado el cierre de muchas empresas y negocios de profesionales autónomos, afectando a la masa empresarial a representar. Se ha producido con más virulencia en sectores como el de la construcción y todos los auxiliares como pintores, instaladores, ebanistas, etc. por los motivos que todos conocemos, y ha afectado menos a sectores como el biotecnológico o algunas ramas del químico, por poner algunos ejemplos.
La tarea de la Cecot en todo este tiempo ha sido, y continúa siendo, reivindicar a las administraciones marcos legislativos “business oriented” que ayuden y faciliten la generación de actividad empresarial y la modernización del país. Unos marcos que deberían haberse definido en los periodos de bonanza, cuando todo iba bien, en lugar de tener que asumir los defectos del sistema más las consecuencias de la crisis. Además las administraciones reaccionaron muy tarde, con muy poca ambición y sin aprender de las decisiones de los que ya las habían tomado hacía tiempo. Han sido las propias empresas, es decir, las personas que en ellas trabajan, las que con esfuerzo y muchos sacrificios, decisiones muy duras en cuanto a reestructuraciones y recortes, sin apoyo financiero, con un mercado laboral nada flexible y asumiendo más riesgo de lo que ya es habitual, las que han sido capaces de sobrevivir a los seis años que hace desde que entramos en un cambio de paradigma económico y empresarial.
Por eso creo en organizaciones como la Cecot, un instrumento al servicio de las empresas y de las personas que trabajan en ellas. Que busca conectar actores económicos para poder ayudar al tejido empresarial, buscar nuevas oportunidades y en definitiva, cooperar. Para ganar en eficiencia, dimensión y confianza.
Resumiendo, la Cecot es motor de progreso e instrumento de cambios.
Ustedes basan una gran parte de su actuación en la Formación y en la Innovación. ¿Cómo pueden incidir en estos apartados esenciales contando con un sistema de Formación Profesional deficiente y con una caída brutal en los presupuestos de investigación?
Estamos en la resaca y salida de una crisis. Crisis económica, pero colateral a la crisis principal: la de valores y de actitudes de las personas. La que cronológicamente y silenciosamente primero quebró. La formación es un aspecto que siempre nos ha preocupado, y no solo la formación técnica. Creemos que para la persona no hay nada más estratégico y positivo que su formación y educación. Colectivamente nos conviene el perfil de individuo con criterio, autonomía, positivismo y auto exigencia.
Hace décadas que sufrimos un discurso político paternalista; es directamente una falta de respecto a la persona y una pedagogía traidora. Y es que no es por azar hasta dónde hemos llegado en carencia de nivel escolar y comprensión lectora. No pasa en ninguna parte más del mundo que la Ley de educación se cambie cada cinco años. Para los empresarios la formación de las personas es el elemento más importante de competitividad y, en cambio, se regula desde la confrontación partidista. Estas debilidades acaban apareciendo y las pagamos las personas. Un gran fracaso colectivo.
Lo que más necesita la sociedad, la política y la economía es un cambio de valores y de actitudes.
Para la Cecot, el gran reto, y al que pensamos dedicar los más grandes esfuerzos, es conseguir vivir en una sociedad orientada a la libre iniciativa de las personas. En términos de modelo económico, las personas empresarias y las empresas son los fundamentos del sistema. Los generadores de ocupación y progreso económico y social. Consecuentemente, esta sociedad anima a las personas a asumir riesgo y es tolerante al revés empresarial o fracaso profesional, ofreciendo la segunda o tercera oportunidad. Que asume que “tú” eres el principal responsable de tu futuro.
Por eso propuestas como la formación dual nos parecen necesarias para acercar el mundo de la empresa real al de la formación académica y forjar conjuntamente valores como los que he descrito en las generaciones más jóvenes. Varios gremios de Cecot fueron pioneros en pruebas piloto de formación profesional en alternancia con resultados muy positivos.
Estamos comprometidos en prestigiar la formación.
En lo referente a la investigación, siempre hemos pedido que se incentive en mayor medida la investigación aplicada. Por poner un hecho concreto, en 2012 manifestamos al Gobierno nuestro desacuerdo con el recorte del 25,5% en I+D+i en los PGE. Y la peor parte se la llevó la investigación civil que pasaba de 7.576 millones en 2011 a 5.633 en 2012, (25,6% de reducción) y dentro de esta, la destinada a la investigación aplicada, que es la que realizan los departamentos de I+D de las empresas, era la peor parada. Por el contrario, el Gobierno mantenía prácticamente intacto el presupuesto del CSIC (2,8% menos respeto 2011), un organismo destinado a la investigación básica y que tan poca incidencia ha tenido sobre las pymes, ni sobre la investigación aplicada que es la línea que hay que potenciar para rentabilizar estas inversiones.
A pesar de ello, el centro tecnológico y de transferencia de tecnología Leitat, muy vinculado a la Cecot, viene manteniendo una línea ascendente de crecimiento, fruto de la colaboración con el tejido empresarial. Conscientes las empresas de que innovación e internacionalización son los “drivers” ganadores para ser competitivos.
Muy posiblemente, la investigación y la innovación que nos hacen falta en Cataluña nunca serán un efecto exclusivo de las universidades y de algunos centros de excelencia situados en la punta de la pirámide. Muy probablemente, el lugar que nos hace falta o al cual podemos aspirar en el mundo tiene que venir por una más modesta pero sólida aportación que ligue investigación e industria, producción y universidad y un sentido colectivo de país coordinado. Por la dureza de los hechos actuales, en todo el mundo empieza a consolidarse la idea que solo hay verdadera innovación allí donde hay producción.
Hay que hacer que los presupuestos públicos se ajusten a las prioridades empresariales y de retorno de los fondos aplicados. Y al discurso político reciente de valorar y defender la reindustrialización.
Cena anual que organiza la entidad para otorgar los premios Reconeixements Cecot al Progrés Empresarial. Las imágenes son de la edición del año 2013 en que acogió a mil asistentes. Este año se celebra la Veinteava edición.
En el ámbito catalán el empresariado se queja continuamente del déficit escandaloso en lo que se refiere a la inversión en infraestructuras por parte del Estado, ¿podría resumirnos esta problemática?
Bueno, partimos de un país, España, que año tras año es menos atractivo para hacer negocios (como varios organismos internacionales explican en sus informes, entre ellos el Doing Business que elabora el Banco Mundial) y, manden unos u otros, no aplica ni explica el razonamiento, ni la equidad de sus decisiones y desatiende de manera irresponsable territorios tan industrializados y productivos como lo es Cataluña. Estos comportamientos no tienen cabida en la cabeza de los empresarios sensatos.
Este desencanto ante el retroceso de la competitividad española y los marcos regulatorios para hacer empresa no es exclusivo del criterio de los empresarios catalanes. El empresario observa atónito y, con criterio de racionalidad se pregunta: ¿Dónde iré? La respuesta para cualquiera, sea del territorio que sea, es: donde me respeten y me dejen progresar. Personas y empresas no son prisioneras de ningún territorio.
Pero para poner un ejemplo, el Vallés, como ya he mencionado, polo manufacturero y exportador más importante del estado Español y uno de los más significados de Europa, todavía no conoce al Ministro de Industria. No sé ustedes pero yo no lo veo normal. ¿Cómo se puede hacer políticas industriales y de crecimiento sin hablar? ¿Cómo se puede priorizar la ejecución de infraestructuras sin tener toda la información?
Llevamos unos cuantos ejercicios en los que los PGE penalizan la inversión pública estatal en Cataluña y el incumplimiento reiterado de obligaciones de los Gobiernos respecto al Estatuto de Autonomía de Cataluña, nos han llevado a cuestionar la autoridad de las Administraciones Públicas que son muy estrictas con empresas y ciudadanos pero muy permisivas respecto de sus propias obligaciones.
Podríamos llegar a entender que el Gobierno justificara la reducción del déficit público como eje principal en la elaboración de los presupuestos pero es necesario cumplir con los compromisos adquiridos que han supuesto una pérdida superior a los mil millones de euros en los últimos años para Cataluña y esto tiene una repercusión directa en la reactivación económica de nuestro país. Entre enero y febrero de este año las exportaciones desde Cataluña han supuesto el 25,3% de las exportaciones españolas, no tiene sentido dejar de invertir en territorios con capacidad para innovar y exportar. Con capacidad de retorno del dinero invertido.
La contribución de Cataluña al PIB español es del 18% y desde la Cecot se considera que el recorte en los PGE no tiene en cuenta el peso relativo de Cataluña a la hora de plantear la reducción de inversión y concretamente en obra pública e infraestructuras. Además de ser injustos, los recortes en este capítulo han supuesto la destrucción de ocupación en el sector de la obra pública y han retrasado todavía más la reactivación económica que podrían comportar las infraestructuras indispensables de conexión con el puerto y el aeropuerto de Barcelona, la orbital B40 del Vallés y el corredor ferroviario Mediterráneo, entre otras.
Esta deficiencia se suma al déficit fiscal de la autonomía catalana con respecto al conjunto del Estado, que unos niegan y otros cifran en 16.000 millones de euros anuales, ¿cuál es la visión de los empresarios catalanes ante este hecho y cómo les perjudica en su actividad?
En cierto modo ya lo apuntaba anteriormente. La falta de inversión en todos los aspectos, pero en especial en aquellos que tienen una afectación directa a la generación de actividad económica, empobrecen a cualquier región.
Y llegados a este punto quisiera introducir el valor de análisis que tienen las balanzas fiscales para evitar desequilibrios y que su publicación ha sido una reivindicación histórica del sector empresarial. Desde la propia Cecot, durante nuestra cena anual en la “Nit de l’empresari” del año 2007, pedimos públicamente al ministro Solbes, presente en aquella edición, que hicieran públicas las balanzas fiscales porque muestran los criterios de asignación de recursos a las personas y a los territorios. Por lo tanto, son un instrumento importante en cuanto a la aplicación de recursos de gasto e inversión en los territorios puesto que comporta un impacto directo en la competitividad de éstos y de sus empresas. Ver que la distribución de inversiones se hace con lógica empresarial, es decir, que el retorno de la inversión sea lo más elevado posible, tiene que ser un criterio que tiene que inspirar las actuaciones de los gobiernos y sin instrumentos de análisis de este tipo es difícil hacer una buena política presupuestaria.
Como está regulado y aceptado en Alemania por poner un ejemplo, su Tribunal constitucional sentenció que un exceso de aportación de un territorio excedentario perjudica y empobrece a sus personas, físicas y jurídicas, y tiene que limitarse. Allí el tope está en el 4% del valor añadido. El promedio catalán es del doble.
Hay que incentivar el hecho de espabilarse, hay que entender que recibir fondos no es para siempre y sin contrapartidas (como los fondos europeos) y la sostenibilidad del sistema no puede perjudicar a los territorios que más generan, pues estrangula la futura generación de recursos. Es de sentido común.
Hay que hacer pedagogía y tomar decisiones coherentes.
Usted es uno de los firmantes del “Manifest del Far” del 7-5-14, en el que las cámaras de comercio y las principales patronales manifiestan su respeto a la consulta del 9 noviembre y a lo que, libre y democráticamente, decida el pueblo catalán. ¿Puede explicarnos quienes son los firmantes y qué propugnan?
Previo al “Manifest del Far”, desde la Cecot, junto a cuarenta entidades y organizaciones de la sociedad civil catalana nos adherimos, el 19 de febrero, al Pacto Nacional por el Derecho a Decidir. Una adhesión que supuso una reunión extensa en el Parlamento de Cataluña para consensuar un documento propuesto por el expresidente del Parlamento Joan Rigol.
El texto apostaba por centrarse sólo en el Derecho a Decidir como expresión de la voluntad ampliamente mayoritaria de Cataluña, formular propuestas de actividades en este sentido, de forma cívica y pedagógica, y concentrarse en el «profundo sentido democrático» de la propuesta.
Desde la Cecot nos adherimos porque consideramos que el Derecho de consulta es un elemento estructural de calidad democrática de cualquier país. Hay que entender que no queremos una consulta para una sola vez y una sola pregunta. Ser consultados habitualmente ayudará a orientar las decisiones políticas sobre los temas más significativos y colectivos.
La democracia no nos asusta; la intolerancia y la ignorancia, sí.
A partir de aquí, las cámaras de comercio de Cataluña (14), con el Consejo Catalán de Cámaras, conjuntamente con catorce patronales firmamos a principios de mayo el “Manifest del Far” en Llafranc (Girona). El manifiesto consta de tres puntos y establece: nuestra adhesión al Pacto Nacional por el Derecho a Decidir y el apoyo incondicional al proceso emprendido por nuestro Parlamento, avalado por una amplia mayoría de sus disputados, que tiene que permitir que nuestros conciudadanos puedan, libremente y democráticamente, expresar su voluntad sobre el futuro del país; nuestro compromiso de respetar y apoyar la decisión que tome el pueblo de Cataluña, sea cual sea; y, finalmente, nuestra voluntad de adaptar la actuación de nuestras empresas a esta voluntad, de forma que puedan continuar contribuyendo al progreso y al bienestar de nuestra sociedad.
Los representantes de las cámaras de comercio y de las patronales catalanas reunidos en Llafranc.
Fotografía facilitada por la Cambra de Comerç de Girona.
Usted es uno de los firmantes del “Manifest del Far” del 7-5-14, en el que las cámaras de comercio y las principales patronales manifiestan su respeto a la consulta del 9 noviembre y a lo que, libre y democráticamente, decida el pueblo catalán. ¿Puede explicarnos quienes son los firmantes y qué propugnan?
Está demostrado que el buen funcionamiento de las instituciones públicas es un elemento que favorece la actividad económica y genera confianza. Es en este sentido que los empresarios tenemos claro que consultar a la ciudadanía es un elemento de calidad democrática. También sabemos, por puro sentido común, que en una sociedad democrática, a diferencia de una dictadura, no es la Ley la que determina la voluntad de los ciudadanos, sino que es ésta la que crea o modifica la legalidad cuando sea necesaria. ¡Cómo se puede poner en entredicho! Con este retador panorama, ¿qué iniciativas planteamos los empresarios? Nos sentimos en rebeldía y nada resignados. Sin duda, ha llegado el momento de ocuparnos de nosotros mismos y pasar de la cultura del silencio a pronunciarnos, para defender las empresas y las personas. Y lo primero que tenemos que exigir es que política y sociedad se sitúen al mismo nivel, en el mismo plano. Y comenzar un diálogo permanente y discreto para alinear economía y empresa con política. A esto es a lo que llamamos co-liderazgo de país, en la Cecot. Durante mucho tiempo los ciudadanos hemos hecho dejación de funciones a los políticos, y creemos necesario responsabilizarnos e implicarnos en las decisiones que afectan a nuestra sociedad. Escuchar al empresariado tiene evidentes ventajas; los presupuestos públicos dejan de ser una sorpresa porque se acuerdan previamente. Los proyectos de ley se preparan y se pactan. El gasto se ajusta en base a indicadores y se fijan las prioridades; las de inversión especialmente. Y se utiliza una contabilidad pública entendedora; que diferencia gasto, de inversión y las fuentes de ingresos para atender el gasto corriente de las fuentes de financiación para las inversiones o los gastos extraordinarios. Normal. Cómo pasa en los países que van bien.
Pero hay que reconocer que el inmovilismo, generalizado desde hace años en España, y una historia económica acelerada en la que competimos y vivimos no son compatibles. Nuevas estructuras de Estado para seguir igual, no tendría sentido. Es la oportunidad de reescribir, en base cero, lo que hemos aprendido que no funciona y no es homologable internacionalmente. Refundar o fundar. ¿Algún complejo de inferioridad para no tener un país como los mejores? España debería planteárselo igualmente. Nada es permanente excepto el cambio. Para avanzar colectivamente.
Con independencia del calendario y marcos políticos, como empresarios queremos hablar y acordar cuanto antes el modelo de sociedad y economía que necesitamos. Es previo e independiente de la gestión política.
El desconocimiento de la realidad catalana por parte de la mayor parte de los ciudadanos españoles, que no tienen el catalán como lengua vernácula, parece que ha llegado a niveles difíciles de contrarrestar, al menos en el corto plazo. ¿Cree usted que es posible y, sobretodo, práctica la labor de pedagogía que desde hace años se han autoimpuesto algunos políticos comunicadores catalanes ante el poder central y el conjunto de España?
No hay peor ciego que el que no quiere ver. La radicalidad no existe mayoritariamente en ninguna de las partes, aunque pueda haber interés en explicar otro relato. Si nos mueve la buena fe, el respeto mutuo a las personas, se debería poder dialogar y acordar.
Parece evidente que Catalunya y el resto de regiones y nacionalidades del Estado español marchan a un ritmo diferente. ¿Este paso distinto también se percibe en el asociacionismo empresarial? ¿En qué aspectos, por ejemplo, se diferencia Foment del Treball de las patronales de otros ámbitos territoriales españoles o de la misma CEOE? ¿Y, en su caso, cuáles serían las características diferenciales de Cecot?
El fenómeno de la globalización, la crisis internacional y el contexto económico ha afectado en mayor o menor medida a todo el mundo y a todos los territorios. ¡Quién podía imaginar que desaparecerían las cajas de ahorros! En el ámbito patronal también estamos experimentando cambios ya que las necesidades empresariales son distintas, porque el contexto es distinto. En nuestro caso, la Cecot es una organización empresarial de base, muy cercana a las empresas, multisectorial, y orgánicamente estamos adscritos a Foment del treball, en la que participamos en sus órganos de gobierno.
Nuestro papel, y creo que el valor que aportamos al debate empresarial, es poder trasladar las problemáticas y necesidades de la realidad empresarial de manera directa. Todos los miembros de las juntas directivas de la Cecot son empresarios y empresarias en activo, con las preocupaciones básicas para cerrar cada ejercicio en positivo y mantener la actividad empresarial, y los puestos de trabajo. Esto nos permite añadir dosis de realismo a nuestro discurso patronal. Nos permite priorizar y dirigir los ejes para la defensa de los intereses empresariales de nuestros asociados. Ponemos ambición y pasión.
A diferencia de Foment, que es la organización cúpula que integra a las asociaciones sectoriales y territoriales, nosotros tenemos asociadas directamente a miles de empresas catalanas, a las que acompañamos en su día a día; en complementariedad funcional con la cúpula patronal catalana, Foment del Treball, que es la representante de la empresa catalana en la CEOE.
Pero esto no impide que desde la Cecot desarrollemos proyectos empresariales, como el Centro de Reempresa de Catalunya, que implica colaboraciones con organizaciones empresariales y colegios profesionales de toda Catalunya. Así como con distintas administraciones públicas.
Reempresa, conjuntamente con la Dirección General de Pymes del Ministerio de Industria, se está extendiendo por todas las comunidades.
Este proyecto ha creado y seguirá ampliando el mercado de la compra-venta de pequeños negocios y empresas con el fin de evitar que cierren. Mantener tejido empresarial, preservar puestos de trabajo y ser germen de nueva contratación son los resultados que ya están produciéndose.
El Centre de Reempresa de Catalunya, impulsado per la Cecot a finales del 2011, pretende estructurar el mercado de la compra-venda de negocios pequeños en Catalunya. El año 2013, en el marco del salón BizBarcelona, una de las actividades que organizó fue la ponencia del catedrático Oriol Amat.
Estamos en una etapa de crisis de los antiguos paradigmas y de aceleración vertiginosa de la ciencia, la técnica, la innovación y las formas de organización empresariales. ¿Cómo concibe el desarrollo de Cecot en el inmediato futuro y cómo piensa que debe ser el asociacionismo empresarial ante los desafíos que tenemos por delante?
Recapitulando en parte, el mensaje prospectivo lleva aparejada una mayor aportación de valor de las organizaciones empresariales a las empresas. Tanto en colaborar a mejorar su cuenta de resultados como a ser su voz frente y al lado de los actores económicos y sociales.
De fondo, el gran reto es tener una sociedad “business oriented”, que entienda y defienda que la empresa es la célula madre de la economía, la principal generadora de progreso, ocupación, innovación y cambios.
Una sola moneda, dos caras, competitividad y cohesión social. Pero la secuencia ha de ser en este sentido.
Responsabilidad y compromiso por parte de cada persona para generar, desde el esfuerzo, excedentes que faciliten disponer, de manera sostenible, una sociedad de bienestar. Que se ha de administrar con criterios de equidad y eficiencia. En colaboración público-privada. La tecnología i las redes marcarán cambios profundos.
Francesc Ribera